Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

domingo, 24 de septiembre de 2017

Un nuevo amanecer

—¿Qué miras?—preguntó.

Había dejado la hermosa orquesta y a la encantadora Sybelle atrás. Decidió salir a buscarme a la terraza donde me encontraba apoyado en la balaustrada. Louis se hallaba dentro bailando con Pandora una vez más. Ella reía girando y girando como una peonza mientras Arjun tocaba el violín sintiéndose dichoso por contemplar a su creadora, amante y amiga tan animada. Marius estaba bailando también, pero con Bianca. Ambos mostraban un aspecto impecable de dos perfectos bailarines que parecían haber salido de alguna película romántica. Mi madre estaba sentada en una de las mesas del fondo y discutía con mi buen amigo David Talbot, Daniel Molloy y otros hombres sobre lo que había vivido en sus encuentros con espíritus antes y ahora. Armand suspiraba observando a Sybelle y de vez en vez fruncía el ceño al ver a los jóvenes montar cierto alboroto. La vida continuaba aunque habíamos estado en peligro una vez más.

—Las estrellas—respondí sin girarme para verlo.

Ya sabía que vestía un elegante Armani negro, con una camisa de seda de la misma tonalidad y unos elegantes zapatos Oxford. Llevaba el cabello recogido y hacía que sus hermosas facciones se viesen a la perfección. Me había quedado anonadado por la belleza que había tomado gracias a recuperar su entusiasmo tras el encuentro con Armand y luego con el resto de la Tribu. Recuperar a un viejo amante convertido en un buen amigo era, sin lugar a dudas, para mí un gran motivo de júbilo. Louis seguía mirándolo con malos ojos a ratos, pero no podía evitar sentir algunos celos debido a que nunca tuvo una gran autoestima.

—Ahora parecen distintas, ¿no es así?

Noté que se puso a mi lado y elevó su rostro hacia estas. Allí, lejos de la ciudad, se podían ver como antaño. Esas hermosas luciérnagas palpitantes, tan llamativas como misteriosas, nos saludaban cuando los Hijos de la Noche salíamos de caza igual que aves nocturnas.

—Siempre he pensado que era una buena metáfora, pero ahora tienen otro valor para mí—dije girando mi rostro para verlo bien.

—Para todos.

Había sonreído sus labios de corazón de cupido se vieron cubiertos de belleza y franqueza a partes iguales.

—Hay una conexión nueva con ellas, así como los espíritus que están en los diversos planos de este mundo. Somos una tribu más fuerte...—murmuré.

—¿Cómo te encuentras tras saber la verdad?—preguntó tomando mi brazo con sus manos, intentando llamar mi atención como lo haría un niño pequeño a su hermano.

—Sinceramente, no lo sé. ¿Importa si acaso?— Dije aquello tras una honda carcajada. ¿Importaba realmente? No sabía si importaba. Ahora lo necesario era encontrar cierta estabilidad para averiguar como estaba realmente mi alma.

—A mí me importa—susurró frunciendo el ceño.

—Además, no es sólo eso...—comenté soltándome para apoyar mis manos sobre sus hombros. Era muy menudo y tenía un aspecto algo desgarbado, pero si lo veías bien observabas a una criatura inmensamente hermosa en todos sus aspectos. Era un genio de gran talento, tenía bondad y también un rostro lleno de matices ambiguos.

—Oh, cierto...—dijo cerrando sus ojos azules para tomar aire ya que comenzó a sentirse nervioso. La muerte de un inmortal era sin lugar a dudas un hecho doloroso.

—Ya sabes...

—Lo sé, lo sé...—murmuró abrazándose a mí para darme cierto consuelo—¿Pero aún te queda esperanza?— Llegó a decir a mi oído cuando lo estreché con fuerza contra mí.

—Si él estuviese vivo habría venido a la corte, ¿no es así? Al menos se habría puesto en contacto con Arion—sopesé.

—Pero ella está muerta y tal vez ha decidido enterrarse unos años. Yo lo hice—argumentó mientras yo intentaba no llorar.

—Antoine, mi esperanza reside ya en otro modo de encontrarme con Quinn.

—¿Esperas que aparezca como Magnus? Tu creador tiene un corazón puro, ¿se puede decir que un espíritu tiene un corazón puro?— Dijo entretanto yo lo apartaba para verlo bien. ¡No tenía idea de lo importante que era para mí tenerlo vivo y tener de algún modo a mi creador cerca de mí! Yo, una criatura que siempre se sentía con una fuerte soledad y oscuridad en mi pecho, ahora me veía rodeado de criaturas que dependían de mí y que me hacían sentir constantemente arropado.


—Metafóricamente creo que sí, amigo mío—respondí con una sonrisa.  



Lestat de Lioncourt 

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt