Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

viernes, 24 de junio de 2011

Dark City - Capitulo 20 - Lluvia de Sangre ( III )




Del avión sólo bajó Yuki junto a Mario, regresaron en media hora. Yo me quedé sentado tomando agua, miraba mis manos y aún me preguntaba cómo había vuelto a tomar la justicia por mi propia mano. Sin embargo, algo en mí me tranquilizaba al saber que quizás jamás volvería a tocar a una mujer, que no podría destrozar su honor de esa forma.

Cuando llegué a casa, al fin a casa, ella no estaba. Había una nota en la puerta, Jun estaba con mi hijo mayor. Ni siquiera entré. Directamente me fui hacia donde se encontraban. Mentí a Kamijo minutos atrás, le dije que descansaría y me tomaría un baño antes de ir a por ella... pero no podía. Necesitaba a Beauty, como si ella fuera el único aire que pudiera respirar.

Estuve en la clínica pasada una media hora. Fui conduciendo, escuchando música que me relajaba, e intentando encontrar palabras para poder apoyarla. No encontraba alguna que valiera la pena, ella había sufrido y yo no había estado allí. Yo no pude evitar esas vejaciones, yo no pude. No pude hacer nada. Sólo tuve que aceptar que me la devolvieran destrozada.

Nada más llegar pregunté por ella, estaba en el jardín del hospital. Me dieron indicaciones de como llegar y al verla me quedé hierático. Su aspecto era el de un ángel con aquel vestido blanco, sus cabellos estaban algo revueltos por la suave brisa y sus manos jugueteaban con el pasto.

-Dios mío... es casi una niña.-dije en un murmullo.

Fui hacia ella casi tropezando, no sabía cómo hablar o qué decir. Pero cuando me vio vino hacia mí para abrazarme, en ese abrazo ella me contó todo y yo respondí de igual modo. Las palabras a veces sobran, o más bien siempre sobran cuando hay cierta conexión. Acaricié sus cabellos en medio de aquel jardín, bajo la atenta mirada de algunas enfermeras.

-Beauty... te juro que no dejaré que te vuelvan a hacer daño, te lo juro.-susurré rompiendo a llorar junto a ella.-Te prometo que nadie volverá a tocarte así.

Hacía algo de frío para estar sólo con un vestido y un jersey de botones. Simplemente, me saqué la chaqueta y la coloqué sobre sus hombros. Besé su frente como si se tratara de una niña y no de una mujer.

La tomé en brazos cargando con ella hasta su habitación. Sabía cual era, porque allí la dejé cuando me marché para cometer aquel delito. Si bien, no me pesaba demasiado en la conciencia. Él había hecho daño a mi Beauty, la persona que amaba y con la cual quería pasar mi vida aunque ella no me correspondiera.

-Quédate aquí, vengo.-susurré antes de besar su frente, pero rápidamente me tomó de las manos.-Iré a pedir tu alta, iremos a casa.

-Casa.-respondió volviendo a llorar.

Tuve que arrodillarme frente a ella, tomándola del rostro. La contemplaba como si estuviera a punto de romperse. Tomé aire y pensé de nuevo en qué decir, no quería hacer que reviviera aquel infierno por mi culpa.

-Debo confesarte que mi hogar no lo es si tú no estás, necesito que estés a mi lado para ser feliz. ¿Comprendes?-dije acariciando sus mejillas.-Iremos mañana a por Jun, hoy pasaremos el día a solas... y veremos películas, escucharemos música si quieres y tomaremos para cenar lo que tú desees.-tomé sus manos y las besé.-Pero debo de ir a pedirle el permiso al médico, para que te deje salir y podamos ir a casa. Mi casa es tu casa, Beauty.

Ella sólo se abrazó a mí y yo no tuve otra. La cargué de nuevo con sus brazos rodeando mi cuello, los míos rodeaban su cintura y sus piernas mis caderas. Tenía miedo, no quería quedarse sola y lo comprendía. Además, temblaba demasiado como para poder caminar. No iba a dejar que se cayera por esos pasillos. También esperaba que mi abrazo la calmara.

Fui hacia el puesto de enfermería y allí la senté, sobre la mesa que hacía de barrera. Se asomó una de las enfermeras y me miró seria, como si hubiera cometido yo el delito de hacerla llorar. Sin embargo, mi alma se rompía en pedazos al verla así. Yo no debía llorar, no me debía estresar y todo por mi salud y porque iría peor para ella si me veía mal. Sabía que se pondría más nerviosa si me veía a mí igual o peor.

-Por favor, necesito que dejen que venga conmigo a casa.-dije con una de mis manos entre las suyas.-No es buen ambiente el que tienen aquí, está sola y se siente perdida. No hay nadie que esté con ella y sé que este hospital no aceptan visitas en las noches. No pienso dejarla aquí, no es el mejor lugar para ella.-comenté dejando que jugara con mis dedos, parecía calmarse mirando mis anillos.-Entienda.

-Le damos los mejores cuidados y atenciones a su hija.-dijo bastante seria.

-No es mi hija.-comenté.-Pero es alguien que quiero, es alguien que necesito a mi lado y ella me necesita. No puedo dejarla aquí.-respondí golpeando con la palma de la mano la mesa.-Exijo que me dejen llevármela, soy amigo de Kamijo Yuuji y él puede decirles que sucede con ella.

-Está bien, iremos a pedir sus informes médicos y se podrá ir a casa.

Estuvimos allí esperando unos quince minutos, mientras yo simplemente la abrazaba acariciando sus cabellos. Sabía que todo aquello debió ser perturbador. No quería que sufriera más, por eso la llevé conmigo, y en esos momentos parecía perdida.

-Seguro que has pasado miedo, pero ya estoy contigo.-murmuré antes de dejarla recargada sobre mí.

-Tuve mucho miedo.-susurró aferrándose a mi camisa.

-Ya todo pasó.

Nada más ver los informes en la mesa los tomé y la tomé a ella en brazos. Caminé con ella como aquella noche, la primera en libertad lejos del tugurio. Al llegar al coche le ayudé con el cinturón y fuimos directamente a mi casa. Mi casa era la suya, se lo había dicho.

Llegamos justo a la hora de la cena. Hice que se bañara, así se relajaría, y le puse un poco de música de la radio. Yo mientras hice algo ligero, un poco de arroz con tortilla y jamón. Comimos prácticamente en silencio, pero todo se rompió cuando empezó a llorar de nuevo.

-No, no quiero verte llorar.-dije dejando mi plato, levantándome, para girar su silla y abrazarla.-Beauty...

No tengo idea de porqué terminé cantando bajo en su oído. Jamás lo había hecho hasta ese momento. Besé su mejilla y la tomé en brazos. La llevé poco a poco al sofá, allí la senté sobre mis piernas e hice que recostara su cabeza en mi pecho.

“A veces no sé cómo comportarme. Soy la alimaña que cuida tus sueños, seca tu llanto y besa dulcemente tu frente. Lejos de mi pasado y aspecto, me comporto como un amante. Quiero cuidarte, deja que sane tus heridas y luego podrás volar... te podrás ir lejos de mí, aunque quede a oscuras nuevamente.”

Se quedó dormida y yo me quedé allí, casi a oscuras. No quería moverme por no despertarla, temía que volviera a llorar. Y cuando sentí su sueño profundo entonces me derrumbé. Lloré molesto y aterrado. Molesto conmigo y aterrado por todo lo que habíamos vivido. Mis miedos aumentaron desde aquel día.

3 comentarios:

Piwi Pañuelos dijo...

Me agrada como escribes, ciertamente posees talento, sin embargo tu manera de expresarte fuera de esas fantasías (tu parte biográfica) es un tanto narcisista, lo cual, a mi parecer (esto es, mi personal opinión) le resta mucho a tu escritura porque le da una imagen diferente al lector.
Además la manera en que haces énfasis en "la homosexualidad no es delito" (y aunque estoy de acuerdo en que NO LO ES) me hace pensar que tu lo crees.
Sin embargo, seguiré visitanto tu espacio, es muy interesante y me encargaré de compartirlo. Sigue escribiendo.

Tanya dijo...

Comencemos con mal pie. Te mostraste indignado porque decías que quería llamar tu atención, cambiándome repetidas veces de nombre. Me disculpe. Paro aun así decidí pensar en eso que me dijiste, y al final me di cuenta de que quizá tenias razón,quizás debería de ser yo misma. Y así hice, pues la gente me tenia bastante harta y yo, al final, quería eso, ser yo misma!
Ahora ha pasado un tiempo, y cada día soy mas yo. He conocido la felicidad, pero ahora estoy en un momento difícil de nuevo. Estoy desesperada.
Voy a volver al tema:
Ahora debes disculparme de nuevo, he entendido lo que te molesto.
Continuo con la esperanza de que creemos una amistad, aunque en realidad me vasta con que nos llevemos bien.

Cuidese.

Tania Rose (HT)

Tanya dijo...

Comencemos con mal pie. Te mostraste indignado porque decías que quería llamar tu atención, cambiándome repetidas veces de nombre. Me disculpe. Paro aun así decidí pensar en eso que me dijiste, y al final me di cuenta de que quizá tenias razón,quizás debería de ser yo misma. Y así hice, pues la gente me tenia bastante harta y yo, al final, quería eso, ser yo misma!
Ahora ha pasado un tiempo, y cada día soy mas yo. He conocido la felicidad, pero ahora estoy en un momento difícil de nuevo. Estoy desesperada.
Voy a volver al tema:
Ahora debes disculparme de nuevo, he entendido lo que te molesto.
Continuo con la esperanza de que creemos una amistad, aunque en realidad me vasta con que nos llevemos bien.

Cuidese.

Tania Rose (HT)

Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt