Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

sábado, 3 de mayo de 2014

El amor bajo cero

El amor bajo cero es un escrito de Armand por el día de las madres. Espero que comprendan el mensaje y les guste. Armand está muy agradecido con todos ustedes por el cariño que le han demostrado. Dedicado a su madre y Sybelle. 

Lestat de Lioncourt 


Vienen a mis recuerdos numerosas estampas invernales, con un frío que calaba hasta los huesos y te hacía castañetear. La luz duraba poco en el firmamento y la noche convertía el poblado en un desierto de ánimas aterradas por las últimas nevadas. El murmullo de ciertas palabras por mis hermanos, el olor a leña de la chimenea, el amargo aroma del tanino del vino y los pasos de mi madre haciendo crujir la escalera. También estaba el sabor de la sopa caliente; eso era lo único que tenía, sopa. Una sopa de verduras poco frescas, carne de caza y un puñado terrible de sal. Pero también poseía las caricias de la única mujer que he podido contemplar cuyos ojos reflejaban el terrible abandono, sufrimiento y dolor sin llorar.

—Andrei, hijo mío, hoy deberías descansar porque has estado pintando todo el día—decía colocando sus manos sobre mis hombros.

—Déjalo mujer, tiene un don—respondía mi padre—. Debería pintar de día y de noche.

Podía notar sus dedos apretando mis hombros, su mirada temerosa clavada en mi padre y el deseo insano de abrazarme para rogarme que parara. Ella me quería. Yo sabía que allí había amor. Sin embargo, cuando fui a visitarla no pude quedarme. No era mi hogar. Ya no había nada que salvar allí ni nadie que desear proteger. Mi mundo se había acabado y florecía otro muy distinto.

Marius se comportó mejor que mi padre, me dio una vida que jamás pude soñar y me ofreció la inmortalidad temeroso de mi pronta partida. En mi lecho de muerte juré amarlo y aún hoy lo hago, sin embargo siempre habrá un pequeño hueco para Andrei.

Soy Armand, pero Andrei también existe del mismo modo que existe Amadeo. Soy la evolución hecha por el dolor, el mismo que moldeó mi alma y acarició mis heridas. Sin duda el pecado me consume y el Señor sabe que mi camino está en la oscuridad, sin embargo el amor también yace entre las sombras más espesas que la brea.

Ya no soy el tímido muchacho que ansiaba una celda, escasa comida, meditación y pinturas; por supuesto no soy el pupilo de un mecenas con colmillos afilados y seductora sonrisa. Ya no dirijo una secta llena de estúpidos a los cuales lanzar al fuego si me apetecía, ni un líder de masas en un teatro algo polvoriento. Sólo soy un inmortal con los suficientes años para poder hablar de soledad, tragedia, felicidad y recuerdos.


El calor de una madre lo he hallado de nuevo. Sybelle impulsándose hacia delante, meciéndose con gracia y en silencio. Ella que me mira con ternura y susurra a veces un te amo discreto. Mi hermoso ángel que toca incansablemente una misma melodía, centrándose en ella y olvidándose del dolor que nos aguarda en cada pensamiento. He encontrado unos brazos de mujer en los cuales he hallado el amor y la paz. Un amor puro, cálido y atractivo que se envuelve en una mirada tímida y una sonrisa atractiva. Mi Sybelle, mi amor.  

No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt