Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

martes, 28 de junio de 2011

Dark City - Capitulo 20 - Lluvia de Sangre ( IV )




Se quedó dormida y yo me quedé allí, casi a oscuras. No quería moverme por no despertarla, temía que volviera a llorar. Y cuando sentí su sueño profundo entonces me derrumbé. Lloré molesto y aterrado. Molesto conmigo y aterrado por todo lo que habíamos vivido. Mis miedos aumentaron desde aquel día.

Los siguientes días fueron tensos. Yo no sabía como comportarme. Al contemplarla veía a ese imbécil acariciándola, abrazándola y besándola mientras ella lloraba. No hice nada, tan sólo esperar como me pidieron y aún así aunque hubiera hecho algo no habría servido. Era un inútil. Me prometí cuidarla y sólo permití que se vengaran de mí, aunque no sabía porqué debía entrar yo en los juegos de Sakine.

Pensé en las posibilidades, en todas. Y la única factible y posible me hirvió la sangre. Sentía como todas mis venas eran una cocina calentada por el fuego de la ira. Imai Hisashi lo había vuelto hacer, había entrado en mi vida para destrozarla por puro capricho. Me pidieron dejarlo por la paz, pero luego había ayudado a su amigo Dorian a destrozar a la única persona que había logrado descongelar mi corazón.

Habían pasado tres días, tomábamos un café a media mañana y Jun estaba en la guardería. Yo simplemente estaba con la mirada perdida en el portátil que acababa de comprar hacía semanas, era uno de esos que traen de todo y que alguien practicamente inexperto en sistemas operativos lo ve como un reto.

-¿Qué haces?-preguntó ella levantándose para abrazarme por detrás y poder curiosear.

-Miro los comentarios de mis fans, pronto es mi cumpleaños y parece que quieren festejarlo en mi nombre.-sonreí leve aunque deseaba destrozar a Hisashi, lo tenía metido en la mente y no se iba.

-¿Cuántos?-dijo con los ojos fijos en la pantalla.

-¿Fans? ¿Años?-murmuré jugueteando con el dedo sobre la placa táctil del ratón.

-Años.

-Déjame pensar.-dije girándome para sentarla en mis piernas.-¿Cuántos crees?-pregunté antes de besar su mejilla.-Déjalo, no adivines que tal vez me hieres el ego.-comenté acariciando su rostro con mis manos.-Cuarenta y cinco años.

Ella empezó a reír y me abrazó, para luego besar mi mejilla. No sé, yo terminé riendo con ella cuando podría haberme molestado. Sin embargo, su risa siempre fue contagiosa y no dudé en acompañarla.

-No parece.-dijo frunciendo el ceño.-No lo pareces.

-¿Unos años menos?-pregunté y ella asintió.-Así no me sentiré tan mal por tener a una chica de poco más de veinte años abrazándome.

-Mujer.-respondió señalándose.

-No, niña. Aún eres una niña, eres preciosa como mujer pero tu dulzura te convierte en una niña. Déjame que te cuide Beauty, déjame que haga que los demonios desaparezcan.-la tomé del rostro colocándola sobre mis piernas.-Por favor, por favor quédate a mi lado y permite que te ame. Permite que mi amor te abrace y te cuide, aunque tú no me correspondas. Sé que es casi imposible que me permitas adorarte, que puede resultar extraño... pero no tienes a nadie aquí y mi familia más cercana es mi hijo pequeño. Estoy tan sólo y perdido como tú, creo que el destino nos puso en el mismo cruce del camino es por algo. Beauty, tú para mí eres importante. Sé que tal vez no creas lo que digo, lo sé.-rocé sus labios con los míos, tan sólo un roce por miedo a su rechazo.

Mis brazos rodearon su cuerpo y ella empezó a llorar, al igual que yo. Yo lloraba porque los sentimientos me ahogaban, me hacían sentir estúpido. Parecía rogarle a Dios un milagro cuando él ya no escucha plegarias, y mucho menos de demonios enjaulados en cuerpos de hombre. Ella tal vez lloraba porque deseaba creer y no podía. Su pasado le impedía creerme, porque tal vez habría escuchado palabras parecidas una y otra vez... para luego ser tan falsas como las lágrimas de un actor en escena.

-Yo.-susurró.-intentaré quedarme.

-Y yo te lo agradezco.-murmuré mirándola con lágrimas en los ojos, observando en los suyos otras tantas.

Sequé su rostro con mis manos, las dejé en sus mejillas y sonreí agradecido. Era tan frágil en ese momento, delicada y hermosa a la vez. Tal vez su delicadeza la hacía hermosa o quizás su belleza hacía que se viera delicada. Sea como fuese... su nombre describía perfectamente qué era... una belleza, una belleza rusa.

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt