Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

viernes, 7 de agosto de 2009

Dark City - Sindrome de Peter Pan - Capítulo 8 (parte X)


-Hizaki, por favor dime como arreglar esta decepción.-murmuré y él simplemente clavó sus ojos en mí.

-Arréglalo de la forma más inteligente y menos dolorosa para los dos.-tomó su mochila del suelo, estaba junto a la entrada, y se calzó.-Vamos, se me hace tarde.

-Sí.-murmuré.- ¿Te llegó la ruta de la gira para tus conciertos?-sonrió y noté que el cambio de tema le molestó. Yo quería dejar de hablar sobre ello y sobretodo quería recordar los días atrás.

Durante ese tiempo yo había dado algún que otro recital más con mi banda, él dio su gran concierto y yo, junto a los míos, estuve de telonero presentándolo. Fue perfecto, pero es algo irrelevante en mi historia y tal vez no en la suya. Él lo tendrá en su memoria como el día en que despuntó y deslumbró a todos con su estilo, pero para mí fue un día más para enorgullecerme de él.

-Está bien el calendario, me da para descansar.-dijo cerrando la puerta cuando ambos estábamos fuera.-Está bien.

-No sé como decirle a Yutaka que mis promesas eran falsas.-murmuré entrando en el ascensor mientras él se colocaba la camiseta y yo hacía lo mismo con la mía.

-No es mi problema.-respondió pulsando el botón.-Es el tuyo.

-Lo sé, sólo hablaba en voz alta.-en realidad necesitaba su apoyo para lograr ser sincero, como era él y como yo había sido en otras épocas. Tantos años de mentiras y medias verdades me habían convertido en un inútil.

-Nos vemos en la boda.-dijo antes de salir del ascensor para ir hacia su vehículo.

Yo hice lo mismo olvidando que llevaba el mono de trabajo, no me importó. Me sentía como un adolescente a quien le ha regañado su padre. Pero eso hizo que me diera cuenta de lo idiota que era.

Al montarme en mi coche cerré los ojos, tenía que tranquilizarme. Me dolía el pecho y la cabeza. No debía de alterarme demasiado. Terminé por arrancar tras ponerme el cinturón de seguridad. Conduje con la mente en otro sitio, tuve suerte de no tener un accidente, y cuando llegué a casa me encerré en el despacho junto a Cheshire.

-Serás el único que se quede a mi lado.-dije dejándolo sobre mis rodillas y encendí el ordenador.-Los demás me darán la espalda como bien ha dicho Hizaki.-susurré acariciando su cabeza mientras aparecía el logo de Windows en la pantalla azul.-Creo que mi hijo siente vergüenza ajena.-murmuré conectando el reproductor con temas de Bowie, Queen, varios grupos japoneses y franceses. Pero quien me activaba las neuronas era Bowie.- ¿Tú también sentirás vergüenza ajena de mí?-interrogué alzándolo.

Aún era pequeño, pesaba poco y era muy estilizado. Lo trataba como un príncipe. Me había encargado de que tuviera de todo, que el veterinario lo castrara y aún así era delgado. Sus ojos se clavaban en mí sin perder detalle de mi expresión, se lamió la pata derecha mordisqueándola mientras lo dejaba en mis piernas otra vez. Maulló bien alto y se giró hacia la pantalla. Los colores estrambóticos de la reproducción de formas aleatorias le llamaba sumamente la atención. Cuando me quise dar cuenta estaba sobre la mesa tecleando y dejando sus patas sobre la pantalla.

-¡No!-le regañé tomándolo en brazos.-No hagas eso.

Afortunadamente no dio a una tecla esencial o rompió el teclado. Él me miraba como si nada. Maullaba y ronroneaba acomodándose entre mis caricias. Era cierto lo que decían sobre las mascotas, sobretodo acerca de los gatos, yo me relajaba al acariciar su pelaje y ya la música hacía el resto.

Phoenix se había marchado a pasear con Jun. Todo estaba en calma y yo parecía volver a fortalecerme. Pero rememoré las palabras de Hizaki, si él se sentía decepcionado Miho me odiaría. Comencé a llorar y Cheshire empezó a lamer mis manos. Perdería a mi hija, a mis nietos y también mi banda. Yutaka no podría seguir con nosotros, eso es lo que temía, y Anii además de abandonar la agrupación me golpearía. Sabía como era con su hermano pequeño, siempre fue así, pero en estas últimas décadas se volvió más posesivo con él.

-¿Qué excusa buscaré para ti Miho?-interrogué a la nada.- ¿Cuál? Aún no me ves como tu padre, aún no me has llamado de esa forma, y te alejaré para siempre de mí.-eché hacia atrás la cabeza.- ¿Y cómo pararé tus golpes Anii? Me merezco que me machaques hasta que te canses.-

Entonces, en ese preciso momento, mi móvil sonó, era Uta, y acepté la llamada dejándola en manos libres. Puse el volumen del pc más bajo, casi al mínimo.

-Hola mi Acchan.-podía notar su rubor incluso por teléfono.- ¿Podríamos quedar esta noche? Quiero estar contigo, a penas hemos estado juntos.-el gato maulló bien alto mientras yo intentaba pensar en como decirle que debíamos acabar.- ¿Ese es Cheshire?

-Sí, es que tengo el móvil en manos libres y creo que se alegra de oírte.-él rió ante mis palabras, yo comencé a olvidar la promesa a mi hijo. Estaba feliz, tan iluso como siempre, y yo no podía decirle aquello por teléfono.

-He pensado que podríamos hacer una fiesta de fin de soltería, pero una especial, perderemos de vista a los chicos y festejaremos que no te casarás en privado.-me quedé sin palabras ante aquello, no supe como reaccionar.-No puedes negarte.

-No me niego.-tal vez sería apropiado decírselo al quedar a solas, fuera donde fuera, para poder hablar cara a cara.

-¿Hoy puedes venir a mi casa? Dime que sí también.-su tono de voz sonó sugerente y tan atrayente que estuve por decir que sí.

-No puedo, estoy muy liado esta semana y no podremos vernos hasta el día antes de la boda.-respondí sintiéndome aliviado.

-Dirás de la no boda.-por un momento noté que parecía dudar de mi promesa, que simplemente eran esperanzas en que no sucediera lo que tanto temía.

-Llámalo como quieras neko.-susurré bajando un poco más el volumen de la música.

-Te amo.-murmuró.-Te amo mucho, no sé que haría sin ti. Creo que me volvería loco de verte nuevamente lejos de mis brazos, que me prohibieras las caricias que incluso siento después de que te vas. Noto mi cuerpo temblar en cada momento, en cada instante. Me enamoro cada día más de ti, no sé si eso es posible.-lo que me decía me dejaba aún más confuso, amaba a Phoenix y sabía que él también decía lo mismo sobre sus sentimientos.

-Lo sé Uta.-era lo único que podía decir, no quería ilusionarlo más.

-Me voy a la ducha, te llamaré a la noche.-no sabía si era buena idea que me llamara, sobretodo porque Phoenix ya estaría en casa.

-Disfruta de la ducha.-susurré y él colgó.

Después de su llamada tuve otra de uno de mis ayudantes. Según él tendría que estar dentro de dos días en la televisión local, allí se presentaría el libro de Wilde. Pedí automáticamente unas diez entradas para mis conocidos, también para entregársela a mi hijo. Sabía que había estado en contacto con el escritor y tal vez estaría interesado, además de su pareja por supuesto.

A la mañana siguiente tenía un sobre en mi buzón con los pases, además de mi plan urdido durante la noche. Estuve en la cama junto a Phoenix, como él deseaba, pero con una libreta anotando todo lo que debería de hacer o decir. Me lo había preparado mejor de lo esperado, me sentía orgulloso de mi mismo en ese instante.

Hice llegar por mensajero a mi hijo cuatro entradas, quizás le sobrarían pero era mejor ser precavido. También envié algunas a mis contactos y yo me quedé con una. Comenté y aclaré a Phoenix que sería uno de mis últimos actos como político. Él aceptó y asintió, no le quedaba otra.

Al llegar al canal nos encontramos en maquillaje. Las chicas hacían lo que podían con su piel y también con la mía. Nos acicalaron como si fuéramos a ir de pasarela, tan sólo sería unos minutos bajo los flashes y miradas curiosas.

-¿Nervioso?-interrogué tras un largo rato en silencio, no nos saludamos para no molestar a nuestras maquilladoras.

-Nunca.-declaró a pesar de ver como tamborileaba una de sus manos sobre el brazo de su asiento.

-Claro, nunca.-sonreí de lado observando mi reflejo. Me sacaba cinco años con maquillaje, aparentaba menos de mi edad ya de por si. Me sentía atractivo y capaz de cualquier cosa.

-¿Y usted?-diablos, eso me hizo reír.

-No, es algo habitual en mí y no tengo que ocultarlo cuando lo estoy realmente. Usted parece un chiquillo asustado por la expresión de sus ojos tras sus lentes, también por sus dedos jugueteando sobre el brazo de plástico duro de su silla.-mi tono de voz era cordial y hablaba pausadamente. Estaba relajado, cuando me tocaban el pelo era acto reflejo esa paz. Las manos de la chica se movían entre mis cabellos dándole forma, pues era bastante lacio y ella quería darle un peinado distinto al que solía llevar.

-Que observador, me halaga.-interrogó como si estuviera coqueteando, aunque su carcajada final y su forma de mover las manos explicaban que era sólo una broma. Me gustaba bromear a ese nivel sin que nadie saliera herido. -Bonito anillo de compromiso.-murmuró y yo miré mi mano.

-Tengo buen gusto en joyas.-declaré.

-También en elegir pareja, conozco a su prometido de vista y que me lanzó algunas preguntas cuando aún estaba activo. Aunque creo que ya no me recuerda, suelo dejar leves impresiones en las personas… sobretodo cuando ellos resplandecen ante el resto.

Las chicas escuchaban entretenidas escuchando todo minuciosamente, noté que intentaban alargar esa sesión de mejora de nuestro aspecto. Ambas eran atractivas, pero noté que Wilde ni las observaba. Supuse que su bisexualidad no era tal, tan sólo una tapadera en la que refugiarse para que las mujeres siguieran suspirando por él.

-¿Cómo va con su nuevo libro?-interrogué intentando evitar lo que dijo de Phoenix, me dejaba mal sabor de boca escuchar de otro tantos halagos. Únicamente yo podía decir algo así de él. Paulo se tomaba demasiadas concesiones y en ese momento me juré no presentárselo.

-Bastante bien. Su hijo me inspiró para un relato, me dio ideas.-sonrió sin maldad en su rostro, esperaba que no lo hubiera tocado o terminaría sin sus preciadas manos.-Yo le animé para que escribiera, tiene un hijo bastante dotado para las artes. Amante de la pintura, adorador de la música y el baile, con buen gusto literario y un gran estilo vistiendo.-rió leve.-Aunque ya le dije que tiene un hijo excelente ¿o no? aunque sobre el estilo, es normal que tenga ese estilo.-una de las chicas suspiró al oír hablar así de Hizaki.-Con ese novio suyo es normal, además hoy llevo el traje que me consiguió usted. ¿Lo recuerda? Su secretario me lo entregó anoche.

Las mujeres se quedaron paralizadas. No sabían bien que hacer. Se miraron una a la otra y tragaron saliva.

-Sí, Olivier tiene buen toque, además no fue gracias a él quien por quien lo conseguí. Mi secretario pagó el precio acordado por mí.-miré a las chicas fijamente en el espejo.- ¿Quieren seguir?

-Déjalas, parece que están consternadas de la homosexualidad de su hijo. Pero con tanto rumor deberían de estar más que seguras de ello.-sonrió levemente y luego rió.

-No es gay, es bisexual. Si fuera gay no me daría un nieto.-él se sorprendió y me miró.

-¿Un pequeño Sakurai? Vaya, tendrá que hacerme constar cuando nace para enviarle un presente.

-Sí, un nuevo linaje surge.-comenté con cierto orgullo.-Aunque cuando lo supe deseé golpearlo hasta dejarlo medio muerto, pero después me di cuenta que a pesar de tener pareja masculina… tendría un nieto por su parte y otros dos por parte de mi hija.-los tres, esta vez, quedaron impactados.-Sí, tengo una hija fuera del matrimonio y lo supe hace poco. Hace unos días conseguí que le dieran mis apellidos y deberías verla Paulo, es una joven fuerte y bella. Aunque supongo que las jovencitas no te llaman, si los chicos asiáticos…-sonreí de forma felina y clave mis ojos en los suyos.-Toca a mi hijo y te mataré, ya te advertí una vez.

-¿Cómo es que supiste lo de tu hija?-él estaba bastante confuso.

-Por un informador al cual no contraté, pero el resto de cosas que averigüé de ella fue por medios propios. Es mi hija, quiera ella o no quiera, por su orgullo parece desear estar sola en ocasiones. Podría decirse que es tozuda como una mula.-cerré los ojos y me recargué en el asiento.

-De tal palo tal astilla, no puedes quejarte.-respondió y yo lo miré de reojo.-Vamos, me dirás que Hizaki no se parece a ti y que Hero no ha tomado la expresión artística que tanto amas.-comentó con una sonrisa.-Deberías sentirte orgulloso de los tres, incluso de sus errores, porque a simple vista de lo que dices parecen que saben arreglárselas solos.

-Me siento orgullosos de ellos, pero no sé si ellos de mí.-miré mi anillo acariciándolo.-No somos perfectos, si bien ellos piden perfección en mis actos o en mi pasado. No puedo darles lo que quiero porque no soy Dios, no soy un Dios. Yo no manejo el tiempo, las emociones de otros y el futuro que puede ocurrir de ello. Los hombres somos humanos, nos cargamos a la espalda todo lo que vivimos y terminamos enjaulados en ocasiones. Las jaulas son los perjuicios que obtenemos de momentos agrios, yo no deseo que mis hijos tengan momentos de dolor. A pesar de todo Hizaki los ha tenido, Hero los ha tenido y Miho los tiene aún bien presentes.-me quedé callado unos segundos, él esperó que prosiguiera en silencio observándome.-Todos los padres deseamos ser el mejor ejemplo para nuestros hijos, que sigan nuestros pasos o pasos similares. Yo simplemente pido que no cometan mis errores, que no sean tan necios y tomen nota de lo que sucede a su alrededor.

-Creo que todo padre también pide eso, pero es curioso que no quieras que sigan tus pasos.-sonrió mirándose al espejo.-Tienen en sus genes arte, pasión, inteligencia y también clase. Los genes y la vida hacen mucho, Atsushi.

-Lo sé, por ello doy gracias de que Clarissa y Megumi sean sus madres. Ellas tienen un carácter fuerte, firme y decidido. Las escogí como parejas por su belleza espiritual y por sus sueños.-murmuré prácticamente.-Aunque ellas no me crean.

-Sí, Clarissa es una mujer bastante ambiciosa y poderosa.-declaró bastante convencido

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt