¡Ah! Esos dos... ¿no son adorables? Digo, Armand y Louis.
Lestat de Lioncourt
Me quedé observando desde la puerta
aferrado al pomo mientras ellos discutían con tranquilidad, y sin
pausa alguna, qué hacer. El mundo entero conocía su vieja relación
de amistad, pero no sabían cuan unidos podían estar ambos a pesar
de haberse llamado cosas terribles en sus memorias. La verdad sea
dicha ambos contaron sus historias en plenas crisis emocionales y
ambos pidieron disculpas mutuas cuando notaron al otro ofendido.
Armand y Louis eran algo más que dos simples amigos sentados en una
sala a media luz intentando comprender qué ocurría.
—Louis, ¿por qué tengo que ser yo
el anfitrión?—dijo quejoso.
Había escuchado miles de veces como
quien fue, y aún es, un ángel, un salvador, un pequeño demonio
bondadoso fue líder de dos sectas muy diferentes. La Secta de la
Serpiente era antigua y formaba un aquelarre de normas estrictas que
incluso él sentía como pequeñas navajas enterrándose en sus
sueños, asesinándolos así y convirtiéndolo en una figura llena de
amargura. La otra fue un simple aquelarre de vampiros cuyo propósito
era jugar con sus víctimas imitando a humanos que interpretaban a
vampiros. Él era tan terco que pese a ser un líder útil y fuerte
odiaba liderar o hacer algo que no fuese por su círculo cercano.
—Este edificio es lo suficientemente
grande para dar acogida a tantos inmortales sin que se sientan
incómodos por la presencia de otros—explicó Louis sosegadamente.
—Recuerdo la vieja reunión y no hubo
problemas. No hubo organizador como esta—replicó intentando
desembarazarse del asunto—. Era un lugar pequeño y perdido en
medio de San Francisco. ¿Por qué yo? ¿Por qué mi edificio? Ah,
no.
—Éramos menos—dijo con paciencia—.
Luego hubo otra y mataste a muchos jóvenes porque era un lugar
peligroso para la seguridad de algunos vampiros y humanos que estaban
con nosotros.
—No quiero—se cruzó de brazos
recostándose en aquel enorme sillón de orejas. Sus piernas no
llegaban al suelo y pateaba como si fuera un niño.
—Benjamín ha pedido una reunión
constantemente para parar este desastre—prosiguió para hacerle
entender que era necesario para frenar las Quemas.
—¡Ah, claro!—se quejó colocando
sus manos en los brazos del sillón para impulsarse—. Como Benji lo
ha hecho debo dar yo la cara por él—dijo ligeramente inclinado
hacia delante mientras le miraba como un niño en plena pataleta.
—Armand...—murmulló.
—¡Qué!—exclamó—Oh, tú no te
sientes miserable al recordar a uno de tus maestros discutiendo con
otro hora tras hora. Tampoco tuviste que ver como terminó esa
discusión.
Yo no viví el momento en el cual
Santino ardía como si fuera una miserable cerilla. Las reuniones
fueron varias y parecían mezclarse en aquella discusión. Porque
siendo sincero siempre había discusiones peores que estas cuando nos
reuníamos. Parecía que los vampiros guardábamos demasiado rencor
como si eso nos mantuviese vivos.
—Aún te duele la muerte de Santino.
—Efectivamente—dijo apoyando los
codos sobre sus muslos quedando inclinado hacia delante, agachando la
cabeza y dejando que algunos de sus mechones cubrieran frente.
—Es a Marius a quien no quieres
aquí—dijo una obviedad. Claro que era él. Siempre era el amo a
quien quería lejos.
—Es todo, Louis—murmuró.
—¿Quieres un abrazo?—preguntó
levantándose del sofá con elegancia mientras dejaba su libro, el
cual había tomado para rememorar momentos con Lestat, sobre una
mesilla adjunta.
—Oh, sí. Ahí vienes. ¡Ahí
vienes!—dijo alzando las manos.
—Armand, no lo hago para que cambies
de opinión entre mis brazos—susurró.
—Haz lo que quieras—refunfuñó.
—Eres como ese enano gruñón en
Blancanieves—dijo sosteniéndolo al fin contra él.
—¡Oh, Dios! ¿Por qué me comparas
con él?—preguntó hundiendo su rostro en el torso de su viejo
amigo.
—Por lo gruñón—respondió entre
carcajadas.
—Claro, el tamaño no tiene nada que
ver...
No sé como pero después me buscó, se
puso frente a mí y me abrazó dándome luz verde para que la reunión
fuese en nuestro refugio, en su edificio, porque creía que era lo
mejor para todos.
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Dedicado a mi amiga Raku por soportarme tantos años. Feliz Cumple, baby.
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