Parte 8 - II
Je t'aime
Su sonrisa parecía deslumbrar en
aquella suave penumbra que era nuestro dormitorio. Sus ojos eran los
de un amante entregado que al final despertaba de un terrible sueño.
Sus manos se enredaron con las mías y sentí que al fin lo hacía
feliz. Mi madre siempre me insistía en ser feliz desde el momento en
el cual salí de Auvernia y comenzó de esa forma mi aventura eterna.
-Mon cher, hemos pasado por un momento
terrible, pero no tienes que verte obligado a que nos casemos- hizo
un inciso para abrazarme hundiendo su rostro en mi pecho-. Estar
contigo me basta. No necesitamos de papeles ni ceremonias -se separó
un poco y tomó mi mano colocándola a la altura de su corazón-.
Para mí estamos casados desde aquí.
-Louis, es tu capricho y deseo hacerte
ese regalo ¿ahora eres tú quien no quieres? Además, tú lo has
dicho y lo he entendido... es un papel que puedo incluso usar en tu
contra- comenté con una leve sonrisa abrazándolo contra mí.
-¿Me estás amenazando? -arqueó sus
cejas en sorpresa- ¿Cómo piensas usarlo en mi contra? -frunció el
ceño y me mordió la mejilla más próxima a su lado.
-No sé, para espantar a todo el que me
plazca... seguro que como matamoscas es idóneo- dije con una sonrisa
burlona antes de besar su frente, lo que hizo que cerrara sus ojos.-.
A parte, quiero verte feliz.
Rió a carcajadas negando mientras me
daba suaves golpes con la palma de su mano contra mi pecho. Me sentí
confuso porque no entendí cual era el chiste.
-¡Pero si nadie se me acerca porque te
tienen miedo!-se acomodó a mi lado-. Très bien, que sea cuando tú
quieras que sea- susurró-. Yo no pongo la fecha, no quiero presionar
y no quiero que sólo sea mi capricho ¿bien? -entonces besó
fugazmente mis labios.
-Oui, podría ser para cuando el niño
ya ande... ya sabes, que lleve los anillos al altar-me sentía cómodo
en ese momento, la presión de una boda era inferior a ver a Louis
derrumbado, sin pasión alguna en su mirada, con el alma rota en mil
pedazos y sin amor para mí.
-Magnifique... -volvió a rodearme con
sus brazos y apoyó su cabeza en mi hombro disfrutando del aroma de
mi perfume. También lo hacía del calor que le brindaba el estar así
entre mis brazos, pues no sólo me había detenido en comprar mis
ropas, las joyas y algún complemento. En mi recorrido había hecho
varias paradas para entrar en calor-. Mon cher... -acercó mi labios
a su oído y le susurró en secreto-. Je t'aime, tu es ma vie.
-Oui- susurré mirando hacia las
molduras del techo, mientras coqueteaba con mis dedos entre los
lacios cabellos oscuros y lacios de mi dulce amante-. Louis, ¿crees
que Quinn me perdone?- mi pregunta le hizo suspirar y yo simplemente
temí su respuesta.
-No lo sé. Yo le vi muy destrozado,
pero si tienes que hablar con él porque lo has traicionado- me
acariciaba el pecho por encima de mi camisa como si fuese la cosa más
interesante.
-Cuando acabé rechazándola a mi lado
juró venganza- susurré tomándolo del mentón para que le mirara-.
Mi mayor temor es primero tu seguridad y después, por supuesto, que
él me perdone.
No la rechacé, simplemente pedí que
se alejara para regresar con él. Por mucho que jurara amor a otros,
u otras, terminaba enredado en los brazos de Louis. Necesitaba su
compañía y aunque me maldecía mil veces por ello, del mismo modo
que me crucificaba a mí mismo con palabras crueles, caía rendido a
un cursi reencuentro deseando que no empezase con sus celos.
-Oui, recuerdo claramente cómo me
amenazó aquella noche, no sé que planee hacer pero tampoco quiero
que te haga daño -le mira preocupado- No me agrada esa mujer, temo
que sea capaz de acusarme de algo y le creas... siempre crees a
otros...
-¿Vino aquí?-pregunté frunciendo el
ceño mientras tomaba su rostro-. Louis ¿qué te dijo? ¿Qué dijo
esa maldita bruja?-comenzaba a molestarme el sólo hecho que ella se
presentara ante él.
La primera respuesta que tuve de Louis
fue un leve estremecimiento y un desvío de su mirada. Con eso ya
había dicho todo, me había aclarado el motivo por el cual parecía
sumido en delirios que únicamente podría tener un mortal debido a
fiebres altas.
-Oui, estuvo aquí... dijo que tenía
la forma perfecta de acabar con nuestra relación- inmediatamente
volvió su vista a mí-. ¡Pero sea lo que sea yo te juro que no he
hecho nada malo! -colocó ambas manos sobre mi pecho y miró con
angustia al borde de las lágrimas-. Lo juro, soy incapaz de irme a
los brazos de otro.
Conocía las estrategias de Mona,
aunque no las tenía muy claras. No sabía porque ese empeño
conmigo, pero suponía que podía ser un reto para quedar pareja con
Rowan. Siempre deseó superarla ante todos, muy a pesar que sabía
que ambas se respetaban y querían a su modo.
-Louis, te creo- murmuré acariciando
sus cabellos intentando sosegar sus nervios-. Louis, deja de llorar,
por favor- besé su frente acomodándolo en la cama, para desnudar su
torso al abrir su camisa.
-Oui, oui -aceptó tratando de
controlar sus espasmos y jadeó un poco en cuanto sintió mis dedos
desabotonando la camisa.
-Iremos a tomar un baño, quizás algo
de sexo de conciliación y conversaremos con algunos invitados en el
salón... d'acord?
-Lo que quieras, pero mantente conmigo
¿oui?-susurró mirándome con cierta ternura-. No estaré tranquilo
hasta que esa bruja nos deje en paz... -me abrazó esperando
despertar en mí la misma ternura, ya que mi amor siempre era brusco
y picante pero para nada romántico-. Te necesito mon amour, todas
estas noches sin ti han sido un infierno- acarició mi espalda y besó
mi oreja con necesidad.
Jadeé cerrando mis ojos violetas
mientras sentía las caricias de Louis. Mis dedos eran rápidos y
pronto desabrocharon del todo la camisa, la cual cayó a un lado en
la cama. Lamí sus pezones mientras deslizaba mis dedos por sus
costados, vientre y caderas maldiciéndome en francés por haber
dejado que Mona atacara de esa forma. Se lo pagaría caro a esa
maldita niña.
Leves suspiros y jadeos escaparon de
sus labios provocando que se los moridera y luego gimiera. Mis
caricias que su amante le proporcionaba eran toda una delicia, su
cuerpo volvía a temblar pero esta vez era por ser presa del placer.
-Mon cour... -murmuró con voz ronca y
ahogada-. Aquí no... -a pesar de haber dicho eso no me detuvo ni un
momento-. Quiero que lo hagamos en el baño, en la tina, en la
regadera o donde quieras...
Llevé mi mano izquierda a los labios
de Louis y con dos dedos sellé su boca para que dejara de hablar.
Deslicé su mano derecha por su torso hasta llegar el cinto y
desabrocharlo, para meter ésta dentro de su ropa interior-. Louis,
mon amour... -besé su pecho y mordí su pezón izquierdo para
empezar a succionarlo.
Gimió echando la cabeza hacia atrás y
levantó su pecho mientras se estremecía. Cedía a mis deseos. Podía
ver en él que se desprendía del dolor con el cual había sido
envuelto.
-¡Lestat!-soltó mi nombre en un
sensual gemido e instintivamente abró sus piernas. Aún tenía los
pantalones puestos y no le importaba ofrecerse. Sus manos se
aferraron a mis hombros y apretaron clavando mis uñas, pero sin
romper la ropa tan cara que llevaba puesta.
-Mon amour- mascullé muy próximo a su
pezón dejando caricias suaves sobre su miembro.
Estaba algo endurecido y parecía que
se había vuelto más sensible tras algunos días lejos de mis manos.
Pasé la punta de mi lengua por su vientre, dejando así un camino
hasta el borde del pantalón. Saqué mi mano y dejé algunas lamidas
cerca del elástico de la ropa interior. Entonces, con ambas manos,
tiré del pantalón y lo llevé a sus tobillos. Con cuidado, aunque
con cierta prisa, quité sus zapatos y calcetines.
Estaba desesperado por tenerlo a mi
merced y entonces besé sus rodillas, sus muslos y sus ingles
mientras me deshacía de toda prenda que Louis llevaba puesta. Eché
una vista a su miembro y noté que estaba deseando ser atendido, cosa
que me hizo sonreír mientras colocaba mi dedo índice de la mano
derecha sobre su glande.
-Louis, deja que te recompense- mi voz
estaba tomada por el deseo mientras miraba aquel trozo de carne algo
erecto.
Me lamí los labios y aproximé su boca
a su miembro. Pronto estaba besando sus testículos, la base y el
glande. Con destreza pasó mi lengua y la enrosqué tras abrir mi
boca y comenzar a chupar con los ojos cerrados y las manos colocadas
a ambos lados de sus costados.
-Dieu... mon amour... -tan pronto como
su miembro comenzó a ser atendido fue perdiendo el control de sí
mismo.
Los dedos de sus pies se movían
inquietos, como siempre que le hacía algo como aquello, y se
tensaban mientras sus manos buscaban desesperadas aferrarse a algo.
Sus dedos encontraron su lugar en mis cabellos dorados.
-Mon amour... -jadeó excitado y movió
su cadera lentamente como si me penetrara-. ¡Ah!-gritó tirando de
varios mechones de mi melena.
Sabía que aquello no era lo
acostumbrado, así que Louis parecía desquiciarse como siempre que
ocurría. Movía suavemente sus caderas penetrando suavemente mis
labios, provocando que su dureza acariciara mi paladar y dientes que
intentaban no rozarle. Relajé mi mandíbula y tragaba todo hasta
llegar a la base. Notaba las venas estrangulando aquel delicioso falo
que parecía que únicamente yo podía atender de esa forma, ya que
así mismo me dijo una vez. Por mucho que hubiese sentido las
chupadas de las prostitutas a las que alguna que otra vez acudió,
casi sin éxito en su búsqueda de placer, no había notado el cielo
bajo su cuerpo tras unos simples y miserables besos por parte mía en
su entrepierna.
Sentía como mi nariz rozaba el escaso
vello oscuro que poseía Louis, mi lengua se deslizó enroscándose
por el miembro apretando cada milímetro hasta casi estrangularlo,
del mismo modo que sus propias venas, y mis labios apretaron con gula
mientras le miraba a los ojos. Suavemente fui relajando la presión
de mi lengua y labios, para ir sacándolo totalmente de mis fauces.
Me lamí los labios deleitándome con el sabor de Louis. Sonreí con
descaro hundiendo de nuevo mi rostro entre sus piernas, para morder
sus testículos, su vientre y deslizarme hacia arriba mordiendo ambos
pezones.
-Haré que te corras en mi boca Louis y
luego compartiré contigo tu amor... vas a ver Louis, vas a sentir
que tocas el cielo- murmuré cerca de su boca sin besarlo, haciéndose
desear, antes de bajar a gran velocidad hasta sus partes y succionar
aceleradamente como si al fin Louis pudiera saber que sentía él
cuando lo penetraba con violencia. En ocasiones tuve ciertas náuseas,
pero las contenía mientras arañaba sus muslos, costados, vientre y
parte de sus nalgas.
Su pecho subía y bajaba de forma
desenfrenada mientras su cuerpo se retorcía y sus manos se aferraban
a las sábanas arañándolas con sus uñas. Los cabellos de Louis
estaban pegándose en su frente, pues ya estaba surcado de pequeñas
gotas de sudor sanguinolento. Sus ojos tenían un tono lima muy
amenazador, el cual sólo sacaba cuando se encendía.
-Mon amour... -gruñó presa de las
fuertes oleadas de placer y excitación que sacudían su cuerpo,
estaba a punto de eyacular- Lestat... -susurró- Mon amour... -clavó
su mirada esmeralda con toques fluorescentes, como si fuesen ojos
radiactivos, en mis amatistas y lo que vio terminó por enloquecerlo
y hacerlo llegar, llenando mi boca con su esencia.
Succioné todo mientras le miraba con
deseo y cuando lo tuve en mi boca, sintiendo ese calor intenso de ese
pastoso líquido blanquecino, me incorporé deslizándose sobre su
figura temblorosa y le besé ofreciéndole su propio semen mientras
enroscaba mi lengua con la suya. Me aparté con un leve hilo blanco
que quedó colgado entre ambos, el cual se cortó manchando la boca
de Louis. No lo pensé siquiera dos veces, y deslicé la punta de mi
lengua la comisura de su boca, mientras me inclinaba de su nuevo.
-Hoy tengo grandes planes para ti-dije
mientras él parecía derrotado y perturbado por mis acciones.
Me aparté del todo para desnudarme con
parsimonia, aunque la camisa había quedado sucia por la sangre. Con
cuidado saqué mis gemelos, chaleco, corbata y camisa. Dejé a un
lado el cinturón y me saqué los zapatos, del mismo modo que los
calcetines, para ir a buscar descalzo en uno de los cajones de la
cómoda un juguete que había comprado semanas atrás, el cual aún
no había usado con él. Aquellas cosas eran poco habituales, pues
soy un hombre de viejas costumbres aunque siempre se podía innovar.
El juguete era de color negro y poseía
un mecanismo que lo hacía vibrar. Podría decirse que era pequeño
en comparación con mi miembro, aunque el ritmo que poseía era
seguramente delicioso para él. Así que me acerqué y sin mediar
mucho, no más de unas miradas, le introduje en su estrecha entrada
aquel juguetito. Abrí bien sus piernas para verlo enterrado antes de
prenderlo, pues quería deleitarme.
-Vamos Louis, tenemos que darte un
baño- cerré sus piernas y coloqué mi mano derecha en su nuca, para
incorporarlo de la cama.
Hice que caminara entre jadeos y
temblores hasta la bañera. Yo no iba a llevarlo en brazos, pues
deseaba que sintiera un placer tortuoso. Aprendería así a no
renegar, a quererme más que a nada en ese mundo, y sobre todo que
siempre podía tener en la manga un truco nuevo.
-¿Por qué no me das cierto placer
mientras se llena?-interrogué abriendo los grifos de la bañera para
que se llenara.
Me coloqué frente a él abriendo
lentamente el botón de mi pantalón, bajé el cierre y tomé su la
diestra para que sintiera bajo sus dedos la dureza de mi miembro.
Sonreí aún más canalla mientras colocaba mis manos en sus hombros,
lo hundía hacia abajo y provocaba que se arrodillase.
-¿Lo quieres?-susurré bajando los
pantalones hasta mis tobillos, para luego hacer lo propio con mi
boxer. Él estaba allí jadeando pidiendo aire, algo de cordura para
su mente y sobre todo quería saber hilar alguna palabra que
demostraba que no se encontraba ausente. Reí agarrándolo de la nuca
y pasé mi glande por sus mejillas. Eran caricias sutiles que lo
encendían-. Louis, ¿aún te queda inocencia? si es así pienso
arrebatarla ésta noche... ésta vez haré que llores y supliques
porque no pare. Ésta vez querrás incluso que te lo haga frente a
todos para que sepan que tú eres quien más goza entre mis
brazos.... Ésta vez vas a probar más de una vez mi semen en tus
labios, esos labios que tanto me gustan...-me aparté de él
dejándole con las ganas mientras sacaba de los bolsillos de mi
pantalón un lápiz labial que había robado de una de las víctimas
de mi noche, supuse que podría usarlo con él en alguno de mis locos
juegos. Con cuidado le pinté los labios y coloqué la punta de mi
miembro sobre éstos. -Hazlo con gula Louis, esa gula que tanto me
gusta... se algo mejor que una puta – susurré dejando el labial
sobre el mueble del lavabo.
Noté como apretó el objeto en sus
entrañas mientras que sus mejillas tenían un tono rosa pálido, sus
labios rojos gracias al carmín, y sus manos acariciaban la alfombra
del baño. Era mi puta, la única que quería. Mona podía ser una
zorra, pero la única puta que tenía era él.
- Oui... -con manos temblorosas tomó
mi miembro y humedeció el glande con pequeñas lamidas, para luego
volverlas largas recorriendo toda su extensión. Sus ojos se
mantenían cerrados disfrutando de las vibraciones en sus entrañas.
Soltó el miembro sólo porque necesitaba dejar escapar un leve
gemido al notarme completamente erecto. Si bien, me compensó
engullendo de una sola vez, envolviéndolo con su lengua moviéndola
de forma serpenteante. Gemí hondamente echando la cabeza hacia atrás
cuando noté que finalmente engullía mi miembro. Y por supuesto
jadeé moviendo las caderas colocando mi meno derecha sobre su
cabeza. Metió y sacó el miembro en repetidas ocasiones y, en la
última sacada, lo tomó por la base a la altura de mi pelvis, sacó
su lengua lo más posible y golpeo ésta con el pene.
-¿Así? -preguntó con una mirada de
inocencia frotando su mejilla cariñosamente contra mis partes, para
luego repartir besos y volver a engullirla dando fuertes chupadas y
una que otra mordida. Tenía el labial corrido de sus labios y lo
había restregado prácticamente por la base. Noté que algunos de
mis vellos estaban manchados y reí de forma morbosa.
-Así, pero mejor quiero ver como
gritas en el agua- lo aparté, pero no saqué su vibrador y tan sólo
lo levanté. Con cuidado lo ayudé a meterse en la bañera.-¿Sabes?
Tengo otro juguete que quizás use luego sólo para satisfacerme de
forma morbosa- reí bajo dejándolo a cuatro en la bañera mientras
lo acompañaba al fin.-¿Sabes? No voy a sacar a nuestro amigo... no
sería justo ¿no crees?-pregunté inclinándome sobre él mientras
le penetraba sin aviso alguno- ¿Lo notas? Jamás te he abierto tanto
¿verdad? Nunca te he dado una doble penetración y creo que ya va
siendo hora- besé sus hombros y la cruz de su espalda mientras me
movía suavemente.
Él no hablaba porque no podía. Los
jadeos y gemidos eran cada vez más altos, sus ojos estaban empañados
por la lujuria y el placer. Si bien, cuando logró hilar pensamientos
claros, o más bien cuando el dolor y el placer lo inundaron todo,
gritó mi nombre y empezó a empujar sus caderas contra mi pelvis.
-Duro... muévete... ¡ah!-logró
exclamar como puta en celo pidiendo más.
Con rapidez conecté el vibrador en el
ritmo más alto y del mismo modo nicié una penetración fuerte. Mis
manos acariciaban sus hombros, sus caderas, su vientre y pronto me
anclé en sus nalgas que apreté con deseo mientras fruncía mi ceño
y empeñado en hacerle disfrutar. Necesitaba que llorara aún más,
que rogara por ser deseado, así que salí de él y me senté en la
bañera jugueteando con el agua que aún se agitaba.
-Ven, quiero ver como te mueves sobre
mí. Vamos... vamos Louis- estiré mis brazos y lo agarré con una de
mis manos su muñeca derecha. Pronto tiré contra él.-Pero antes...
espera.
-Lestat, por favor...-jadeó con
lágrimas empapando sus mejillas mientras se arrodillaba frente a mí.
Necesitaba sentirme y vaya que sí lo necesitaba. Con cuidado de no
dejar escapar su goloso juguete, el cual parecía ofrecerle algo de
consuelo, buscó como encontrar la punta de mi miembro y de una sola
sentada se penetró. En ese momento eché la cabeza hacia atrás y
deseé que se esperase de una vez.
-Te he dicho que esperes furcia- dije
mostrando mis colmillos de forma agresiva, aunque no pensaba
dañarlo-. Obedece cuando te mando, no me hagas ser violento Louis
porque puedo golpearte mientras te penetro. O te portas o no habrá
placer únicamente.
Busqué con mis ojos el labial y estiré
mi brazo, llegando a duras penas con la punta de mis dedos, hasta
éste. Sonreí con él en mis dedos porque quería volver a pintarle
los labios. Si bien, no fue lo único que pinté, ya que también
pinté su torso pero éste tenía escrito la palabra "Bitch".
Lo hice mientras reía lamiendo sus pezones, pero fue el derecho el
cual terminé por morder con saña hasta hacerlo sangrar y succionar
algo de sangre. Sus ojos se vieron enormes y abrió su boca; de la
comisura de sus labios chorreó un hilo de saliva en el momento
exacto en el mordí su pezón.
-Ahora sí, mueve esas caderas sobre
mí. Quiero ver como te penetras y abres tu boca de furcia- cerré el
labial echándolo a un lado de la habitación y me agarré a la
bañera. No pensaba tocarlo, dejaría que él se moviera como
quisiera.
Se sostuvo entonces con fuerza de sus
hombros y comenzó a cabalgar de forma rápida, y algo brusca, con
fuertes gemidos escapaban de su boca y desgarraban su garganta. Si
bien, pese a las humillaciones nada lo detenía, al contrario
apretaba con todas sus fuerzas su ano y se movía de tal forma que
cupiera todo.
Sentía como se enterraba por completo.
Era como una enorme daga que se enterraba mil veces en el pecho de un
enemigo, pero sin duda una daga deliciosa para mi amante. Él se
estaba comportando de forma desesperada porque no deseaba dejar de
sentir, así que sin duda alguna disfrutaba como buena golfa. Estiré
la derecha hacia su rostro acariciando el hilo de saliva y lo llevé
a su boca con una leve sonrisa.
Recuerdo que gruñía y jadeaba viendo
como él se contorsionaba, incluso dejé escapar algún gemido. Louis
mostraba como podía hacerme gozar y sin duda no lo detenía.
-Vamos Louis, quiero verte gritar más
alto – agarré su pelo largo y moreno entre mis dedos, para tirar
de ellos y provocar que su cabeza se inclinara hacia delante. Mis
ojos violetas miraban con deseo los suyos de tonos verdes muy
intensos. Ofrecía con mi mirada palabras mudas, las cuales podían
ser más soeces que las que podía dedicarle mi lengua.
-Dime ¿quién es tu único dueño?
¿Quién es tu único amor? Quiero oírte recitar mi nombre como
letanía, lo quiero oír Louis... -solté su pelo y volví a quedar
apoyado en el borde de la bañera. S
Fue ahí, o eso creo, que pudo darse
cuenta que no solo él lo estaba disfrutando, la sonrisa en mis
labios y aquella mirada tan dominante, y penetrante, le dijeron todo.
Reunió toda la coherencia posible para poder responder a mis
preguntas.
-Tú... lo eres... tú... ¡Tú Lestat!
¡Lestat! ¡Tú! -proclamó en un potente grito que poco le importó
si lo escuchaban todos en la mansión e incluso fuera de ésta.
En esos momentos era la sucia perra que
se arrastraba buscando mis atenciones, y lo demás nada importaba,
pero al gritar aquello su miembro expulsó con potencia un gran
chorro de semen que chocó contra mi vientre. Louis tembló sobre mí
mientras sus fluidos se desvanecían con el agua caliente. Acto
seguido se desplomó sobre mi pecho jadeando descontrolado.
Eyaculé cuando él lo hizo. Mis manos
se quedaron clavadas en el borde de la bañera, que prácticamente
quebré. Mis ojos se cerraron disfrutando la última imagen que
habían captado, pero cuando los volví a abrir lo vi completamente
cansado sobre mí sólo pude reír.
-No hemos terminado Louis- el vibrador
seguía moviéndose en su interior y con cuidado lo saqué del mismo
modo que mi miembro.-No amor, no ha pasado aún lo mejor- tenía su
rostro agarrado con mis manos y lentamente lo alejé para salir de la
bañera.
El cuerpo de Louis quedó recostado
sobre la alfombra que teníamos en el baño, la cual estaba empapada
y su color rojo parecía más intenso debido la humedad del agua. Sus
ojos estaban cerrados y su cabello revuelto. Podía notar que su
cuerpo aún tenía espasmos por el placer que había sentido, pues
todavía no se había relajado.
-Espera aquí- ordené echando mis
cabellos hacia atrás-. Ni pienses que puedes huir, puta.
Ya le había amenazado antes con el
segundo juguete, el cual fue un obsequio de la chica de la tienda.
Cuando compré aquel pequeño vibrador la muchacha parecía muy
deseosa de conocerme sin ropa, sin palabras educadas y con unas
miradas más intensas. Me propuso ser mi guía por aquel mundo que
visitaba tan poco, caminó frente a mí como una leona intentando
cazar una presa y tomó un juguete nuevo entre sus manos.
El juguete era un pene, el cual se
podía colocar uno idéntico al del comprador si se usaban unos
moldes, que tenía en su borde, junto a los testículos, un chupón.
Éste chupón se podía poner en el suelo, pared o mampara de baño.
Simplemente era para penetrarse uno mismo sintiendo al amante, aunque
podía ser para disfrutar de juegos de cama para un matrimonio para
nada convencional.
Sus palabras me sonaron a gloria. Ella
me ayudaría a endurecer mi miembro, hundirlo en el molde y por
último recogerme entre sus piernas, a cambio de ese juguete gratuito
regalo para Louis. No me negué a lo que me ofrecía, pero sin duda
temía que Louis se percatara, o se enterara, como se hacían... por
eso no se lo había dado.
Además del juguete tomé la cámara de
vídeo. Quinn me había dado nociones de como se usaba, él decía
que era un invento fantástico y que podía hacer mil cosas con
aquello. Incluso me insistía que me llevara la cámara a mis
aventuras, las grabara y difundiera. Si bien, cuando la tuve entre
mis manos pensé en las cosas que podía grabar de Louis desde sus
sonrojos hasta sus gemidos más lascivos.
Si bien, esa noche me pareció la
indicada y al llegar donde lo guardaba, en la cómoda junto con la
bolsa del anterior, corrí prácticamente hasta el aseo y coloqué la
ventosa en el suelo, muy cerca de una de las paredes, y tiré de
Louis para llevarlo hasta donde se encontraba su nueva tortura.
Levanté su cara por su mentón y mordí
sus labios para lamer la sangre que le provoqué. Sus ojos mostraban
a un hombre agotado, pero podía hacer que diera de sí un poco más.
-Quiero ver como sientes éste juego-
dije acercándolo al miembro antes de ayudarle a penetrarse-. ¿Lo
sientes? Es igual al mío. ¿Ves? Lo mejor de lo mejor para mi única
puta- susurré apartando mi mano para conectar la cámara-. Muero por
grabarte, ¿lo sabías? No, creo que no te había dicho nada aún-
comenté frunciendo el ceño mientras enfocaba hacia él y me cortaba
el miembro con una de mis uñas. Estaba flácido pero chorreaba algo
que a él le haría reaccionar.
-Ven, hoy te alimentaré.
-Mon amour... -me miró suplicante-
sólo un pequeño descanso... sil vous plait... -sus parpados lucían
caídos y apenas podía sostenerse.
-No Louis, no hay descanso- dije serio
tomándolo del rostro. Con cuidado había dejado la cámara en el
suelo, para ayudarle a meterse el miembro ensangrentado en la boca-.
Ya descansarás luego, así que haz el último esfuerzo- tomé la
cámara otra vez y filmé los suculentos labios de Louis entorno a mi
glande-. Te estoy dando sangre ¿no te gusta? Es algo que me contó
Quinn... si a él le gustó ¿por qué no a ti?
Sus ojos se abrieron al sentir el sabor
de la sangre entrando por su boca. Tenía una herida que se cerraba
con rapidez y provocaba que el pene tuviese un sabor único. Atrapó
la mitad de mi sexo con sus labios aún manchados de carmín, aunque
el de su pecho se había esfumado, y limpió el alrededor de éste
con su lengua. Pronto sentí como presionaba su paladar y empezaba a
lenguetear. Se sacó la punta, le dio un beso y alzó la mirada hacia
mí.
-Je t'aime... -sus labios embarrados
esbozaron una sonrisa y volcó toda su atención para verlo erecto.
Envolvió la base con su mano derecha y me masturbó con rapidez que
pronto salió líquido preseminal.
Cuando me quise dar cuenta tenía un
hilo de saliva sobre la punta y lo lamió lascivo. Sus caderas se
movían sutilmente sobre el juguete en forma de círculos. Escupió
contra mi miembro y lo volvió a lamer mientras emitía sonidos que
demostraban que gozaba como cualquier perra.
-Oh Lestat... mon amour, desgárrame
por favor... enseña a esta perra tuya quien es su amo, fóllame duro
rómpeme... tu puta lo desea...-no dejaba de masturbarme y su boca
emitía sonidos siseantes-. Fóllame mon cher...
Eché su cabeza hacia atrás
manteniendo la cámara encendida mientras le gravaba. Cerré los ojos
y dejé que mis caderas se movieran con rabia contra Louis. Quería
sentir de nuevo su lengua antes de vestirme y bajar a tocar el piano,
como había deseado, pero en compañía de Louis que posiblemente
caería desplomado por el cansancio.
-Vamos Louis, se mi puta... mi única
puta.
Abrió todo lo posible su boca dejando
entrar el pene hasta que la punta golpeara su campanilla, sintió
varias arcadas pero aún así las soportó y permitió que impusiera
el ritmo, mientras tanto su lengua serpenteaba alrededor. Llevó una
se sus manos a su entrada y se acarició rozando el juguete.
Reconozco que comencé a darle unas estocadas muy violentas y que
cuando noté que él eyaculaba de nuevo, aunque escasa cantidad, hice
lo mismo en su boca porque quería tener bien marcada en mi memoria,
y en lo que podía ser una nueva colección de vídeos.
Cuando me aparté ésta vez lo llevé a
la ducha limpiando con cuidado su cuerpo. Estaba desfallecido, aunque
feliz. No paraba de murmurar que me daba todo lo que quería, que no
me fuese con Mona de nuevo y que si yo quería, sólo si yo quería,
me dejaría hacerle cosas así cada vez que me apeteciese.
Al llevarlo a la cama, tirándolo allí
con cierta despreocupación, vi como miraba el anillo y eso provocó
que me recostara a él abrazándolo. Me olvidé por completo de ir a
tocar el piano, pues era sólo un capricho que se desvanecía cuando
pensaba en su cuerpo desnudo, agotado, y lleno de placer por mi
culpa.
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