Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Dark City - capitulo 11 - Nuevos Aires (XXVIII)


-Deseamos su colaboración.-rogó la voz del muchacho que le acompañaba. Era un hombre seco de carnes y con unos ojos enormes, ojos que te taladraban.-Disculpe a Emilio lo conoce, a mi no.-estiró su mano hacia mí y sonrió de forma franca, mientras yo estrechaba su mano con firmeza.-Hernández, Giovanni Hernández.

-No sé en qué puedo ayudarles.-comenté mucho más relajado interiormente.

-Pues uno de los que buscamos está en paradero desconocido, se llama Stephen Slater.-reconocí el nombre y apellido, era un joven muy prometedor y el verle involucrado de esa forma me entristeció.

-Lo conozco, jugábamos al golf antes y también solíamos conversar en reuniones del partido. ¿Está muy implicado en la trama?-interrogué preocupado, ya que como he dicho cuando somos jóvenes somos muy estúpidos.

-Esa información es confidencial.-respondió Gómez mirándome fijamente a los ojos.-Deseo que de acceso a todos los datos del partido, de las personas implicadas en la lista, y que lo que se ha dicho aquí no salga a la luz.

-Tranquilo, sé como va todo.-comenté con una leve sonrisa.-Los archivos informatizados del partido están codificados, le daré el código correspondiente en un papel, y Paulo tiene una copia de la llave del local de reuniones del partido. Allí se encuentran los ficheros en papel, aunque no están tan actualizados como los informáticos pero tienen mayor dato personal.-estaba serio, mi voz era como de ultratumba y mis ojos mostraban serenidad.

-Los demás partidos también están siendo investigados, la trama tiene raíces profundas.-comentó Hernández.

-Pronto tendrá mayor conocimiento por la prensa y quizás le llamen a comisaría, porque pondrán coartadas y le impliquen a usted. Ya sabe como va esto, la otra vez también tuvo que sanear sus filas cuando se descubrió la anterior trama.-aquello que contaba Gómez me dio un leve escalofrío. Recordé como se llevaban en furgones a más de una veintena de detenidos, salían todos de sus despachos en una mañana aparentemente normal. Fue un sobresalto para mí y para todos, una lástima para la democracia.

-¿Hay algo más en que deseen que ayude?-interrogué.

-No, por el momento no.-respondió el más joven.-Tan sólo esperamos que esté disponible con facilidad, como hoy.

-Por supuesto.-respondí y miré a Paulo.-¿No tienes nada que decir?

-¿Qué quieres que diga? No los conozco, si son manzanas podridas que han caerán del árbol. No pienso prestarles ayuda, más bien una mano al cuello.

-Estoy totalmente de acuerdo.-dije con una leve sonrisa.

-Te mantendré informado, sigues siendo el presidente de honor del partido y tu dinero es lo que nos hace mantenernos donde estamos.-comentó y yo me aproximé a los policías.

-Me gustaría decir que fue un placer conversar con ustedes, pero el asunto a tratar no ha sido agradable.-comenté con un tono agrio mientras estrechaba sus manos.-Nos vemos Paulo.-añadí con un leve gesto de cabeza.

-Nos vemos.-murmuró.

Me giré dándoles la espalda y salí del Ayuntamiento sin decir demasiado. Necesitaba un buen cigarro, mucha nicotina para calmar la tensión que sentía. Sin embargo, terminé caminando hacia una cafetería cercana para pedir un té de menta con leche. Necesitaba relajarme y también tomar algo, mi estómago me pedía paliar mi apetito aunque fuera engañándolo.

Mi cuerpo aún no se acostumbraba a no tener un cigarrillo en los dedos; los chicles y parches paliaban en parte las ansias, pero no era un remedio eficiente. Estuve por levantarme y cruzar la calle hacia un estanco cercano, no me importaba que no tuvieran Kool. Mis ojos se quedaron clavados en el cartel y mis labios se apretaban, mientras mi mente tan sólo pedía un poco de fortaleza.

Un cigarro me estaba venciendo y todo por culpa de la presión que había sentido en aquel despacho. Conocía ese lugar de memoria, cerraba los ojos y podía describirlo milímetro a milímetro, si bien ver a Paulo en mi lugar me removió internamente. No sólo era eso, sino la noticia. Odiaba que alguien se dejara arrastrar por unos cuantos puñados de dólares o euros.

-¿Señor?-interrogó la camarera, una chica esbelta de ojos felinos y cabellos ensortijados desparramados por ambos lados de su cara.- ¿Señor?-preguntó de nuevo.

-Sí, ¿podría traerme un té de menta con leche y dos bolsas de azucarillo?-ella asintió a mi petición y se marchó para dar orden a mi pedido.

Realmente necesitaba nicotina, no un té. Para distraerme y no pensar tomé un periódico abandonado en la mesa contigua. Era del mismo día y tenía uno de esos alargados cepos de madera, era del local y lo tenían para la clientela. No era mi favorito, pero simplemente lo leía. Los titulares eran demasiado escandalosos y controvertidos, parecía más prensa rosa que prensa seria. Los periódicos sensacionalistas no me atraían. Lo peor de todo es que se jactaban de ser periodistas, cuando muchos de ellos no habían terminado la carrera y eran tan sólo intrusos bocazas con el ego de gigantes.

-Aquí tiene su té.-comentó la chica dejándolo frente a mí.- ¿Dese algo más?

-No, gracias.-respondí sin siquiera mirarla.

No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt