Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

domingo, 4 de diciembre de 2016

Romano

Bueno... ahora sabemos los motivos y los hechos que llevaron a Mael a tener a Marius encerrado.

Lestat de Lioncourt



Fue horrible. Los dioses se calcinaron aquella noche. Era como si el fuego y el sol hubiesen podido penetrar tras la oscura y rugosa corteza de los árboles. Gritaban. Recuerdo esos terribles alaridos como si fueran aullidos de lobos hambrientos. Salí de mi choza, mi amante se quedó tumbado sobre las pieles y yo corría únicamente con la túnica más vieja que tenía. Mis pies dolían, pues no llevaba zapatos y me golpeaba con las piedras del camino.

Vi como ardía uno de los árboles, el más imponente de todos. Creí que habían sido los romanos, pero ni siquiera ellos eran capaces de hacer cosas de semejante calaña. Ellos carecían de dioses propios, habían aceptado grandes leyendas y verdades de otras tierras. No lo harían.

Pronto los gritos pararon pese a que se había formado una cadena entre los guardias de los Dioses. Una cadena que servía para pasar cubos de agua helada, proveniente de un río cercano, de mano en mano hasta el fuego. Un fuego terrible. Un fuego que se llevaba todo consigo.

El silencio fue horrible. La sensación de vacío que sentí lo fue mucho más. Perdí el equilibrio llorando. No obstante uno volvió a llorar. Eran gemidos de dolor y amargura. Sin miedo me intenté incorporar, pero al final fui gateando hasta la entrada a su templo, un gigantesco roble, y entré. Allí vi una criatura quemada, muy frágil, y con unos ojos castaños tan intensos como peligrosos.

—Tienes que buscar un nuevo dios al que yo le proporcione mi sangre, pues sólo de ese modo podrá sobrevivir vuestras creencias, vuestro saber, vuestro poder... vuestra verdad—susurró sentándose en el suelo, quedando algo encogido—. Te conozco desde que eras un niño. Tu corazón es bondadoso y tú podrás hacer la elección correcta. Busca a un hombre culto, atractivo y fuerte. Búscalo.


Salí de allí con el mensaje de nuestro dios. Me erguí decidido alzando los brazos y elegí a mi primo para que me ayudara. Pedí algo más que cultura, belleza y fortaleza. Exigí que fuera alto y descreído. No quería que estuviera contaminado por las extrañas religiones que nos rodeaban, pues sabía que había hombres que se burlaban de la religión y vivían aferrados únicamente a su razón. Ese hombre, ese único hombre, tuvo que ser Marius. Que yo recuerde no pedí a mi primo terquedad y egoísmo.   

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt