Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

jueves, 30 de julio de 2009

Hablo del Atsushi real, inclusive él es igual a TAKUMI. ¿Coincidencias? Nah...



Después de eso nos quedamos en silencio abrazándonos. Él pensaba que eran mentiras, pero en realidad quería cumplirlo. Debía de romper la relación sexual que se había formado en Yutaka. Si bien, me sería difícil. Él enternecía mi corazón, con un solo roce de sus labios sobre los míos me excitaba y terminaba agarrándolo para tener un sexo desenfrenado. Solía en los ensayos parar una media hora, todos los demás iban a tomar algo y nosotros nos quedábamos a solas. Nos complacíamos con caricias y besos, con desesperación interna de no poder ir más allá. Las pocas veces que quedamos para sexo fueron turbadoras. Además, él tenía un sentido del romanticismo que me enganchaba. Para él todos los días eran una celebración, algo importante. Decir adiós a todo lo que me ofrecía sin esperar nada a cambio sería duro, muy duro. Tendría también que tirar la tarjeta SIM del otro móvil. Olvidarme por completo de sus mensajes en la bandeja de entrada y bloquear sus mails en mis cuentas. Ya no más. Debería dejarlo de una forma brusca y sé que eso le dañaría mucho más que una explicación a todo, pero no encontraba una buena. Él no había hecho maldad alguna. Sólo deseaba sentir que yo aún le quería, fuera de la forma que fuera, y yo lo usé para desfogarme de la forma más cruel.

Cuando regresamos al hogar al día siguiente Phoenix seguía en un estado prácticamente catatónico. Estaba molesto, seguía frío y eso me alejaba de nuevo de él. Antes de continuar con mi vida tenía que buscar a mi amante y decirle que ya no más. Pero al llegar a casa de Yutaka sentí que me hacía minúsculo, que no podía hacerle daño. Nada más abrir la puerta él se colgó de mí.

-Temía tanto, tanto.-susurró mientras cerraba la puerta con él aferrado a mi cuello.-Tanto.

-¿Por qué?-interrogué.

-Que no volvieras a buscarme, que todo lo que me dijo él fuera cierto y que yo solo fuera un juguete otra vez.-dijo llorando, desahogándose.-Dios mío, Acchan.-acaricié sus cabellos y después su espalda.

Llevaba únicamente una camiseta blanca y unos jeans rotos. Parecía un jovencito de esos que te encuentras en cualquier esquina, esos que no aspiran a nada importante y que sólo ven la vida pasar. Pero él no era así, era adulto y podría entender mi negativa a continuar.

-Hizaki ya tiene casa.-dijo con una sonrisa.-Como tú no podías ir yo fui al notario con él.-sonrió secándose las lágrimas.-Es un niño muy dulce y no le importó que fuéramos los chicos con él. Tú no podías ir y él no podía dejar escapar ese piso.-se aproximó a mí y me besó en los labios. Yo no me aparté, su lengua se coló y mis manos fueron a sus caderas.-Estás callado.

-No esperaba que hicierais eso.-era lo único que podía decir. No me atrevía a romperle el sueño de que no me casaría, de que huiríamos o que diría no en plena ceremonia.

-Iremos todos en media hora para ayudarle con los muebles ¿qué te parece? Kamijo, ese chico rubio tan amable, también se propuso ayudar. Vino con nosotros y todo. Parecíamos mafiosos otra vez, con el hijo del Don al lado.-rió bajo, me gustaba verlo feliz y correteó hasta el fondo del salón sacando el enorme conejo.-Los guardé yo ¿recuerdas?

-Sí, los guardaste tú.-susurré.

-Miho está con Eduart, hoy es su cumpleaños.-metió mis manos bajo mi camisa. La llevaba por fuera del pantalón y él bordeaba la correa.-Podemos tener un sexo dulce, como esos que teníamos en el río.-besó mi cuello y se recostó sobre mí, yo sólo lo abracé.-Atsushi ¿por qué jamás he sido el primero? ¿Por qué siempre el segundo?-sabía que eso se debía a la conversación con Phoenix. Ambos se habían hecho daño, mucho daño, todo por mi culpa.

-Hoy no, tenemos que ir con los muchachos.-dije besando su frente y él bajó mi correa palpando mi entrepierna.-Yutaka, no.-le saqué la mano y me miró confuso.

-Nos da tiempo.-respondió.

-No, porque luego estaremos cansados y tu hermano empezará con su juicio.-él estaba intranquilo, pero tras eso se calmó.

-Pensé que me estabas rechazando y eso no lo soportaría.-se aferró a mi camisa, apoyó su cabeza en mi pecho y comenzó a llorar.- ¡No lo soportaría!-gritó mientras lo rodeaba mejor con mis brazos.

-¿Cómo voy a rechazarte?-susurré intentando calmarlo. No quería que tuviera una recaída de su depresión, que volviera a los juegos con el suicidio y perderlo. No estaba dispuesto a perderlo como amigo, sí como amante pero no como algo tan importante.

-No sé, sentí rechazo.-lo despegué besando sus labios, besándolo como lo hacía días atrás.-Eres mío ¿Verdad?-interrogó inquieto.-Él no puede separarnos, no quiero separarme de ti.-sequé sus lágrimas mientras hablaba y él hipaba.-Yo puedo ser segundo, tercero o incluso que sólo me uses para desfogarte. Pero, no podría soportar que no volvieras a tocarme.

-¿Y si fuera mi decisión?-interrogué.

-Me dolería como si me atravesara por la mitad, sería como si mi mundo se desplomara y al fin viera que sólo era un decorado. Pero con tal de verte feliz, realmente feliz, yo me quedaría observando.-acarició mi rostro con sus manos y sonrió.-Pero eso no sucede, lo noto en tus ojos. Noto que no eres feliz, que hay algo que te lo impide y cuando estás conmigo te vuelves como un niño. Tus ojos cambian, se vuelven distintos y me dan ganas de que me hagas el amor todo el día.

-Yutaka…-susurré y él me sonrió.

-¿Sí?-me quedé en silencio.- ¡Tengo algo especial para ti!-dijo separándose para ir a la cocina y me sacó un pastel. Era de chocolate y me lo ofreció.-Prueba este bombón.-era muy pequeño y él sonreía esperando que lo probara.

-Está bueno ¿sake?-interrogué después de comérmelo.

-¡Sí! Es una guinda bañada en sake y envuelta en chocolate. Es mejor que el whisky.-besó mis labios saboreando el chocolate de mi boca.-Aunque sabe mejor así.

Se fue hacia el dormitorio con las mejillas rojas, se giró en la puerta antes de ir al pasillo sonriendo. Parecía un adolescente. Realmente no era feliz porque lo que había hecho me carcomía. Dañaba a dos personas que me amaban y que no sabía decirles que no. Dentro él cantaba una de las canciones de nuestro CD. Desde que supo que haríamos gira estaba siempre ensayando, era muy constante, y se aprendía todo de memoria. Yo sabía que si me casaba la gira sería un trance terrible para él. Pero sería un trance necesario. Sin embargo, le dejaría ver la realidad por si mismo en la boda. Me casaría con Phoenix y él no quedaría ni como segundo, ni como tercero… sólo como amigo.

Fui hacia donde estaba y lo vi bailando, moviendo las caderas y por instinto las agarré acariciándolas. Él pegó su cuerpo al mío y se movió de forma erótica, ese contoneo volvería loco a cualquiera. Se giró y los besamos, él se colgaba de mí y su colonia se pegaba a mi ropa.

-Atsushi, hagámoslo.-dijo mirándome.

-No, ahora no.-dije acariciando sus cabellos, apartándolos de su cara.

-Está bien, en un mes serás todo mío y viviremos una gira increíble.-rió bajo y se pegó a mí bailando lento.-Dios mío, creo que me enfermará tanta loca juvenil gritando tu nombre. Casi mato a varias en el concierto.-besó mis labios lentamente, dejando que su lengua acariciara mi boca y me incitara a continuarlo de forma pasional.-Pero tú eres mío.-dijo colocando un dedo sobre mi nariz.-Mío y se lo haré saber a todas esas fulanas que se creen mejor que yo.

Como esperaba la gira lo traía loco. Yo no era capaz de decirle que en la gira sería un recién casado y que no habría sexo entre nosotros. Seríamos amigos, nada más.

-¿Sabes? Deberíamos llevar a Jun con nosotros, no es bueno que se quede solo aquí.-eso me hizo pensar que no contaba con Phoenix, ni con la boda. Ya no era que él se sintiera el amante, sino que se sentía el único. Que sería el único porque yo no me casaría.

-Ya se verá.-susurré sin saber como cortarle las alas.

-Le he comprado una ropa que te hará reír, se parecerá mucho a ti.-sonreía ilusionado.-Son trajecitos como los tuyos, me han costado caros, pero lo mejor para mi niño.-lo besé para callarlo, no quería oírle más. Tenía ganas de llorar, de abrazarme a él y rogar perdón. Lo había engañado de nuevo, le había hecho creer cosas de nuevo y todo por ser un idiota. No tenía el coraje suficiente para decir no y mucho menos cuando me sonreía de esa forma.-Acchan, mi Acchan.-dijo recostándose sobre mi pecho, aspirando mi aroma y sintiéndose el elegido.

Quería irle preparando que todo lo que esperaba no pasaría. Pero el teléfono sonó y él lo contestó respondiendo que íbamos para allá. Al apagarlo rió bajo y mordisqueó mi cuello. Yo tomé las cosas que él estaba preparando y él agarró el conejo.

- ¿Te imaginas si hubiéramos seguido?-interrogó entrando en el ascensor y se puso rojo.-Estás muy callado y muy raro.-comentó mirando su anillo, el de mi madre.-Tengo la corazonada de que algo maravilloso va a pasarme… ¿no es así?-me agarró de la camisa y sus ojos se ilusionaron.- ¿Es eso? ¿Tienes una sorpresa para mí?

-Algo así.-dije sin ser capaz de soltarlo todo.

-¿Cuándo me la darás?-preguntó meciendo el peluche, estaba algo sonrojado aún.- ¿Es un vale para el spa? Porque si es eso yo me adelanté. Es para dentro de unas tres semanas y lo compré en un arrebato.

-Ya lo verás en su día.-respondí saliendo del ascensor.

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt