Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

domingo, 18 de octubre de 2009

Dark City - capitulo 11 - Nuevos Aires (XII)


El scan pertenece a Tigerpal y lo he editado, practicamente ha sido una maxiedición de color y de todo.




-De acuerdo.-musitó poniéndose de puntillas para besar suave mis labios.-No tengo ganas de ver televisión, me tumbaré en la cama un rato.

Era imposible hacerle entender que era el único, porque siempre se deprimía por cuestiones ajenas. Creo que su autoestima siempre estaba por los suelos, por ello cualquier cosa le afectaba. Todo lo que había pasado tan sólo reforzó sus miedos, así que yo no podía hacer mucho. Tan sólo intentaba agradarlo y no darle motivos para que se comiera demasiado la cabeza.

A la mañana siguiente fui a casa de Kamijo, Jasmine me abrió de forma seca la puerta y nos despidió de la misma forma. Ellos no discutían, la causa de tanta tirantez era yo. Quedamos hacía unos meses que si Mario venía tendríamos que buscarle un apartamento.

-Jasmine está que muerde.-dije en el ascensor nada más cerrarse.

-No te lo perdona.-respondió acomodándose el sombrero, yo también llevaba el mío.

-Es injusto.-murmuré.-Phoenix ya lo hizo, él debería hacer lo mismo.

-¿Si Josep fuera infiel a tu hija se lo perdonarías? Ten encuentra que Jasmine tiene ese instinto maternal a flor de piel, cuida a Phoenix como si fuera un pollito que no supiera valerse por si mismo. A pesar de ser más joven que Phoenix.-nunca pregunté la edad de Jasmine, tampoco su nombre real, pero me impactó saber que era más joven que mi pareja.-Por cierto más vale que te esmeres si quieres hacer las paces.

-¿Cómo?-interrogué.

-Cómprales a ambos algo caro.-comentó girándose para colocarse bien la corbata.

-¿Qué le puedo regalar? Trabaja en la moda, es imposible comprarle algo que sea caro y de su gusto.-no veía qué comprarle, era prácticamente imposible encontrar algo de su estilo fuera de la ropa.

-Cómprale un colgante caro, a ambos y que sea parecido, después añade algún complemento más para Phoenix y entrégaselos en una comida que daremos.-se giró y me miró fijamente a los ojos.-Ya sabes, sé todo un caballero.

-Lo suelo ser a diario.-rió bajo cuando escuchó aquello y abrió la puerta del ascensor.

-Lo sé, pero trataste mal a tu pareja y eso se paga caro mi buen amigo.-salí tras él del ascensor con esas palabras moviéndose por mi mente de forma acelerada, repitiéndose sin poder pararlas.

-Entiendo, pero es cosa de pareja.-respondí.

-¿Si yo hiciera daño a Jasmine me lo perdonarías?-interrogó alzando una ceja.

-No. Creo que me molestaría que hicieras sufrir a tu pareja.-se encogió de hombros al escuchar aquello y se giró.

-Hay lo tienes.-sus ojos azules eran prácticamente irreales, siempre te desarmaba con esas miradas fulminantes.

-Cambiemos de tema.-supliqué.

-Bien, cambiemos.-aceptó mi propuesta.-Tengo varios apartamentos, uno es un ático amueblado y bastante luminoso. Aunque dudo que él sea de áticos, le gusta más las cuevas oscuras donde permanecer fresco todo el día. Teniendo en cuenta que pasará poco tiempo lejos de Megumi, tan sólo en las noches y a veces ni eso, he pensado que podríamos alquilarle un piso cerca del Hotel.-era una buena idea, había tenido en cuenta todos los factores.-Aún así, ella tendrá vigilancia en las puertas del hotel y tras estas. No pienso cometer errores, no más errores.

-No fue culpa tuya, fue culpa de una cadena de sucesos que no esperábamos.-dije con una sonrisa.-No hicimos buenas previsiones porque los datos no eran los mejores, así que no es culpa tuya ni mía. El destino lo quiso así, de ese modo debemos de aceptar todo.

-Muy filósofo.-comentó.- ¿Cuándo haréis la próxima boda? Ya sabéis que los votos no valieron para nada.-murmuró esperando que contestara.

-Esta vez haré de tripas corazón para que aparezca Taylor. Hizaki me ha dado un gran ejemplo de cómo hay que demostrar que son de uno y no de otro.-aquello hizo que Kamijo se asombrara y luego riera leve.

-¿Vas a restregarle que te casas con Phoenix? Taylor ya no ama a Phoenix, se nota que quiere a Lionel.-lo decía bastante seguro.

-Tanta seguridad en tu voz no quita mis miedos.-respondí.-Además recuerda que su hermano tuvo la culpa de muchas cosas en el pasado.-parte de que mi padre se enterara de mis correrías era su culpa, la culpa de ese desgraciado.

-Calmado estás mejor, no se notan tus arrugas.-ese comentario fue una patada en mi orgullo.-Además, es pasado y las acciones de su hermano no deberían recaer en las suyas.

-¿Cómo está tu hermano?-interrogué y él se quedó paralizado.-Lo sé, no debería de investigar a mis amigos pero siempre te veía demasiado mal. Quería saber qué te preocupaba y porqué no me lo comunicabas.

-Atsushi son cosas de familia que no deberías remover.-reprochó algo airado.

-Me lo dijo tu antiguo suegro.-sus ojos azules estaban fulminándome por completo, como si me disparara a la sien.-No pienso que haya sido cruel el internamiento de tu gemelo, fue algo que debiste hacer.

Supe de boca de su antiguo suegro aquello, que tenía un hermano gemelo con problemas psiquiátricos. Kamijo jamás dijo nada, todo se lo guardaba. No sólo tenía la pesada carga de haber visto morir a su joven esposa, de llevar una doble vida, de mentirse a si mismo cada mañana; sino que tenía que añadir el pesado lastre de un hermano enfermo.

En ocasiones lo veía hundido, tenía los ojos apagados y ojeras. Solía preguntarle cómo estaba, pero él únicamente callaba. Yo le confesaba todo, intentaba que fuéramos cercanos porque me parecía un hombre con un carisma y unas dotes brillantes para el arte. Era un buen hombre a pesar de ser un asesino de guante blanco. Lo hice para ayudarlo, pero le enfureció de forma enfermiza aquello.

No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt