Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

jueves, 12 de septiembre de 2013

A mi Rowan

Recuerda el dolor del pasado lamiendo tu alma, anclado a tu piel y seduciendo tus sentidos. No podías caminar sin sentir como este te perseguía clavándose en lo más hondo de tu ser. Y se burlaba de ti, de tu futuro y también de esos extraños sentimientos de paz que a veces parecían querer salir a jugar.

Te encontré completamente lastimada, como un ave que no puede volar, y decidí curar tus heridas con besos y caricias indecentes. Te rogué amor y tú me lo brindaste sin oponer resistencia. Tal vez quería saber que era amar de verdad porque ya no querías a tu esposo, ya que sólo estabas con él por gratitud.

Me convertí en un ladrón estúpido que jugaba como un crío bajo tus faldas. Eras una mujer y yo aún no me consideraba un hombre maduro pese a mis siglos. Tan imprudente, tan descarado y a la vez tan necesitado de afecto y comprensión como tú misma. Me necesitabas y aparecí en el momento indicado. No precisé de trucos y tú tampoco. Dos almas libres condenándose a darse el amor que no habían encontrado.

Tuve que irme porque no te sentí preparada. Pero, a los pocos años regresé rogándote otra vez. Había sido inútil el hacerte esperar. Te besé en el cuello, acaricié tu cintura y pedí disculpas implorando como un niño.

Tú eres la mujer de mi vida, la misma que arrulla mis noches y enloquece mis sentimientos.  

No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt