Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

jueves, 9 de enero de 2014

La querida estupidez

Bonsoir mes amis

Nash quiere compartir con nosotros un pensamiento. Espero que les agrade. 

Lestat de Lioncourt



La querida estupidez.

Deseo detenerles cinco minutos de su tiempo para que lean y profundicen mis palabras. Posiblemente les parezca excesivo detenerse cinco minutos en un texto. Muchos creen que el tiempo es oro, pero el oro hay que invertirlo y de nada sirve acapararlo para no usarlo. El tiempo no se acumula y si no se toma en cuenta lo perdemos mágicamente entre dramas y tragedias. Y bien, dicho esto me detengo a preguntarles si alguna vez se han sentido estúpidos.

Todos en esta vida nos hemos sentido estúpidos. Posiblemente cuando hemos preguntado algo que todos conocían nos hemos sentido ridículos, sobre todo por las risas que pueden generarse a nuestro alrededor. Sin embargo, es mejor preguntar a quedarte con la duda. No obstante no hablo de esa clase de estupidez, sino la estupidez que muchos preceden a su hipocresía y ceguera.

Muchas personas creen que tienen la verdad y no comprenden que destrozan a otros juzgándolos. No todo es blanco o negro y posiblemente tampoco exista un color para definirlo. Para poder señalar a una persona hay que conocerla y ver en su interior la capacidad que posee. Sin embargo, es mucho más fácil juzgar sin conocer y amedrentar a una persona con complejos moralistas. La mayoría de personas que atacan con juicios de corte moral no desean ser señaladas del mismo modo.

La sociedad que nos rodea tiene clara influencia en nosotros, tanto de las personas más cercanas como en las que nos hablan a través de los medios de comunicación. La cultura está mezclada con los sentimientos personales y grupales como la religión o el estado económico-social en el cual se encuentre una comunidad. Por lo tanto nuestro campo de visión es limitado y sencillamente nos dejamos arrastrar por una imagen mental. Ni siquiera estamos dispuestos a escuchar al prójimo cuando se desea expresar, pues nuestra palabra es superior al resto y por lo tanto nunca cambiaremos. Si bien, cuando se trata de uno mismo deseamos que lo hagan rápidamente y después nos pidan todas las disculpas del mundo.

Hay que liberarse de las pesadas cadenas, tomar aire un momento y meditar que podrá sentir la otra persona. Todos somos libres de sentir, pero a veces nos olvidamos que siente aquel que nos escucha. También olvidamos el escuchar las tragedias de otros porque creemos que la nuestra es mucho más importante y dolorosa. Todos somos fruto de nuestros demonios.

Y ahora un poema propio.


Pretendes caminar con zapatos de papel
y dejas que naveguen en aguas turbulentas.
Has visto lo que ocurrió con el vergel
cuando tú intentaste a las flores echar cuentas.

Ellas te hablaban de tu ceguera, muchacha.
Ellas abrieron sus pétalos y te dijeron que esperaras.
Pero tú no las creíste, no sacudiste la escarcha
y huiste en plena nevada completamente indignada.

Ahora que cometes una locura terrible
no quieres seguir escuchando a nadie
y pretendes parecer madura y temible
cuando sólo eres una pelusa en una almohada.

Mírate pequeña, eres estúpida e inmadura
has caído en la lotería de la tontería
y ahora crees que eres afortunada al ver la luna.
Cuando las aguas te manchen llorarás.

Juzgaste mal a los que, según tú, tanto amabas
y ahora no quieres ser enjuiciada y señalada.
Sin embargo no te importó apuntar con el revolver

disparando a un muchacho inocente aquella noche.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt