Ese espíritu me fascina... ¿A ustedes no?
Lestat de Lioncourt
Mirarme al espejo es un pasatiempo que
suelo realizar muy a menudo. No me creo Narciso o Adonis, si bien es
un placer poder contemplar mi reflejo y poder captar la belleza
idílica que una vez quise tener.
No nací. No fui creado. No sé cómo o
por qué surgí. No tengo ni la menor idea de dónde proviene mi
poder. Desconozco por completo cómo y cuándo comencé a pensar por
mí mismo, si esto tiene un motivo o simplemente fue una casualidad.
Sé que no soy de este mundo. Surgí de una brecha de la cual salimos
disparados los espíritus que conformaron los misterios y creencias
del hombre antiguo y del moderno. Fuimos el susurro de las ramas de
los bosques, las palabras en el viento de las cuevas y grutas, los
compañeros de aquellos viajeros perdidos por el desierto, los que
consolaban a los difuntos y festejaban los nacimientos. Traviesos,
bondadosos, malignos y ecuánimes. Sí, estábamos ahí. Sí,
vinimos. Sin embargo, cada cual se desarrolló de algún modo.
Me llamo Gremt Stryker Knollys. Yo
mismo me puse nombre, pues ni siquiera tenía uno. Hace más de mil
años que decidí tener voz ante una hermosa mujer, la cual poseía
un espíritu indomable. Me enamoré de su arrollador talento para
provocarme un impacto formidable. Ella logró que dejase de llorar,
lamentándome por la muerte de un viejo poeta que yo admiraba, para
que me alzara y buscara el sentido de mi vida, de mi historia, de mi
verdad y de mi don.
Me puse metas, retos, deseos,
ambiciones que podían ser las de un chiquillo travieso y finalmente
comprendí por qué Amel quiso un cuerpo, adoró la sangre y se
mezcló entre los hombres y sus almas. Al contrario que él decidí
crear mi propio cuerpo, mejorándolo a partir de la maraña que era,
para tener un físico apropiado y adaptado a la belleza de aquella
época, la cual no difiere demasiado a la moderna. Me di unos ojos
prodigiosos, de un color intenso, y una piel clara como la leche para
añadir unos cabellos negros algo revueltos y un físico delgado.
Después luché por conseguir
compañeros decididos a parar los pies a Amel. Conocí a un
sollozante Tesjamen cuya compañera había fallecido ante el horror,
la miseria y la mentira de los hombres. Los humanos pueden ser
horribles y no comprendían que tras un rostro demacrado, marcado por
la fealdad, se halla un alma hermosa. Había conocido el alma de esa
mujer y le había ayudado a ser ella misma. Hesketh, una magnífica e
ingeniosa germánica, dejó de ser la horrible bruja para convertirse
en un espíritu que se asemejaba demasiado a un hermoso ángel.
Para ustedes es tan fácil mirarse al
espejo y reconocerse... Si bien, para mí es un maravilloso logro.
Seguiré mirándome siempre. Del mismo modo que lucharé con mis
amigos, los cuales siento que son como mis hermanos, para que
prevalezca la razón, la justicia, la verdad, la pasión, el ingenio
y el talento en Talamasca.
Yo soy el más antiguo de sus miembros.
Yo soy el espíritu que Pandora ayudó. Yo soy Gremt.
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