Recuerdo que sonaba The Doors en aquel
local desierto con los cristales destrozados. La luz tenue dejaba ver
varios cuerpos decapitados y copas con cubitos de hielo que poco a
poco se deshacían, de igual modo que la sangre era absorbida por los
trozos de moqueta. Algunas sillas estaban destrozadas por la
estampida y él se hallaba en un rincón del bar con la pistola entre
sus manos. Gimoteaba completamente perdido en sus pensamientos. Había
masacrado a chicos jóvenes cuyo mayor delito quizás era tomar
alcohol a altas horas de la madrugada.
Me acomodé la gabardina gris y el
sombrero que daba sombra a mis ojos ya algo ancianos. Mis manos
tenían algunas manchas por la edad y eran blancas, tan blancas como
las de un vampiro. El sonido del reproductor había saltado hacía
varios segundos, pero el eco seguía en mi cabeza. La policía estaba
a punto de llegar alertada por el misterioso suceso.
-¡Todos eran vampiros! ¡Me
rodearon!-gritó frenético-¡Todos! ¡Los perseguí hasta aquí! ¡Yo
no quería herir a inocentes!-dijo entre llantos. Sus lágrimas cada
vez eran más gruesas y el temblor de sus manos mucho más evidentes.
-Lo sé- comenté acercándome a él-
Ahora deme el arma-dije con calma, pero él no lo pensó ni una vez
más y en un rápido movimiento se voló los sesos frente a mí.
El muchacho había vivido un horror.
Por lo que pude dilucidar de sus pensamientos realmente había visto
vampiros, todos ellos lo habían perseguido por las calles del norte
de Londres señalándolo como si fuese un asesino, aunque en realidad
era la próxima víctima. Vampiros sueltos en Londres. No era
novedad, pues siempre los había percibido aunque no tenía muchas
experiencias con ellos. Aquel desgraciado me recordó a un animal
temeroso, inclusive a un gato, que terminó atacando a los que podían
haberlo ayudado.
Talamasca tomó nota de mis conocimientos sobre las visiones de jóvenes enfundados en chaquetas de cuero, camisas de grupos rock que sonaban en las emisoras de radio más populares, y unas botas desgastadas con punteras de metal. Corría el final de los 80's y pronto el vampiro Lestat hizo acto de presencia. Algunos le creyeron, otros le siguieron como si fuesen su dios y la mayoría pensaron que era otro joven enajenado o una moda a la cual seguir como divertimento.
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