Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

viernes, 17 de junio de 2016

Grumpy

¡Ah! Esos dos... ¿no son adorables? Digo, Armand y Louis. 

Lestat de Lioncourt





Me quedé observando desde la puerta aferrado al pomo mientras ellos discutían con tranquilidad, y sin pausa alguna, qué hacer. El mundo entero conocía su vieja relación de amistad, pero no sabían cuan unidos podían estar ambos a pesar de haberse llamado cosas terribles en sus memorias. La verdad sea dicha ambos contaron sus historias en plenas crisis emocionales y ambos pidieron disculpas mutuas cuando notaron al otro ofendido. Armand y Louis eran algo más que dos simples amigos sentados en una sala a media luz intentando comprender qué ocurría.

—Louis, ¿por qué tengo que ser yo el anfitrión?—dijo quejoso.

Había escuchado miles de veces como quien fue, y aún es, un ángel, un salvador, un pequeño demonio bondadoso fue líder de dos sectas muy diferentes. La Secta de la Serpiente era antigua y formaba un aquelarre de normas estrictas que incluso él sentía como pequeñas navajas enterrándose en sus sueños, asesinándolos así y convirtiéndolo en una figura llena de amargura. La otra fue un simple aquelarre de vampiros cuyo propósito era jugar con sus víctimas imitando a humanos que interpretaban a vampiros. Él era tan terco que pese a ser un líder útil y fuerte odiaba liderar o hacer algo que no fuese por su círculo cercano.

—Este edificio es lo suficientemente grande para dar acogida a tantos inmortales sin que se sientan incómodos por la presencia de otros—explicó Louis sosegadamente.

—Recuerdo la vieja reunión y no hubo problemas. No hubo organizador como esta—replicó intentando desembarazarse del asunto—. Era un lugar pequeño y perdido en medio de San Francisco. ¿Por qué yo? ¿Por qué mi edificio? Ah, no.

—Éramos menos—dijo con paciencia—. Luego hubo otra y mataste a muchos jóvenes porque era un lugar peligroso para la seguridad de algunos vampiros y humanos que estaban con nosotros.

—No quiero—se cruzó de brazos recostándose en aquel enorme sillón de orejas. Sus piernas no llegaban al suelo y pateaba como si fuera un niño.

—Benjamín ha pedido una reunión constantemente para parar este desastre—prosiguió para hacerle entender que era necesario para frenar las Quemas.

—¡Ah, claro!—se quejó colocando sus manos en los brazos del sillón para impulsarse—. Como Benji lo ha hecho debo dar yo la cara por él—dijo ligeramente inclinado hacia delante mientras le miraba como un niño en plena pataleta.

—Armand...—murmulló.

—¡Qué!—exclamó—Oh, tú no te sientes miserable al recordar a uno de tus maestros discutiendo con otro hora tras hora. Tampoco tuviste que ver como terminó esa discusión.

Yo no viví el momento en el cual Santino ardía como si fuera una miserable cerilla. Las reuniones fueron varias y parecían mezclarse en aquella discusión. Porque siendo sincero siempre había discusiones peores que estas cuando nos reuníamos. Parecía que los vampiros guardábamos demasiado rencor como si eso nos mantuviese vivos.

—Aún te duele la muerte de Santino.

—Efectivamente—dijo apoyando los codos sobre sus muslos quedando inclinado hacia delante, agachando la cabeza y dejando que algunos de sus mechones cubrieran frente.

—Es a Marius a quien no quieres aquí—dijo una obviedad. Claro que era él. Siempre era el amo a quien quería lejos.

—Es todo, Louis—murmuró.

—¿Quieres un abrazo?—preguntó levantándose del sofá con elegancia mientras dejaba su libro, el cual había tomado para rememorar momentos con Lestat, sobre una mesilla adjunta.

—Oh, sí. Ahí vienes. ¡Ahí vienes!—dijo alzando las manos.

—Armand, no lo hago para que cambies de opinión entre mis brazos—susurró.

—Haz lo que quieras—refunfuñó.

—Eres como ese enano gruñón en Blancanieves—dijo sosteniéndolo al fin contra él.

—¡Oh, Dios! ¿Por qué me comparas con él?—preguntó hundiendo su rostro en el torso de su viejo amigo.

—Por lo gruñón—respondió entre carcajadas.

—Claro, el tamaño no tiene nada que ver...


No sé como pero después me buscó, se puso frente a mí y me abrazó dándome luz verde para que la reunión fuese en nuestro refugio, en su edificio, porque creía que era lo mejor para todos.  


----

Dedicado a mi amiga Raku por soportarme tantos años. Feliz Cumple, baby. 

No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt