Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

viernes, 6 de agosto de 2010

Dark City - Capitulo 18 - Camino vital XII


-¿Jasmine?-interrogué.-Jasmine está en mi casa, por eso vine. No deberías aparecer por allí en un buen tiempo, hasta que él esté dispuesto a volver a tu lado seguro de sí mismo y de tus sentimientos.-era mi punto de vista, tenía que exponerlo.-Es un consejo, haz lo que quieras. Pero es un consejo que deberías tener presente.

-Lo sé, lo sé.-dijo tras dar una buena calada a su cigarro.

-¿Lo sabes? ¿Y no haces nada?-pregunté.-Pensé que irías detrás de él.

-Atsushi he ido detrás de él, he llorado frente a él, he aguantado que me rompiera la vajilla de mi familia hiriéndome inclusive, he rogado y sobretodo he pedido perdón mil veces. Ya estoy agotado. Si quiere llorar que llore, yo ya no puedo más. Mentalmente estoy agotado al respecto.-comentó antes de dar otra calada al cigarrillo.-Tengo problemas que atender más allá de sus estúpidos celos. Sé que es estar rabioso, sentir que pueden arrebatártelo. ¿Crees que yo no soy celoso? Me muero de celos cada vez que lo miran, cuando lo veo hablar con un cliente o simplemente cuando sonríe ante un halago. Créeme estoy celoso incluso del aire, pero sé controlarme.-apagó el cigarrillo aplastándolo en el cenicero de cristal que tenía sobre su pulcra mesa.

-¿Qué harás? Sólo pregunto para saber si tengo que buscar un refugio seguro si estalla su rabia en mi contra.-dije en un tono serio lleno de preocupación.

-Que llore, que saque toda la rabia, y cuando nazca el bebé verá que todo aquello que le prometí es cierto.-cerró los ojos y se echó hacia atrás en la silla.-No puedo hacer otra cosa, ya no tengo medios para hacerle comprender.

-Bienvenido al extraño mundo de la vida en pareja. O más bien, bienvenido al mundo de la pareja insegura.-él alzó una ceja cuando dije aquello.-Jasmine hace todo eso porque es inseguro. Supongo que cuando el bache pase se estabilizará.

-Sólo espero que no me pida el divorcio, no se lo pienso conceder. Aunque si supiera que es falso el documento, que sólo fue algo espontáneo para tener un recuerdo más perfecto de París. Pero la boda real no se ha hecho, ni hemos firmado nada.-se levantó de la silla y miró por la ventana pegando sus manos al cristal.-Y cuando pienso que mi vida es complicada todo se derrumba más.

-Son sólo malos tiempos, los malos tiempos no duran eternamente.-era lo único que podía decir, no sabía como animarlo en ese momento.

-Cuídalo Atsushi, por favor.-su tono era de ruego, desesperado hasta el punto que parecía que estaba a punto de romper a llorar.-Cuídalo mientras esté en tu casa y vigílalo como sea.

-Lo haré.-respondí antes de comenzar a marcharme hacia la puerta.-Y cuídate tú también.

-Eso es imposible, yo estoy al borde del cataclismo.-sonrió de forma amarga y luego regresó su mirada a la ventana.

Yo me giré y fui hacia la puerta para marcharme rápido. Al pasar por el pasillo vi que Mario ya no estaba, pero sí aquellos dos jóvenes sentados a ambos lados de Teru. Ambos tenían la mirada en un punto en otro mundo. Parecía que todo ese teatro estaba cargado de una melancolía imposible de describir.

Decidí dar un paseo por la ciudad. Hacía mucho que los hombres de Kamijo me seguían escoltándome, pero noté menos presencia que otros días. Seguramente Kamijo los había llamado junto a él para darles nuevas indicaciones. Sólo veía a uno alto con gafas de sol y ropa bastante sobria. Caminaba a pocos pasos de mí, jamás se acercaban tanto, pero finalmente quedó frente a frente y se sacó las gafas para mirarme a los ojos.

-Es un buen amigo de mi jefe.-dijo con una voz gruesa y rasposa.-De uno de ellos.-se llevó las manos a la chaqueta y sacó un sobre.-Por favor, me arriesgo que Yuuji-sama me castigue por esto, pero necesito que usted se lo entregue a su esposo.

-¿Qué es?-pregunté alzando una de mis cejas.

-Una canción, la ha estado elaborando para él pero vi como terminaba en la papelera. Yo sólo quiero ayudarlo, él me ayudó cuando me vio mal y necesitado. Es un favor que quiero devolver, es para mi un honor estar a sus órdenes y quiero hacérselo saber.-dicho esto se marchó calle abajo caminando pesado.

Noté que se quedaba a cierta distancia siguiéndome, creo que a parte de protegerme quería asegurarse que no leía nada de lo que contenía el sobre. Después pude ver un coche negro, con otro de los hombres de Kamijo rumbo a mi casa.

Yo llegué a mi hogar pasada una hora u hora y media. Jasmine estaba sentado en el salón aferrado a Jun, llorando, mientras que Phoenix hacía de nuevo tila. Sin mediar palabra le quité el niño y le di el sobre. Se secó las lágrimas, pero otras nuevas surgieron de nuevo.

-¿Te lo dio él? ¿Es así como pretende que le crea?-preguntó dejando el sobre sobre la mesilla, dudoso de si mismo.

-No, me lo dio un hombre que trabaja con él. Él no sabe que te lo he dado.-fui bastante sincero en mi respuesta, porque era la verdad y nada más.-No sé que contiene.

-Uno de sus poemas.-respondió levantándose para ir a la cocina.

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt