-¡No jugaba! ¡Está loca!-recriminé.-¿Qué hacías tú tras el seto?
-Cortaba un par de rosas, deseo secarlas para hacer un pequeño centro de mesa.-sonrió mostrándome un par de rosas que se hallaban en una cesta a su lado.
-¿Y Jun?-interrogué inquieto.
-Duerme dentro, Jasmine vino a realizar una pequeña visita y yo le dejé al cuidado del niño. Tranquilízate Atsushi, vienes alterado.-comentó acercándose hacia mí, acariciando mi rostro para luego besarme en los labios.-Ve y salúdalo, se cordial aunque no le agrades.
-No tengo ganas de discutir.-dije acariciando su rostro.
-Al menos da las buenas tardes, no te costará nada.-besó mis labios quedándose de puntillas un instante y sonrió al apartarse.-Ahora voy contigo, primero termino de recoger las rosas que se abrieron por completo.
-De acuerdo.-susurré apartándome de él.
Nada más entrar en la casa me quité los zapatos y al pasar por el salón sus ojos se clavaron en mí. El bebé dormía en sus brazos, estaba bien agarrado a un mechón de sus cabellos en tono rojizos.
-Llegó la mala influencia.-masculló.-Pobrecito de ti Jun si sales a tu papi.-murmuró meciendo al pequeño sin quitar sus ojos de mí, esa mirada con la cual me crucificaba.
-Buenos días Jasmine.-respondí a todo lo que había dicho.
-Espero que tu mugre no se haya pegado a mi querido Kamijo.-dijo levantándose con el niño para dejarlo en el pequeño moisés de la sala.
-Jasmine no estoy para que me insultes, no me agrada venir a mi casa y que se lancen sobre mí con tanta saña.-me dirigía a mi despacho, quería encerrarme en él hasta que se marchara.
-Atsushi.-murmuró molesto caminando hacia mí con mayor rapidez de la que esperaba, con esas plataformas que llevaba supuse un ritmo más lento. Me agarró del brazo e hizo que nuestras miradas se cruzaran.-No te atrevas a jugar de nuevo con Phoenix.
-Tranquilo, no lo haré.-respondí tomando su mano para apartarla de mi brazo, sus uñas largas se clavaban incluso tras mi ropa de entretiempo.
-No voy a permitir que le hagas daño, no quiero que sufra más. Debería de ser feliz, de tomar una vida más calmada.-asentí a sus palabras y tomé su rostro con mis manos, aquello le desconcertó. Sus ojos hablaban claramente de miedo, tal vez confusión.
-Lamento haberlo hecho, aunque no me creas.-dije en un tono leve, como si fuera una confidencia.-Deja de preocuparte por él.
-No puedo.-masculló cuando me giré para regresar hacia mi meta, quería irme a mi despacho de una buena vez.-Para mí él es mi única familia.
-Para mí es todo, a pesar de mis errores y de las decepciones que ha tenido por mi estupidez. Soy un egoísta, no le convengo y sin embargo quiero hacerle feliz. Siempre sale dañado por cualquier cosa que digo o hago, aún así deseo mantenerlo entre mis brazos y aferrarlo en las noches.-me giré para mirarle fijamente a los ojos.-Merezco su desprecio, no su amor. Sin embargo, él aún no se ha dado cuenta de ello y por eso quiero disfrutarlo. El día que note que no valgo la pena entonces le dejaré libre, esta vez no prolongaré el daño.-Jasmine quedó en silencio, su rostro no mostraba sentimientos de forma aparente.-Le amo, aunque no me creas y te cueste entender mi forma de amar.
Al final conseguí llegar a mi despacho. Me encerré en él ordenando y organizando los fax que iban llegando. Envié varios mails a Paulo, contesté algunas preguntas de mi blog y merodeé por el blog de Ángel. Esa maldita página, con esa música tan fascinante. Sus mayores ídolos eran grupos que despuntaron en los ochenta, también muchas bandas japonesas.
Últimamente no había dejado de subir poemas. Uno tras otro se veía desgranar su alma, parecía una granada que iba mostrando cada una de sus pepitas y con ella endulzando el paladar de cualquier ávido lector. Si bien, estaba empezando. A pesar de ser un enfermizo escritor, era un alumno de la literatura y no un genio consagrado. Se notaba la impaciencia, el talento y la testarudez. Pero sobretodo en cada uno de aquellos escritos demostraba sus sentimientos e impulsos. Debo citar uno de los poemas, tan estéticamente bellos como metafóricos.
-Cortaba un par de rosas, deseo secarlas para hacer un pequeño centro de mesa.-sonrió mostrándome un par de rosas que se hallaban en una cesta a su lado.
-¿Y Jun?-interrogué inquieto.
-Duerme dentro, Jasmine vino a realizar una pequeña visita y yo le dejé al cuidado del niño. Tranquilízate Atsushi, vienes alterado.-comentó acercándose hacia mí, acariciando mi rostro para luego besarme en los labios.-Ve y salúdalo, se cordial aunque no le agrades.
-No tengo ganas de discutir.-dije acariciando su rostro.
-Al menos da las buenas tardes, no te costará nada.-besó mis labios quedándose de puntillas un instante y sonrió al apartarse.-Ahora voy contigo, primero termino de recoger las rosas que se abrieron por completo.
-De acuerdo.-susurré apartándome de él.
Nada más entrar en la casa me quité los zapatos y al pasar por el salón sus ojos se clavaron en mí. El bebé dormía en sus brazos, estaba bien agarrado a un mechón de sus cabellos en tono rojizos.
-Llegó la mala influencia.-masculló.-Pobrecito de ti Jun si sales a tu papi.-murmuró meciendo al pequeño sin quitar sus ojos de mí, esa mirada con la cual me crucificaba.
-Buenos días Jasmine.-respondí a todo lo que había dicho.
-Espero que tu mugre no se haya pegado a mi querido Kamijo.-dijo levantándose con el niño para dejarlo en el pequeño moisés de la sala.
-Jasmine no estoy para que me insultes, no me agrada venir a mi casa y que se lancen sobre mí con tanta saña.-me dirigía a mi despacho, quería encerrarme en él hasta que se marchara.
-Atsushi.-murmuró molesto caminando hacia mí con mayor rapidez de la que esperaba, con esas plataformas que llevaba supuse un ritmo más lento. Me agarró del brazo e hizo que nuestras miradas se cruzaran.-No te atrevas a jugar de nuevo con Phoenix.
-Tranquilo, no lo haré.-respondí tomando su mano para apartarla de mi brazo, sus uñas largas se clavaban incluso tras mi ropa de entretiempo.
-No voy a permitir que le hagas daño, no quiero que sufra más. Debería de ser feliz, de tomar una vida más calmada.-asentí a sus palabras y tomé su rostro con mis manos, aquello le desconcertó. Sus ojos hablaban claramente de miedo, tal vez confusión.
-Lamento haberlo hecho, aunque no me creas.-dije en un tono leve, como si fuera una confidencia.-Deja de preocuparte por él.
-No puedo.-masculló cuando me giré para regresar hacia mi meta, quería irme a mi despacho de una buena vez.-Para mí él es mi única familia.
-Para mí es todo, a pesar de mis errores y de las decepciones que ha tenido por mi estupidez. Soy un egoísta, no le convengo y sin embargo quiero hacerle feliz. Siempre sale dañado por cualquier cosa que digo o hago, aún así deseo mantenerlo entre mis brazos y aferrarlo en las noches.-me giré para mirarle fijamente a los ojos.-Merezco su desprecio, no su amor. Sin embargo, él aún no se ha dado cuenta de ello y por eso quiero disfrutarlo. El día que note que no valgo la pena entonces le dejaré libre, esta vez no prolongaré el daño.-Jasmine quedó en silencio, su rostro no mostraba sentimientos de forma aparente.-Le amo, aunque no me creas y te cueste entender mi forma de amar.
Al final conseguí llegar a mi despacho. Me encerré en él ordenando y organizando los fax que iban llegando. Envié varios mails a Paulo, contesté algunas preguntas de mi blog y merodeé por el blog de Ángel. Esa maldita página, con esa música tan fascinante. Sus mayores ídolos eran grupos que despuntaron en los ochenta, también muchas bandas japonesas.
Últimamente no había dejado de subir poemas. Uno tras otro se veía desgranar su alma, parecía una granada que iba mostrando cada una de sus pepitas y con ella endulzando el paladar de cualquier ávido lector. Si bien, estaba empezando. A pesar de ser un enfermizo escritor, era un alumno de la literatura y no un genio consagrado. Se notaba la impaciencia, el talento y la testarudez. Pero sobretodo en cada uno de aquellos escritos demostraba sus sentimientos e impulsos. Debo citar uno de los poemas, tan estéticamente bellos como metafóricos.
Desnuda tu piel y pliega tus alas
Cierra tu cuerpo en un abrazo
Piérdete en su mente y su estrésala
Haz con tu alma un estrecho lazo
Ven, desnúdate ante mí dulce criatura
Deja que mi ingenio te cubra
Con gruesas capas de pintura
Delineando formas abstractas en tu cintura
Desnuda tu piel, arráncale las plumas
Eres un ángel demasiado hermoso
Desnuda tu piel, arráncale la vida
Marcaré con fuego tu torso
Ven hermoso ángel, aproxímate
Besaré con dulzura tus labios
Lo haré tras mostrarte el arte
De los inútiles sabios
Si te conocieran, si entendieran
No usarían tu cuerpo como inspiración
Sino que abrirían tus piernas
Y en ellas se perderían tras una letal conmoción
Eres un ángel, eso aparentas
Bello y frágil
Eres un demonio, eso representas
Horrible y hostil
Pecaminosa criatura de quietud eterna
Dulces labios y excitante cintura
Ábrete en mi lecho con dulzura
Y deja que mi néctar corra entre tus piernas
Cierra tu cuerpo en un abrazo
Piérdete en su mente y su estrésala
Haz con tu alma un estrecho lazo
Ven, desnúdate ante mí dulce criatura
Deja que mi ingenio te cubra
Con gruesas capas de pintura
Delineando formas abstractas en tu cintura
Desnuda tu piel, arráncale las plumas
Eres un ángel demasiado hermoso
Desnuda tu piel, arráncale la vida
Marcaré con fuego tu torso
Ven hermoso ángel, aproxímate
Besaré con dulzura tus labios
Lo haré tras mostrarte el arte
De los inútiles sabios
Si te conocieran, si entendieran
No usarían tu cuerpo como inspiración
Sino que abrirían tus piernas
Y en ellas se perderían tras una letal conmoción
Eres un ángel, eso aparentas
Bello y frágil
Eres un demonio, eso representas
Horrible y hostil
Pecaminosa criatura de quietud eterna
Dulces labios y excitante cintura
Ábrete en mi lecho con dulzura
Y deja que mi néctar corra entre tus piernas
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