Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

jueves, 14 de enero de 2010

Dark City - capitulo 12 - El ojo del huracán (XLII)


Esta foto es mía, la he editado un poco y nada más.

Junto a la imagen quiero dejar esto para alguien especial:

Y también algo para el público en general:

Sí, tomé la misma canción ¿por qué? simplemente me pareció adecuada para ambos videos y me enamoré de la melodía.

Arigato...

Merci

Por leer mis palabras.

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-¿Quién te ha dicho que no me puedo alterar?-interrogué.-Si vieras los incompetentes que tengo dirigiendo mis empresas... los odio, son inútiles.-mascullé y di una mordida a aquella golosina.-Debo de ir a comprarle algo a Jun, ya tiene un año y la ropa cada vez le queda más pequeña... es peor que tú. A veces me pregunto si eres su verdadera madre.-reí bajo.-Tienes que ponerlo delante del armario que tiene y empieza a pedir que saques todo... al final se queda con la misma ropa y llora si se la vas a sacar.-tenía demasiada influencia femenina y no tan femenina, porque Jasmine no era una mujer precisamente ni Olivier.-Lo peor es como lo consiente el novio de mi hijo... esa maldita ropa que le regaló lo tiene fascinado... y es posesivo, tozudo y maniático... bueno pero eso son dones de los Sakurai.-comenté mirándola a los ojos.-Si quieres puedes esperarme un par de minutos, me pongo algo decente y vamos.

-Eso quiere decir que Jun sera como su padre, elegante hasta el final.-dijo tras unas cuantas carcajadas.-¿O me equivoco Mr. D&G?.-me miró de reojo mientras decía aquello.-De acuerdo, puedo esperarte, sirve que yo también le compro algo a Jun... Supongo que Mario me terminará regañando por tardar en regresar al hotel.-aquello me recordó que ya no éramos críos, que no estábamos en su casa y mucho menos que podríamos estar horas caminando por la ciudad sin rumbo fijo.-pero bueno, seguridad no me faltó, estoy con el hombre más seguro de la ciudad.-

-Sí, el más seguro.-comenté y la abracé, deseaba hacerlo.-Ve con él, podemos quedar otro día.-murmuré con una sonrisa.-¿Sabes? cuando crezcan quiero comprarles millones de juguetes, tengo un problema con el consumismo.-musité apartándome de ella.-Eso y que Jun me provoca comprarle demasiadas cosas, creo que es el más consentido de todos mis hijos. Tal vez porque ya no esperaba ser padre.

-De acuerdo, supongo que ha de estar como mi padre cuando eramos jóvenes...-dijo con una dulce sonrisa en sus labios.-Caminando de un lado a otro, esperando a que hora llegaba.-reimos ambos porque recordé vivamente a su padre resoplando y gruñendo de un lado a otro. Siempre que volvíamos ojeábamos si había alguien despierto, y siempre era él. Intentábamos no hacer ruido por el jardín, pero terminábamos fusilados por su mirada y cada uno corriendo hacia un lado distinto de la casa.-Con que no haga un hoyo en el piso esta bien.-se levantó al final y yo me quedé aún con esos recuerdos pegados a mi retina.-Deberías preguntales primero a Cat, Eduart Junior y Amaury que puedes comprarle a Yutaka y Momo, que esos chicos han arrasado con todos los juguetes, peluches y ropa de la tienda a donde fui.-comentó echando a caminar hacia la puerta.

-Puto melenudo... doy gracias que no acabara con él Miho.-dije en un suspiro.-Es demasiado parecido a mí, si ya tengo referencia de todo lo que le han comprado porque Hizaki me llamó histérico gruñendo porque compraron cosas que él había pedido comprar antes.-reí a carcajadas entonces.-Lo grande del asunto es ver a Amaury correr como colegiala detrás de Hizaki y que Hizaki le huya.-era demasiado cómico todo aquello, sobretodo porque aunque fuera un maldito idiota era un asesino serial... pero no como Yue.

-Mira nada más...-murmuró sin girarse del todo.-Tenía que ser hijo tuyo.-alzó y bajó las cejas.-Lo persiguen los pasivos.-me levanté cuando dijo aquello recordando a Yutaka persiguiéndome por las calles mientras refunfuñaba.-Lo realmente cómico sería ver a Amaury como Uta, detrás de él con un taper lleno de comida recién hecha.-rió a carcajadas por lo que había dicho.-Pero claro, jamas veremos eso porque Amaury a duras penas sabe como se llama, ni siquiera se dio cuenta de que Miho sentía algo por él...-se acercó a mí codeándome para molestarme.-¿Te imaginas a tu pequeña princesa con Amaury? Tus nietos serian replicas idénticas a ti.

-Amaury es como Yutaka, no te confíes.-dije tocándome la sien.-Pero es un pandillero, aunque sabe cocinar.-murmuré.-No sé que mierdas prepara que todos engullen como si fuera a desaparecer.-la miré de reojo.-Como ves me entero de como son quienes la rodean, no me fijo un pelo de nadie que se le acerque, pero no la agobio. Sobre esos dos juntos...-revoloteé los ojos.-No me lo recuerdes...

-Anda padre sobreprotector dime ¿Qué hubiera pasado si Miho no hubiera conocido a Josep?.-seguía codeándome.-¿Harías lo mismo que hiciste con Josep? Secuestrarlo para que se uniera a la manada ¿o qué? Porque sabiendo que Amaury es un tú joven supongo que una buena encerrada en un callejón sería lo más adecuado para ustedes ¿verdad?.-pestañeó sin dejar de carcajearse luego.

-Eso ya lo hice.-se escapó sin darme cuenta.-Quiero decir, hablar con él cara a cara...-carraspeé.-Todo legal, yo no voy amedrentando a niñatos de a penas dieciocho, ya me conoces Megumi.-bueno, sólo amedrentar no... demasiado fácil.

-Claro que te conozco, por eso preguntaba lo del secuestro.-me miró de forma felina como si me hubiera dejado contra las cuerdas al delatarme.-Sólo quería confirmar lo que Miho me había dicho.-susurró pellizcando mi mejilla.-¡Ay! ¡Atsushi!-soltó un suspiro dramático.-Aún sigues siendo tan predicable.-se miró sus largas uñas y sonrió de lado.-Sera mejor que regrese al hotel, no quiero encontrarme con un enorme hoyo.

-Dale recuerdos a Mario y gracias por el Barolo de sus tierras, no sabes cuanto aprecio que pidiera a su padre que enviara un par de botellas.-era con doble sentido, quería molestarla. Besé su mejilla y una de sus manos, como todo un caballero.-Nos vemos Megumi

Ella se apartó frunciendo el ceño y levantándome su dedo corazón. Se marchó molesta, quería molestarme y acabó ella refunfuñando. A la salida casi se marcha sin sus botas y como pudo chapoteó hasta la parada de taxis cercano. Yo sólo me carcajeaba. No podía dejar de pensar en su expresión de gata molesta. Sin duda era divertido volver a tenerla cerca, poder conversar de ese modo como si nada importara. Con ella me sentía un niño de veinte años, volvía a ser el Atsushi que Phoenix no había podido conocer. Mis viejos amigos me hacían sentir así, sobretodo ella que fue mi confidente como lo era Miho para Amaury.

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt