Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

jueves, 13 de abril de 2017

No abras VII

Memnoch entonces se marchó. Tomó rápidamente la puerta y decidió irse. No obstante, antes de hacerlo, se giró quedándose perdido en mi figura. Parecía preguntarse algo que no quería saber a la vez, como si temiese decirme algo. Sin embargo, dijo un par de palabras al aire que me dejaron pensando todo lo que restaba de la noche.

—Amel viene del mismo lugar donde te llevé, pero no somos lo mismo. De hecho, se podría decir que Sanatás y él nacieron en los orígenes de la nada al igual que Dios. Sí, no somos lo mismo. No confundas caído con demonio—dicho aquello cerró la puerta.

Me quedé hundido en el sofá. Amel estaba ahí, como siempre, punzando en mi nuca. Había permanecido en silencio hasta que finalmente suspiró como si hubiese contenido la respiración todo ese tiempo.

—Es cierto—dijo Amel.

—¿Entonces qué es Memnoch?—pregunté con un escalofrío.

—Aún intento averiguarlo.

Quedé confundido, pero el mensaje que tenía que transmitir era mucho más importante. Me incorporé del sillón y fui directo al teléfono. Poseía uno móvil de última generación, pero habitualmente olvidaba cargar su batería u olvidaba el número para desbloquear la pantalla. Prefería levantar el teléfono de la forma habitual y marcar los números correspondientes gracias a mi agenda. Sería una conferencia poco común.

Al otro lado escuché una voz somnolienta muy peculiar, la de Benjamín, que escuché estirazarse mientras intentaba hacer acopio de sus escasas fuerzas. Posiblemente había gastado sus energías en transmitir distintos mensajes por parte de diversos vampiros, intentando organizar algo para los oyentes de la radio y exigiendo música a Sybelle y Antoine.

—¿Sí?—preguntó—. Lestat, ¿eres tú? Al menos es tu número...

—Tengo que ir a Nueva York y tener una entrevista en tu radio de forma urgente—comenté.

—Podría ser este viernes—murmuró antes de soltar un bostezo—. ¿Por qué con tanta urgencia?

—La situación es insostenible. Necesito al menos decir mi opinión al respecto—dije algo nervioso mientras jugaba con las hojas de la agenda que siempre se hallaba a un lado del teléfono.

—¿Cuál situación?

—La situación de la humanidad que va camino a la destrucción—respondí de inmediato—. Benji, como líder de la Tribu, requiero informar a todos de un mensaje nuevo e importante. Además, me he reunido con Memnoch hace unos minutos y...


—¡Memnoch!—exclamó despertándose súbitamente—. Sí, el viernes puedes venir. Hazlo, Lestat. El viernes será un día clave para nosotros—parecía emocionado, pero no lo conocía lo suficientemente bien como para afirmarlo.

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt