Benji explicando su radio y la función que llegó a cometer... ¡Por eso es mi ministro de comunicaciones!
Lestat de Lioncourt
Mi voz se transmitía primero en una
pequeña emisora que sólo cubría el radio de Nueva York. Muchos
empezaron a escucharme porque pensaban que era una gran performance a
lo Orson Welles, pues la verdad es difícil de aceptar o asimilar
para la población. Los seres humanos creen que son la especie
dominante y que no existe nada más impresionante que sus grandes
avances científicos, culturales o gubernamentales. Sin embargo hay
distintas especies correteando por las calles abarrotadas de sus
queridas metrópolis, pues nos aglutinamos sobre todo donde la caza
es más fácil y podemos recurrir a distintas argucias para
deshacernos de las pruebas que nos impliquen. Sin embargo la emisora
era algo pequeña, ineficiente para poder expandir mis tentáculos y
mis inquietudes avanzaban más rápido que mis posibilidades.
Usualmente paso más de tres horas
encerrado en diferentes bibliotecas. Armand compró numerosos libros
sobre tecnología, inventos modernos y diversas revistas científicas
que me han ayudado a experimentar con la programación de mi
ordenador. Él no sólo los compra para mí, pues parece muy
interesado en todos los avances humanos, y no humanos, que se ponen a
su alcance. Si bien parece más reticente a poner todo en práctica,
pero sin su apoyo no habría logrado lo que hoy tengo.
Mi radio dejó de ser una pequeña y
ruidosa emisión llena de interferencias para convertirse en una
nítida grabación que se podía escuchar al instante en cualquier
lugar del mundo. No importaba si llegabas tarde para escuchar todo el
programa pues tenía preparado diverso material, como numerosos
podcast sobre lo ocurrido. Me convertí en una esperanza para muchos,
en la unión permanente entre la cordura y la soledad más extrema.
Empezaron a llamar vampiros de todo el mundo interesados en noticias
diversas, en historias que ellos habían escuchado vagamente y
algunos hablaban sobre sí mismos intentando encontrar a su “creador”
o viejos compañeros. Incluso había vampiros que habían creado a un
grupo considerable de compañeros y ahora estaban solos, perdidos y
heridos desde los ataques que sufrió el vampirismo en los 80's,
justo cuando la violenta reina Akasha decidió despertar para asombro
de todos.
Comencé a ser famoso. No sólo emitía
los programas de radio sino que también distribuía fotografías de
los distintos colaboradores, cartas del público, viejas imágenes e
incluso pequeñas introducciones históricas ofrecidas por mi amo, el
milenario Marius Romanus, para que todos pudieran disfrutar de la
intrahistoria que se había generado entorno a nuestra gran
comunidad. Realmente era una oportunidad mágica para unir a todos
los vampiros y empezar una larga tregua donde la paz fuese lo único
importante.
Pero no todo sale como uno quiere,
¿verdad? Poco a poco la historia de mi radio se salpicó de sangre,
se llenó de humo y fue imposible detener el desastre que acabó con
numerosas voces. Cientos de vampiros hacían su última llamada de
socorro en locales donde entraban vampiros antiguos para perpetrar
horribles crímenes contra los jóvenes. Seres abominables que en
ocasiones aparecían convertidos en una cárcel de piel y huesos,
vampiros tan antiguos que habían dormido durante siglos bajo tierra,
y que ahora caminaban enfurecido arrasando con todo. También, para
nuestra desgracia, se supo que otros amados por la comunidad, incluso
venerados por sus grandes acciones décadas atrás, se habían
convertido en asesinos que destruían países a su paso. Era como ver
el Día del Juicio Final repetirse continuamente en diferentes partes
del mundo, pero sobre todo en pequeñas agrupaciones en Brasil y la
zona sur de América.
¿Qué sucede en las películas cuando
una catástrofe así ocurre? Fácil. Llaman al héroe de turno. En
muchas películas americanas son los superhéroes los que entran en
acción. Superhéroes como Superman, Batman, Iron Man o el Capitán
América. Nosotros contábamos con un héroe un tanto extraño y
desacertado, alguien que siempre estaba ahí en mitad del desastre y
salía ileso, con el que muchos nos sentíamos identificados sólo
por su ansiedad de conocimiento y su vertiginosa vida en los primeros
y fundamentales años. Él es Lestat.
Los humanos siempre han creído que
Lestat es un personaje de ficción, igual que los héroes de comic,
pero no es así. Y aunque lo fuese, ¿no se convierte uno en ese
personaje cuando lo lee? ¿No somos todos un poco Lestat por todo lo
que hemos aprendido de él? Pues yo aprendí a ser directo e
irreverente y no tardé en llamarlo a escena una y otra vez. Cada día
lo hacía de una forma distinta hasta que al fin descolgara el
teléfono y dijera qué demonios quería. Al final aceptó la
propuesta pero fue porque otro vampiro, su gran aliado y uno de sus
mejores soportes a la hora de caer en desgracia, consiguió contactar
con Lestat por pura casualidad.
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