Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

miércoles, 27 de septiembre de 2017

Abrazados

Arion y Petronia... He conocido a Arion estos últimos meses y admito que es un hombre encantador.

Lestat de Lioncourt 

—Están quemando jóvenes en Brasil.

Había descargado la aplicación para móviles de última generación, pues el portátil de Mona se encontraba sin batería. Quería escuchar la dulce voz de Benjamín exclamando que nos protegiésemos porque había ocurrido otro desastre. Desde hacía dos noches las quemas eran algo habitual, aunque se iniciaron hacía una semana. Todo había estado en calma, o al menos eso parecía, hasta que algo o alguien desencadenó una tragedia.

Noches atrás había escuchado una voz, era como un murmullo. Me habló en griego y fue sumamente extraño. Las palabras usadas eran similares a las que usaban mis amos y por un momento creí que se trataba de un recuerdo. Después desapareció. Horas más tarde las quemas comenzaron a ser una tónica habitual en las zonas más salvajes de Brasil. Las distintas comunidades de vampiros jóvenes estaban siendo destruidas. No había lugar donde esconderse.

—Deja de escuchar esa radio, por favor—dijo incorporándose de su mesa de trabajo para tomar mi teléfono y arrancarme los auriculares. Supe que estaba a punto de hacerlo estallar, pero sólo lo dejó sobre el tablero de ajedrez.

Manfred se quedó en silencio. Él también quería saber qué sucedía ahí fuera, pero en Nápoles todo parecía estar bien.

—Tarquin y Mona han salido hoy y estoy preocupado—confesé provocando que el viejo loco suspirara y se incorporara como si se dirigiese a buscarlos, aunque en realidad sólo decidió dejarnos a solas en la habitación.

—Aún no ha ocurrido nada en Europa—me comentó Petronia antes que escuchásemos las pisadas de Manfred por el pasillo central para ir hasta su recámara.

—¿Y si ocurre? ¿Qué crees que estará sucediendo?—pregunté desconsolado y desconcertado. En todos mis milenios sólo había visto una quema similar y había sido provocada por Akasha. Ahora no teníamos una Akasha, ¿qué pasaba?

—No lo sé...—murmuró.

—Estás reviviendo lo que ocurrió con el Vesubio.

Acerté porque sus ojos se llenaron de lágrimas sanguinolentas y sus manos se aferraron a mis brazos. Rápidamente me habló con la voz trémula intentando parecer firme.


—Arion, abrázame—me pidió—. No me sueltes—. Rogó como el niño que ruega un poco de afecto a su padre o que le cumpla un deseo una estrella—. Hazlo tan fuerte que me duela. Necesito saber que sigo viva, que no he muerto y no lo haré.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt