Lo de Goblin es algo que no puedo comprender del todo... bueno sí. Amaba a su hermano de muchas formas, pero que Quinn no se diese cuenta que era su hermano...
Lestat de Lioncourt
Hacía días que mi abuelo había
fallecido y no podía olvidar los momentos previos a conocer la
noticia. Esas manos fantasmales recorrían mi cuerpo y mi figura se
doblegaba ante sus deseos. Aún podía escuchar el sonido de la ducha
golpeando los azulejos, baldosas y la cerámica la bañera. Incluso
sentía el vapor del agua calentando mi piel ascendiendo hacia el
techo mientras el espejo se enturbiaba. Todo era un sueño vívido
demasiado terrible porque la tristeza de la muerte de mi abuelo se
mezclaba con la excitación extraña de esos momentos.
Desde que tengo memoria él ha estado
junto a mí. Jamás ha hecho algo como aquello. Fue horrible saber
que conocía con detalle mis bajos instintos. Hizo que me pegara a la
pared del baño y abriese las piernas sin pudor igual que una fulana
bien entrenada. El agua empapaba mis rizos provocando que se pegaran
a mi rostro y nuca, mientras él me agarraba de las caderas y me
hacía sentir su miembro invisible. Me hizo gemir. Logró que gimiera
su dichoso nombre.
Tumbado en aquella cama completamente
desnudo, sofocado por el calor y los recuerdos, noté su presencia.
Siempre estaba ahí, pero a veces incluso percibía donde miraba. Sus
ojos se clavaron en los míos mientras se hacía ver tomando forma.
Su piel lechosa, sus ojos azules y su cabello negro era tan idéntico
a mí como el resto de sus rasgos. Era como ver a un gemelo perverso
buscando en su igual a un amante. Pero, ¿yo que era? Yo era la
fulana de ese hermano, amante de un incesto, que necesitaba ser
correspondido.
Sin pensarlo mucho abrí mis piernas
invitándole en silencio. Mi mano derecha comenzó a deslizarse de mi
torso hasta mi vientre y de mi vientre hasta mi pene. Agarré con
fuerza mi miembro y comencé a estimularme sintiendo el extraño peso
de Goblin, como así lo he llamado siempre, sobre el colchón y luego
sobre mí.
Se personó vestido pero en un pestañeo
estaba desnudo impulsándose fuerte entre mis piernas. Notaba como
esa energía pavorosa pulsaba con fuerza mi próstata. Su lengua
viscosa e invisible se hundía en mi boca y prácticamente me
arrebataba el aliento. La cama se movía suavemente por cada impulso.
Mis piernas se abrían cada vez más y pronto mi espalda se arqueó
dejando que sólo me apoyara en el colchón por mis hombros y
talones. Él me levantaba de aquellas sábanas revueltas, de ese
colchón vencido y de una cama que jamás había creído que la
usaría para un acto tan ruin.
Dejé de masturbarme para aferrarme a
las sábanas, pero él me liberó para girarme de un solo golpe. Noté
como me pegaba el rostro a la almohada y me penetraba de nuevo con
una furia increíble. Parecía querer marcarme a fuego como de su
propiedad. Incluso notaba sus dedos fantasmales envolviendo mi sexo
con deseo. Finalmente cerré los ojos dejándome llevar como
cualquier puta y grité algunos gemidos porque el placer me cegaba.
Cuando llegué a la eyaculación escuché su risa jactándose de lo
que había provocado mientras se desvanecía.
¿Qué era yo? ¿Un divertimento?
Posiblemente. Él se divertía haciéndome experimentar aquello.
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