Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

viernes, 30 de julio de 2010

Dark City - Capitulo 18 - Camino vital VI


Al regresar a la cafetería fueron llegando uno tras otro los conocidos de mis hijos y mis hijos. La única persona que faltaba era Miho. Hizaki parecía como ido, Hero simplemente conversaba con el chico con nombre de gato y el hijo de Josep. Los tres parecían llevarse bien. Todo estaba tranquilo hasta que Hizaki me pidió conversar en una zona apartada al resto.

-Aquí estará bien.-dijo tomando asiento para mirarme fijamente.

-¿Qué sucede? ¿Tienes problemas?-me parecía extraño ese comportamiento en él. Jamás había pedido algo así. Cuando tenía que decirme algo lo hacía sin más, era curioso que quisiera apartarme y tuviera esa mirada.

-En mi vida no, pero en la vida de otros sí y es culpa mía.-respondió antes de clavar sus ojos en mí como si fueran dos puñaladas certeras.-Yo le conté todo a Miho, ella se molestó contigo porque yo le dije todo lo que sabía sobre tus juegos con Yutaka.

Nunca se pasó por mi cabeza que él pudiera ser tan imprudente, tan estúpido como lo estaba siendo. Me había vendido frente a Miho, nada más y nada menos ante mi propia hija. Él tenía la culpa de todo lo que había ocurrido. Él y nadie más. Comencé a comprender su preocupación, sus lágrimas y sus preocupaciones.

La rabia colapsó mi cabeza. Creo que la vena de mi frente se notó más que nunca. El tic de mi ojo apareció como de la nada. Mis manos se agarrotaron en forma de puño, porque las ganas de golpearlo no se iban. Había jodido todo. Yo quería contarle a Miho, pero hacerlo de forma serena y explicándole el porqué. Sabía bien lo bruto que podía ser Hizaki, el poco tacto que tenía con su madre lo demostraba todo.

-¡Qué!-exclamé golpeando la tabla de la mesa.

-¡Perdóname!-gritó antes que lo tomara por la solapa del traje y lo zarandeara.-¡Eres un estúpido! ¡Eres idiota! ¡No sé como puedes ser hijo mío! ¡Eres un cobarde! ¡Te metes en las vidas ajenas y así eres feliz!-me apartó las manos y salió corriendo de la cafetería, ni quería enfrentarme ni quería escándalos, pero yo no estaba por permitirle que se fuera sin ser regañado como debía ser.-¡Hizaki Sakurai de la Rosa!-espeté corriendo detrás de él dispuesto a todo.

-¡Déjame!-exclamó al salir del local.

No me percaté que no fuimos los únicos en salir, el resto de mocosos me agarraron junto a Hero. Todos empezaron a gritar que lo dejara, que no le hiciera daño.

-¡Eres un idiota! ¡Por tu culpa Miho se fue a Londres! ¡Tienes la culpa de todo! ¡Incluso de mis infartos! ¡Maldito idiota! ¡Tienes la cabeza llena de serrín!-era poco lo que le gritaba, intentaba controlarme pero no podía.

-¡Atsushi su corazón!-escuché gritar a Eduart aferrado a mi brazo.-¡Su corazón!

-¡Mierda tio cálmate!-decía aquel melenudo de Amaury prácticamente subido en mi espalda.-¡Si te infartas no arreglarás nada! ¡Sólo te vas a joder tú!

-¡Papá déjalo!-decía Hero llorando agarrado a mi otro brazo.

-¡No lo hice con mala intención! ¡Yo estaba preocupado y molesto! ¡Phoenix me agrada! ¡También Yutaka! ¡No se merecían eso! ¡Aquí quien tiene la culpa eres tú! ¡No apruebo lo que hizo Miho porque se pasó! ¡Pero yo también estoy molesto contigo! ¡¿Cuándo aprenderás a amar sin dañar a nadie?!-esas palabras me dejaron quieto y todos se apartaron de mí.

Entré en la cafetería de nuevo y me senté en un lugar apartado, yo solo, quería meditar lo que me había dicho. Siempre salía alguien dañado. Sin embargo, creía que ya estaba empezando a hacerlo bien de una buena vez.

Mientras meditaba Amaury entró sentándose frente a mí. Colocó la silla del contrario y apoyó sus brazos sobre el respaldo. Sus ojos eran puro fuego, podía decirse que su mente estaba bien revuelta entre varios sentimientos a la vez.

-No me caes bien del todo, pero al menos reconociste sus errores como político.-dijo antes de rascarse la cabeza, tal vez era su forma de buscar las palabras mágicas.-Pero no pareces mal tipo con tus hijos, eso le hace bueno. Verás no te estoy haciendo la pelota, pero mi padre fue una mierda y bueno Miho no sabe la suerte que ha tenido con sus viejos. Tiene a Yutaka y a ti para cuidarla, además de Megumi que se ve bien buena.-tomó aire y lo dejó ir para deslizar sus ojos por la mesa.-No sé como decir esto.-declaró con sinceridad observándome de nuevo.-Miho se dará cuenta que todos la cagamos. Ella también la caga, yo la cago. No es algo que sólo está en ti, está implícito en toda esta pocilga que llamamos planeta Tierra, mundo o cagarruta univeral.-tomó una servilleta.-Quiero que me diga lo que puede conseguir de ella, sé que la investigará y no sé que mierdas más, y a mí Josep no me dirá nada. Tampoco le va a decir nada a Eduart. Sé como es con sus crías y por protegerlo hará lo imposible. Así que por favor.-empezó a anotar su número y dirección.

-No voy a investigarla.-dije con seriedad.-Se agradecen tus palabras hacia mi persona.-comenté observándolo.-Sé que tú mataste a tu padre y a tu madre, son cargos que cayeron sobre ti pero terminaron quitándote como sospechoso. No voy a decírselo a nadie.-su rostro era de asombro, como si le hubiera caído un jarro de agua fría.-Fue por supervivencia. Yo hubiera hecho lo mismo con mi padre, pero me faltó valor. No digo que esté bien, la vida humana es algo que no se puede restaurar, pero sé lo que sentiste y sé que te liberaste. Nada más.

-¿Qué quieres a cambio?-quería comprar mi silencio y yo simplemente me eché a reír, eso fue divertido.

-Lo sé desde que te investigué.-revolví su melena.-Al igual que sé que te gusta el cacao, por tus palabras y porque has hecho que termine tragándote... tómate un cacao frío a mi salud.-me levanté.-No se lo diré a nadie.

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt