Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

viernes, 4 de junio de 2010

Dark City - Capítulo 17 - Ironías del destino XXV


El resto del día lo dediqué a estar con Jun. Él no se despegaba demasiado de mí. Phoenix siempre dijo que terminaría siendo una replica mía aún más perfecta que Hizaki. Yo simplemente rogaba paciencia para cuando fuera un adolescente, puesto que si salía tan parecido a mí tendríamos problemas ambos. Pero en esos momentos no parecía un pandillero sin corazón, sino dulce y frágil. Intentó durante todo el día llamar mi atención, cuando no le hacía caso terminaba molestando al gato y este parecía perder la paciencia por momentos.

No pude dormir mucho en la noche puesto que el calor me lo impedía, también el nerviosismo que tenía porque podía ser un encuentro tenso. No nos habíamos reunido los cinco a la vez desde hacía mucho, por ello estaba más nervioso que de costumbre. Pero terminé durmiéndome con Phoenix acomodado sobre mi pecho.

En la mañana siguiente me levanté temprano, me di un buen baño relajante para soportar todo lo que vendría durante el día, y me marché rumbo al bar donde habíamos quedado. Me puse ropa cómoda que no desentonara con el resto. Cada vez vestía más como un veinteañero, era curioso porque mi hijo cada vez vestía más como un cuarentón. Así que tomé uno de mis trajes de verano y creo que acerté porque nada más llegar vi a Imai con un traje similar.

-¡Atsushi aquí!-exclamó señalando un taburete próximo a la barra.-¿Quieres una? Está bien fría y las hay alemanas, japonesas, españolas y americanas.-él estaba en su paraíso.-También tiene sidra.

-No bebo tan temprano, son sólo las once de la mañana.-comenté sentándome a su lado.

-Yo ya llevo dos, con el calor que hace ahí fuera dan ganas de enchufarse al grifo de la cerveza.-dio un trago a su jarra y me dio un buen golpe en la espalda.-¿Y cómo estás enfermito?

-Pues hasta ahora pensaba que perfecto, pero creo que me duele la espalda.-dije mirándolo de reojo.-Estás de buen humor.

-Te corrijo, estoy de muy buen humor.-comentó girándose hacia mí.-Me sienta bien volver con vosotros, no sé porqué. Creo que esto irá bien esta vez.

-Dicen que a la tercera va al vencida.-escuché la voz de Hide tras mi espalda, al girarme lo vi.

-¿Desde cuándo estás aquí?-interrogué.

-Ah, él llegó antes pero estaba en el baño.-comentó Imai.-¿Te pido otra copa?

-No, ya con una voy bien.-puso mis manos sobre mis hombros y sonrió.-¿Qué tal estás Atsushi?

-Mejor que hace unos días.-respondí.-¿Y los hermanos?

-Supongo que Yutaka estará al caer.-dijo Hide.-Pero Anii tenía que ir al médico y tal vez se retrase.

-¿Qué le pasa?-pregunté mirando a Imai y él tan sólo sorbía su cerveza.

-Ah, eso.-dijo alzando una ceja.-Se resfrió porque el muy idiota se la pasó el otro día tirado en el suelo por culpa del calor. Más que por el resfriado creo que es alergia.

Después de ponernos al día y mientras esperábamos a Yutaka y Anii nos entretuvimos conversando sobre los temas y el libro. Hidehiko decía que a pesar de ser un libro homosexual y algo extraño, prácticamente una biografía, le impactó lo realista que era y que le llegaba más que cualquier otra obra. Él solía leer cualquier libro, tenía la mente abierta y era un pequeño ratón de biblioteca. Imai dijo que fue genial leerlo, que no sabía que Paulo Wilde escribiera de ese modo y se convirtió en un fanático hasta tal punto que ya tenía todas las obras que había escrito hasta el momento.

En el hospital tan sólo nos dedicamos a pasarnos los trozos de las canciones, los arreglos que le haría cada cual, pero no a dialogar sobre la obra en sí. Realmente era un buen proyecto y parecía tener algo más que una buena puesta en escena. Era una novedad que cantaran varios grupos en directo, canciones como si fuera una banda sonora, aunque fuera tras los actores y prácticamente escondidos. No querían usar un cd, porque deseaba que sonara en directo y el directo siempre era más espectacular que algo grabado.

Yutaka llegó finalmente con su pareja, más bien con su perro guardián, que cargaba todo su equipo de fotografía. Anii llegó veinte minutos después que su hermano. Finalmente todos pedimos algo de alcohol para brindar, Imai llevaba su quinta o sexta cerveza y seguía como si no hubiera bebido ni gota de alcohol.

No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt