El sueño constaba de mi propio entierro. Empezó todo en un hermoso paraje olvidado de la mano de dios, prácticamente, y en plena naturaleza. Un viejo sacerdote cristiano emitía plegarias por mi alma pecadora. Yo ya no era católico, había pedido que me excomulgaran, sin embargo ese hombre estaba ahí. A mí alrededor no faltaba nadie, estaban todos, e incluso vi a pequeños niños representados como mis nietos. Fueron todos, pero no vestían de negro sino de forma colorida y sus rostros no mostraban aflicción alguna. Cada frase que decían era más hiriente que la anterior; eran como puñaladas directas a mi achacoso corazón, sobretodo las que me dedicaron Yutaka y Phoenix. Ambos parecían comprenderse, incluso aliarse para soltar toda la ácida bilis que estaban regurgitando. Después me abandonaban en una tumba sin nombre, a penas un montículo de piedras, para así no encontrarme o tal vez para que nadie diera conmigo. Tampoco tuve ataúd, ni flores, ni si quiera un enterrador digno. Quien echó toda la tierra sobre mí era aquel sanguinario mafioso junto a Taylor. Me olvidaban, me daban la espalda y yo me sentía miserable. No podía hacer nada, ni mover un solo músculo. Fue aterrador y lo peor de todo es que tenían razón. Todos tenían sus motivos para odiarme, olvidarme y abandonarme.
Como he dicho me desperté perlado de sudor y con Phoenix a mi lado, él sonreía aferrado a mí y yo simplemente besé su frente. Me quedé contemplándolo un par de horas, hasta que Jun comenzó a llorar. Me levanté de la cama sin perder ojo a mi pareja, para luego marcharme hacia la habitación del bebé.
-¡Papi!-decía inquieto.- ¡Papi!
-¿Papilla?-interrogué tomándolo de la cuna.- ¿Tienes hambre?-él se calmó cuando lo tomé entre mis brazos, sus ojos estaban llorosos pero al menos parecía tranquilo.-Papá te dará de comer ahora, tranquilo pequeño.-susurré besando su sien.
-Papila.-balbuceó mirándome con aquellos enormes ojos.
-Papilla.-repetí con una sonrisa alzándolo para observarlo.-Pero antes vamos a darte un buen baño.-dije tomándolo bien entre mis brazos para llevarlo al cambiador.
-Ato.-dijo estirando su brazo y señalando el patito de goma.
-¡Claro el señor Pato!-respondí acercándoselo.
Me metí en el baño para asearlo y asearme yo, después le hice una papilla de frutas y le di un biberón. Phoenix no se levantaba así que aproveché que el pequeño quedó dormido, en mis brazos, para dejarlo en la cuna y prepararle un buen desayuno. Hice tortitas, también zumo natural y café.
-Phoenix, despierta.-dije entrando en la habitación para dejar la bandeja a un lado del cuarto. Abrí las cortinas y dejé que pasara la luz.-Vamos Phoenix, hemos dormido demasiado y Jun no ha ido hoy a la guardería.-comenté y él gimió revolviéndose en la cama.
-Cinco minutos más.-masculló encogiéndose.
-A veces me pregunto si tengo un esposo o un segundo hijo.-farfullé.
-Pero bien que te gusto.-respondió con pose erótica en la cama mientras pestañeaba.
-Phoenix por favor, come.-dije sentándome a su lado.-Hoy amanecí molesto, por cosas que he soñado.
-Tengo un libro de interpretación de sueños, me lo regaló Jasmine hace años, si quieres te miro el significado.-comentó quedándose bien sentado en la cama para tomar uno de los platos de tortitas.
-No, déjalo.-respondí.-Sé que significa mi sueño.-comenté acariciando su rostro mientras él cortaba las tortitas y las mezclaba con el poco de sirope.
-¿Sí? ¿Qué era?-interrogó llevándose un trozo a la boca.-¡Que buenas!-gritó mirándome con los ojos brillosos.-Deberías hacer más seguido estas tortitas, te quedan muy buenas Atsushi.
-Arigato.-murmuré mirándole fijamente.-El sueño era mi propio entierro, donde todos me despreciabais ante mi tumba e incluso os compinchabais para ser lo más hirientes posible. Pero todo lo que decíais era cierto, os he hecho daño todos estos años y me merezco cada una de las palabras que dijisteis.
-No Atsushi.-respondió con rapidez tras engullir el trozo como pudo.-Verás, todos cometemos errores y no es justo juzgar a una persona eternamente por el pasado.-me tomó una de mas manos y sonrió.-Yo te amo, no importa nada de lo que pasó ya.
Como he dicho me desperté perlado de sudor y con Phoenix a mi lado, él sonreía aferrado a mí y yo simplemente besé su frente. Me quedé contemplándolo un par de horas, hasta que Jun comenzó a llorar. Me levanté de la cama sin perder ojo a mi pareja, para luego marcharme hacia la habitación del bebé.
-¡Papi!-decía inquieto.- ¡Papi!
-¿Papilla?-interrogué tomándolo de la cuna.- ¿Tienes hambre?-él se calmó cuando lo tomé entre mis brazos, sus ojos estaban llorosos pero al menos parecía tranquilo.-Papá te dará de comer ahora, tranquilo pequeño.-susurré besando su sien.
-Papila.-balbuceó mirándome con aquellos enormes ojos.
-Papilla.-repetí con una sonrisa alzándolo para observarlo.-Pero antes vamos a darte un buen baño.-dije tomándolo bien entre mis brazos para llevarlo al cambiador.
-Ato.-dijo estirando su brazo y señalando el patito de goma.
-¡Claro el señor Pato!-respondí acercándoselo.
Me metí en el baño para asearlo y asearme yo, después le hice una papilla de frutas y le di un biberón. Phoenix no se levantaba así que aproveché que el pequeño quedó dormido, en mis brazos, para dejarlo en la cuna y prepararle un buen desayuno. Hice tortitas, también zumo natural y café.
-Phoenix, despierta.-dije entrando en la habitación para dejar la bandeja a un lado del cuarto. Abrí las cortinas y dejé que pasara la luz.-Vamos Phoenix, hemos dormido demasiado y Jun no ha ido hoy a la guardería.-comenté y él gimió revolviéndose en la cama.
-Cinco minutos más.-masculló encogiéndose.
-A veces me pregunto si tengo un esposo o un segundo hijo.-farfullé.
-Pero bien que te gusto.-respondió con pose erótica en la cama mientras pestañeaba.
-Phoenix por favor, come.-dije sentándome a su lado.-Hoy amanecí molesto, por cosas que he soñado.
-Tengo un libro de interpretación de sueños, me lo regaló Jasmine hace años, si quieres te miro el significado.-comentó quedándose bien sentado en la cama para tomar uno de los platos de tortitas.
-No, déjalo.-respondí.-Sé que significa mi sueño.-comenté acariciando su rostro mientras él cortaba las tortitas y las mezclaba con el poco de sirope.
-¿Sí? ¿Qué era?-interrogó llevándose un trozo a la boca.-¡Que buenas!-gritó mirándome con los ojos brillosos.-Deberías hacer más seguido estas tortitas, te quedan muy buenas Atsushi.
-Arigato.-murmuré mirándole fijamente.-El sueño era mi propio entierro, donde todos me despreciabais ante mi tumba e incluso os compinchabais para ser lo más hirientes posible. Pero todo lo que decíais era cierto, os he hecho daño todos estos años y me merezco cada una de las palabras que dijisteis.
-No Atsushi.-respondió con rapidez tras engullir el trozo como pudo.-Verás, todos cometemos errores y no es justo juzgar a una persona eternamente por el pasado.-me tomó una de mas manos y sonrió.-Yo te amo, no importa nada de lo que pasó ya.
1 comentario:
Saludos no me quedo tan claro ya que los nombres en sus regiones originales pueden pertenecer a un varon y tambien a una mujer, pero conclui que es una pareja de hombres, entre a tu sitio con el unico afan de mirar una foografia y termine leyendo casi todos sus poemas y su novela corta, que bien se lee "Yo te amo no importa el pasado", que hermosa la dedicatoria a su gata, ok es difil encontrar blogs con ese toque de cultura visual, y es mas dicficil encontrar blogs creados por personas con ideas concretas ok le felicito mucho por su trabajo que no mueran los escritores hasta simpre: Lady Asura
Publicar un comentario