Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

martes, 22 de abril de 2014

El loco

El loco es una historia de Archivos Talamasca. Espero que les agrade.

Lestat de Lioncourt

Habían pasado varios años desde la primera vez, pero siempre que sucede se siente con la misma violencia. El olor a podredumbre era intenso y las paredes parecían derrumbarse a su alrededor. Al fin lo estaba viendo con sus propios ojos. Era el infierno surgiendo bajo sus pies, entre las baldosas de color tierra de su vivienda, llamándole e incitándole a indagar hasta caer en una vorágine de terror y pánico.

Todo había empezado una mañana de verano de hace más de veinte años. Él se encontraba en su nueva vivienda, un lugar agradable y confortable, que había comprado con ciertos esfuerzos. Su esposa se encontraba fuera, en el jardín, acariciando su vientre mientras imaginaba los naranjos, limoneros y diversas plantas que ella mandaría plantar a su hermano, jardinero de profesión. Ambos tenían los ojos llenos de ilusión, con esa chispa de vida, y una sonrisa cargada de esperanza.

Había conectado la radio en la habitación de su futuro hijo. Sin embargo, la señal parecía no llegar. Se escuchaba un ruido blanco y una voz oscura hablaba, o prácticamente balbuceaba, palabras inconexas de las cuales sólo se pudieron salvar “El mundo pronto cambiará y de la tierra surgirá el infierno”.

Sintió miedo y un sudor frío recorrió todo su cuerpo. Sus manos temblaron y sus labios se abrieron mientras intentaba ser razonable. Sin embargo ¿cómo se puede ser razonable con algo así? Su mujer apareció cuando aún era prácticamente una estatua de sal. Ella lo tocó, tomándolo del brazo, e intentando que le mirara. La radio se había quedado sin sonido, como si supiese que ese secreto debía guardarse y perderse con ambos.

—Francisco, me estás asustando—dijo tomándolo de los brazos para girarlo hacia ella.

Sus ojos verdes, los cuales eran como un prado fresco, estaban inquietos y asustados. Él parecía verla y a la vez se hallaba en un mundo de tinieblas. Sus pupilas estaban dilatadas y a penas se veía el hermoso color gris de sus ojos. Tenía las mejillas pálidas, aunque en realidad era toda la cara. Parecía de cera.

—¡Francisco!—gritó agitándolo mientras sus cabellos pelirrojos caían sobre su frente.

—Sofía, Sofía... —murmuró reaccionando para tomarla entre sus brazos.

Después de varios días logró contarle que había sucedido y ella supuso que era el cansancio, la emoción y mucha imaginación. Francisco era escritor y pasaba días leyendo viejos informes de diversas fuentes de parapsicología para elaborar historias de terror plausibles. No obstante él sabía que eso que había escuchado era real.

Un año más tarde, cuando el bebé se encontraba en la cuna, lo escuchó llorar y corrió a la habitación. El pequeño se hallaba allí, temblando y sudoroso, tenía sus hermosos ojos verdes cubiertos de lágrimas y su cabello rubio, como el suyo, empapado en sudor. No dudó en sacar a su mujer y a su hijo de la vivienda después de escuchar el murmullo de aquella voz, otra vez, sin parar.

Sofía dejó a Francisco un año más tarde debido a las distintas discusiones. Ella alegaba que habían derrochado el dinero en una vivienda hermosa, pero que no podían regresar por sus locuras. El pequeño Javier se aferraba al colgante de su madre, una pequeña esmeralda, justo antes de romper a llorar dejando como última imagen ese recuerdo a un hombre destrozado. Su mujer alegó que estaba loco para no permitirle ver al pequeño y éste creció sin padre; su padre envejeció sin su hijo.

Hacía casi veinte años que no veía a su hijo, los mismos que había vivido pagando la hipoteca de una vivienda que no disfrutó. El jardín estaba lleno de maleza y los muebles cubiertos de polvo. Todo estaba igual que cuando decidieron marcharse. Todo, incluyendo la voz.

—Nos volvemos a ver—susurró la voz—. Ven conmigo.

Una sombra gigantesca consumió la escasa luz del atardecer, las baldosas se movieron y él cayó al suelo gritando. La casa misma comenzó a temblar. Según los vecinos parecía derrumbarse. A la mañana siguiente lo encontraron en una esquina de la habitación, aún vivo.


La historia la ha contado escribiéndola en un portátil que la orden ha decidido llevarle, pero no habla. Al parecer ha sufrido tanto que se desconoce si es causa del estrés o de algo sobrenatural. Su ex-mujer no ha ido a visitarlo, tampoco su hijo. Realmente no se sabe si la historia es cierta, aunque pronto se enviará aun nuevo investigador a la zona para indagar profundamente en el fenómeno.  

Según Francisco Solis, un hombre de cincuenta años, ha visto el infierno y ha conocido al demonio. Conoce bien los pasadizos del horror y el dolor más terrible en su piel. Sin embargo lo único que han encontrado en su cuerpo son sendos arañazos y cortes profundos, quizás hechos por un asaltante o posiblemente por un ente de otro mundo.

No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt