Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

miércoles, 6 de septiembre de 2017

Mi dulce maestro

Esto es amor.

Lestat de Lioncourt 

Estaba de nuevo frente al espejo. Era un espejo pequeño que apenas podía abarcar mi rostro. Uno de esos espejos útiles para poder emplearos para el maquillaje y el cuidado facial. Jamás había usado maquillaje alguno y por primera vez había optado por darme algo de rubor y pintar mis labios. Sentía los nervios en la boca del estómago, pero él llegaría pronto.

El hombre que me liberó y me dio la confianza de creer en mí vendría a buscarme, conversaría conmigo sobre mis maravillosos trabajos de orfebrería y me contaría sobre relatos y poemas que yo jamás había escuchado hablar hasta entonces. Él era culto y a veces muy callado, pero yo siempre lograba que hablase algo más cada noche. Un hombre distinto a los aguerridos y endiosados que solían venir a buscarme para adquirir alguna joya para sus mujeres.

Solté el espejo y caminé por la habitación al borde del llanto. Miré de soslayo los productos que había comprado en el mercado y respiraba agitada. Quería llorar a mares, pero me contenía. Nunca me habían tratado como una auténtica mujer, jamás había logrado fortaleza espiritual suficiente para decidir que usar. En aquel momento deseaba maquillarme, pero no siempre era así. Ahora sí lo quería, lo quería para demostrar que podía ensalzar mi belleza. Podía ser tanto un hombre como una mujer, así como también podía ser simplemente una criatura ambigua caminando las empinadas calles cerca de la falda del volcán.

Me solté el cabello, pues lo llevaba en una bonita trenza, y pasé mis dedos por este. Mis ojos se cerraron mientras mi cuerpo parecía caer de golpe. Un golpe seco contra el suelo de tierra de mi taller, pues no había logrado ponerle aún baldosas, donde la muerte podía venir a visitarme.

De repente él entró por la puerta y me miró. En ese momento rompí en llanto corriendo a sus brazos. Me arrojé sollozando porque sentía que merecía a alguien mejor que yo y yo no sabía como mejorar para él. Entonces, mientras escuchaba su corazón, me habló con su voz dulce y gruesa.

—No llores porque no puedas ser lo que otros desean que debes ser para agradarles. Te he dicho que debes hacer las cosas por mero placer y no por imposición—dijo acomodando sus manos sobre mis hombros, para luego tomarme del rostro y encarar mi mirada acuosa.

—Yo quiero hacerlo, pero desconozco como se hace.

—Yo te maquillaré si así lo deseas. Haré lo que quieras para que seas feliz y yo pueda ser feliz a tu lado—susurró.


Ahí supe que siempre sería feliz en sus brazos.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt