Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

viernes, 28 de enero de 2011

Dark City - Novela - Capítulo 19 - Lluvias de otoño y nieves de invierno (XVI)


Debo una disculpa: Me he vuelto a ausentar mucho tiempo... debido a que he estado muy enfermo... pero ya estoy bien. Y sí... soy el de la imagen, otra vez yo. Espero que disfruten del video que he dejado junto al texto.

Lestat de Lioncourt


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-¡Oh pobrecito!-gritó la camarera tomándolo del suelo y casi pegándolo a sus pechos.-Ven que yo te cure.

Ella reaccionó tirando de mí para terminar donde siempre, aquella habitación que cada vez me parecía más vacía. Por donde pasamos se veían mujeres ejerciendo el viejo oficio, se escuchaban gritos de placer tras cada puerta y se veían hombres salir satisfecho con lo que habían provocado a módico precio.

Lanzó los bombones sobre la cama y a mí también me empujó, cayendo en el colchón, para quedar temblequeando tras la puerta. Estaba atemorizada por lo que había pasado y las consecuencias.

-¿Sabe que pasará ahora?-balbuceó nerviosa.-Me reñirán.-susurró.-El dueño me hará pagar porque mi cliente golpeó a otro...-una de sus manos estaba aferrada al pomo de la puerta. No sólo estaba su temor, también su rabia.

-No pasará nada de eso.-dije dejando mi abrigo bien doblado sobre la cama.-Yo no lo permitiría.-me levanté para tomarla por la cintura con una de mis manos, mientras la otra echaba hacia un lado sus cabellos.-Puedo hacer que termine muy mal si lo hace, y yo creo que lo sabe.-era un hombre con influencias, podía tirar de ellas y clausurar el local para siempre, además de hundirle la vida y después de eso... hacer que tuviera un accidente en su celda.

Me pegué todo lo que pude y besé su cuello, así como su mejilla. Puse mi mano libre sobre la suya apartándola de la puerta. Tiré leve de ella para girarla, y agarrarla del rostro. Notaba su miedo y su rabia, no sólo en sus facciones sino también en sus ojos. Yo sólo me quedé observándola antes de besarla.

Correspondió mi beso y como pudo empezó a desabrochar mi camisa, pasando sus dedos por mi torso hasta llegar al borde del cinturón. El cinturón no duró mucho tiempo cerrado y el pantalón terminó cayendo. Me dejó en boxer y camisa, para luego guiarme a la cama sentándome en el borde. Siguió con sus caricias y besos, esas que me hacían sentir en el edén, y lo hacía por todo mi pecho hasta mi vientre y luego al borde de mis boxer.

-¿Aprisa o así?.-murmuró palpando mis muslos.

Acaricié su rostro intentando no desear que me tratara diferente, quería hablar con ella y estar en su compañía... sólo eso. El sexo no era lo que iba buscando esa noche, aunque estaba excitado por sus caricias y por su cuerpo.

-No hay prisas, no me espera nadie en casa.-dije antes de inclinarme para besarla de forma lenta.

-¿Por qué me trata así? ¿Por qué me regala cosas?.-preguntó aún besándome mientras se sentaba sobre mis piernas.-No comprendo...-susurró.-Ninguna de las demás recibe. ¿Por qué yo si? ¿Por qué no es como los demás?

-Nunca lo he sido.-susurré subiéndola bien sobre mis piernas.-¿Por qué no puedo ser considerado con alguien que es agradable conmigo? No te veo como una prostituta, no vales sólo para eso.-dije tomándola del rostro de forma lenta, acariciando cada facción.-Eres muy atractiva, tienes fuerza en la mirada y una bonita sonrisa... pero eso no te hace ser carne para este mercado.-subí su minifalda metiendo una de mis manos entre sus muslos, acariciando su sexo sobre la tela de su ropa interior. Metí un dedo en su boca para humedecerlos acariciando sus labios. Después volví a colarla entre sus piernas.-Me gusta el sexo, quiero sexo, pero no es lo único que existe en esta vida. Me gustaría que me vieras como un amigo... la amistad es posible ¿no crees?-susurré cerca de su oído.-Los amigos son amables entre ellos y confían. Confía en mí, no voy a permitir que te hagan daño... eres la única que merece la pena en este antro. Contigo no me siento tan miserable.-dije antes de besarla apartando hacia un lado la tela para meter aquel dedo humedecido con su saliva.

Mis besos eran más que apasionados, eran habituales en mí siempre solía sentir mi riego sanguíneo iba hacia mi miembro. Movía lentamente mi dedo en su interior y mi pulgar estimulaba su clítoris. Mi mano libre estaba en su rostro acariciándola, pero pasó a sus cabellos y hombros, para terminar bajando su top. Lo hice inesperadamente, un impulso que no logré controlar y que buscaba poder observar sus sensuales pechos de una vez.

Paré el beso para lamer uno de sus pezones y succionarlo lentamente. Quería tomarme mi tiempo con ella, irme rápido no era lo que deseaba y si podía me quedaría con ella hasta bien entrada la madrugada. No tenía preocupación alguna, mi hijo tenía vigilancia y lo único que me importaba era aquel pezón entre mis labios. Mordí leve su pezón al notar como se endurecía en mi boca, en ese mismo momento metí un segundo dedo en ella moviéndolo lentamente. Quería que se retorciera de placer y disfrutara tanto o más que yo. Con mi mano libre tomé una suya para llevarla a mi miembro, la movía junto a ella para estimularme al ritmo que más me apetecía.

-Eres veneno Beauty... siempre me dejas con ganas de más, de tenerte más tiempo... con o sin sexo.-murmuré entre jadeos antes de besar su cuello y morderlo dejando una marca, quería marcarla, porque no quería que otro estuviera con ella sin saber que había sido mía. Podía estar con muchos, pero sólo tenía un dueño y ese era yo. Yo era el único que podía hacerla temblar de esa forma, podía notarlo.

Como era evidente sus piernas se abrieron aún más, mientras movía más su mano para estimularme mejor. Ella gritaba leve, ya que mis dedos habían dado en el punto exacto donde la desquiciaba. Con su mano libre me apartó de su pecho para besarme de forma igualmente pasional, intentando desgastar sus labios, mientras perdía el aire. Ambos disfrutábamos del momento, no existía nada más.

Sabía cómo le gustaba sentir placer, el punto exacto que la dejaba hecha un flan a mi merced y más desde que días antes vi como se desquiciaba al golpear duro y preciso entre sus piernas.

Aceptaba sus besos y los intensificaba sacando el aire de sus pulmones, dejándola sin nada a lo que aferrarse. No iba a escapar de mí, no después de ese desplante. Quería estar cerca de ella porque me parecía una flor extraña en aquel vertedero, alguien excepcional, y ¿por qué no tenerla también en mi cama? la amistad no interfiere en momentos de pasión, se pueden tener ambas.

La aparté para colocarla en la cama quitando los bombones y mi abrigo, para después hacer algo que aún no había hecho. Y era desnudarla del todo. En demasiadas ocasiones era algo precipitado por la ansiedad que me provocaba el desearla, pero esa noche estaba más calmado y más concentrado que nunca en regalarle un sexo más allá de unos billetes.

Desnuda ganaba aún más, sobretodo cuando abrí sus piernas y metí dos de mis dedos en ella. Lo hice plenamente consciente que nada más entrar daría en ese punto donde la hacía jadear, como gemir. Con mi mano libre me masturbaba mientras me sentaba a su lado, pero pronto la recosté sobre mis piernas ofreciéndoselo. No paraba de estimularla, quería tenerla más que lista, desesperada por probar lo que tenía para ella.

Antes de meterlo en la boca la besé y mordí sus labios dejándolos rojos, como si tuvieran carmín. Iba a sentir todo lo que me contenía por ataduras, miedos y problemas... me había liberado y aún más lo haría en cuanto aceptara más que sexo de mi parte.

-Beauty.-jadeé ofreciendo la punta de mi miembro en su boca.-Mi hermosa Beauty...-dije acariciando su rostro.-Hazme olvidarme de todo.

Tan sólo asintió a lo que dijo tomando mi miembro entre sus labios, introduciéndolo en su boca con gula y llegando casi a su garganta. Lo lamía como si fuera un exquisito dulce mientras se ahogaban sus gemidos y jadeos, a pesar que eran bien notables. Tenía una expresión de puro placer, así como sus mejillas bien sonrojadas como manzanas maduras, pero sus ojos estaban ocultos por su cabello revuelto pegado a su frente por el sudor.

La dejaba hacer, siempre lo hacía porque no tenía ni qué decirle como me gustaba. Con mi mano libre acariciaba sus cabellos y tiraba leve de ellos, mientras la otra seguía estimulándola. Ella se apartó para tomar el preservativo después de unos cuantos minutos, pero no lo puso y tan sólo lo dejó cerca. Regresaron las atenciones a mi miembro, sobretodo a la punta.

La dejé en la cama y la besé agradeciendo su labor tan concienzuda. Esos malditos ojos iban a hacer que me viniera sólo con verlos, ya que aparté sus cabellos para contemplarla. Acaricié lentamente sus pechos, los sostuve con mis manos, besándolos lentamente. Después me acomodé el condón y me puse entre sus piernas abriéndolas, pero me detuve para lamer su vientre y también sus muslos, justo antes de entrar de una sola estocada.

Gruñí al sentirme dentro tan presionado por ese maldito calor. No era igual el sexo con un hombre que con una mujer, disfrutaba ambos... pero en ese instante me di cuenta qu sólo quería tenerla a ella.

-Dame lo mejor de ti Beauty.-susurré inclinándome antes de besarla, para nada más apartarme de su boca colocar mis brazos a ambos lados de su costado y comenzar a embestir.

Gimió de una forma bastante audible al sentirme dentro, empezó a moverse de la misma forma que yo lo hacía, con dirección contraria, pasando sus manos por mi pecho para arañarme demostrándome cuanto estaba disfrutando. Era la primera vez que se dejaba liberar, que me arañaba y no se controlaba. Tal vez al saber que nadie más me esperaba, que la única que tendría que esperarme era ella.

-Más... ¡Más!.-exclamó incorporándose leve para besar mi cuello y clavícula, haciéndome sentir bien sus pechos al pegarlos y rozarlos contra mi torso. Sus piernas se abrieron más regalándome todo su interior, toda ella, dejándolos entorno a mi cadera.

Sus pechos me volvían loco, eran firmes y no demasiado grandes. Podría decirse que tenían el tamaño perfecto, al menos para mí lo eran. Toda ella era una muñeca a la que deseaba susurrarle que la deseaba, que no quería apartarme de su cuerpo hasta dejarlo roto por el placer. Después sería de otro, pero en ese momento era mía y le daría donde más le gustaba... donde más sentía.

-Así...-jadeé antes de inclinarme sobre su cuello y morderlo, así como su hombro. Quería dejar marcas para que vieran que había sido mía y había disfrutado.-Así... así... preciosa mía.-susurré moviéndome de forma más violenta, llevando un ritmo que únicamente podíamos llevar los expertos en el placer, en hacer enloquecer a las mujeres, un niñato jamás la haría sentir como yo, era todo un adulto con la energía de un adolescente.-Vamos Beauty... disfruta.-gruñí mientras daba continuamente en ese punto delicioso que la hacía retorcerse.

Paré para salir, quería que temblequeara rogando que siguiera. Además eso retrasaría que llegara rápidamente al final. Me incliné sobre ella lamiendo y mordisqueando sus pechos, acariciándolos como si fuera la séptima maravilla de este mundo. Me quedé unos segundos jadeando observándola como un animal territorial en celo, buscando cómo marcar tanto su cuerpo como su alma. Entonces, hice algo que aún no le había hecho jamás, la abrí bien de piernas y también los labios de su vagina... para así introducir mi lengua y lamer lentamente. Sabía que sentiría descargas de placer, aún más llevándome su clítoris entre mis dientes mordisqueándolo lentamente, así como succionarlo. Cuando dejé de torturarla entré de nuevo y lo hice embistiéndola con mayor violencia, entrando hasta la base de mi miembro.

-¿Lo sientes?-susurré.-No estás hecha para dar placer, sino para sentirlo.-dije besando su cuello.-Deja que te haga sentir el cielo y el infierno a la vez.-murmuré aquello y empecé a moverme rápidamente, haciéndola disfrutar como nunca.-Gime para mí, gime y que se enteren que lo estás disfrutando.

Si bien no gimió, gritó de placer descontrolada dando golpes en la cama. Estaba tan desquiciada que no parecía ni ella misma, sin duda ambos nos estábamos entregándonos sin contemplaciones. Estaba agitada, gruñía arañando mi pecho y espalda, mientras terminaba de nuevo contra el colchón arqueando más su espalda tirando bien de mis cabellos; pero terminó aferrándose a estos, con los labios y mejillas muy rojas.

Me miró directamente a los ojos, eran los ojos más azules y felinos que jamás había podido ver en mi vida; ya no pudo más, se vino literalmente gritando, desgarrando su garganta.

Todo lo que hacía me hacía sentir superior a cualquiera, la descontrolaba y hacía que que se desgañitara por como la torturaba de placer. Me vine al notar como los músculos de su vagina se contraían entorno a mi miembro y lo hice disfrutando de esa mirada que me echó... me acababa de condenar, esos ojos me enloquecían más que cualquier otros.

Salí lentamente de ella y me saqué el condón, pero no me vestiría como otros, sino que me pegué a ella mordisqueando su oreja y palpando su cuerpo. Metí mi mano entre sus piernas acariciando su vagina, tan cálida y húmeda. No había sentido eso con otro, lo podía notar por el descontrol de todo su cuerpo. No se podía resistir. Conocía bien sus zonas sensibles, era demasiado observador.

La abracé pegándola a mi pecho, dejándola sobre mi cuerpo, mientras acariciaba sus cabellos y besaba su frente. Si bien, terminé por arrancarle el poco aliento que había recuperado. Mis besos eran así, eran mi marca.

-¿Aún quieres que me vaya?-pregunté.-¿Quieres que me largue? ¿O quieres que me quede? aún puedo darte más Beauty.-besé su cuello y la arropé con aquellas sábanas.-Dime ¿qué tengo que hacer para que dejes este sitio? no es tu sitio. Y si me lo dices te juro que te dejaré ser libre, tan sólo te pediré a cambio que me dejes cuidarte como se cuidan los amigos... y buscarte un buen empleo en una de mis empresas.-la tomé del rostro y la miré bien a los ojos.-¿Sabes quién soy Beauty?

1 comentario:

haku dijo...

Como siempre... Es un placer el deleitarme con tus palabras, aun no te he perdido la pista Lestat de Lioncourt, (aunque a simple vista lo he hecho) si no te acuerdas de mi, dejame recordartelo, te leia hace mucho por medio de mi metroflog, ahora despues de casi dos años, te sigo la pista en silencio (por respeto a "eso de que no te gusta" recibir firmas en tu metro si no era, sino para dar la opinion sobre tu novela: Dark city) Hasta hoy en dia, aun no he podido ponerme al corriente de la historia, de hecho sigo extrañando a todos y cada uno de tus personajes, saber si Uta realmente encontro la felicidad, el que fue del gato que teniais como mascota cuando phoenix se unio con Atsushi, que me dio tanta risa cuando supieron que hizaki y miho les iban a dar nietos XDE!!!! creo que despues de ahi no tuve la oportunidad de leer mas... pero ahora que retomo nuevamente el curso de mi vida, (y es que llevo tres cambios de casa, y que esta sea la ultima vez que me mudo) espero adelantar un poco mas, jeje no tendras un resumen por ahi. n.nU jeje bueno en todo caso por aqui me tendras dandote lata, Ah! no es cierto, es broma, jaja estaba leyendo que tenias unas historias de terror psicologico y me gustaria echarles un vistazo, ¿Puedo? yo sigo intentando con mis historias, (aunque aun no logro unirlas para publicar mi novela, pero espero hacerlo muy pronto) y sobre todo... que me regales tu opinion, (Una que sea muy critica, eh?) La ultima vez que recuerdo lo que me dijiste, realmente pude ver mi error, y eso me gusta, porque a veces cuando pido una opinion lo unico que recibo "ah! es que esta genial" ¿Pero necesito opiniones nutridas! y creo sinceramente que vos, sois una opinion muy valiosa... por cierto, aun no subo bien mis obras actuales a mi blog.... no las leas si las encuentras muy infantiles, todavia estoy recapitulando los que hice a lo largo de años de antaño, y bueno, ya me emocione de encontrarte de nvo... je
Asi que te deseo mucha suerte... XDE Suerte!!!

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt