Louis de Pointe du Lac, alias el chico de la chispa o llamaradas locas, ha escrito algo. Merrick era una mujer sensacional y aún me duele saber que se fue demasiado pronto. Supongo, que para Louis es aún peor al ser su creador.
Lestat de Lioncourt
No te puedo olvidar. Tampoco deseo
perdonar todo lo que hicimos. Mi corazón sigue convaleciente. Estoy
afectado por tus palabras y actos. Pude tenerte entre mis brazos,
sentir tu cálida y suave piel, deslizar mis labios por tu cuello y
olvidar mis manos en tus caderas. Una mujer como tú, tan ardiente,
me provocó los últimos recuerdos de mi antigua vida. Ahora soy
distinto. Pudiste ver el cambio con tus ojos de color esmeralda, tan
parecidos y distintos a los míos. Ambos nos convertimos en cómplices
durante una noche y nos despedimos como desconocidos, aunque teníamos
el corazón roto y el alma llena de arañazos.
Me diste esperanza. Por unas horas pude
creer que podría reconciliarme con mi pasado, con el daño que hice
y que jamás creí que fuera tan terrible. Verla a ella de nuevo
frente a mí, con aquel encantador vestido y sus pequeños ojos
puestos en mí, fue demasiado. No soporté su odio. Jamás pude
soportar el tan sólo imaginar que me odiaba. Tú lo sabías bien. Me
habías indicado que era peligroso, pero me sentía fuerte cuando te
tenía a mi lado. Caí enamorado de ti, no importa si fue un hechizo
o simplemente el destino. El amor que siento por ti aún perdura,
igual que prosigue ese sentimiento agridulce cuando pronuncio el
nombre de Claudia.
Te abrí mis brazos del mismo modo que
te abrí mi corazón. Te di todo lo que jamás debí darte. La vida
eterna no te hizo bien, no ayudó en tus propósitos ni en tu
felicidad. Del mismo modo, que no me ayudó a mí. Nada ocurre como
uno desea. Sin embargo, no puedo negar que aún te amo. Parte de mí
se ha desquebrajado, caído por completo a los pies congelados del
vacío y dejado allí, como si fuera una ofrenda a dioses que jamás
existieron, mientras el resto late en un pequeño murmullo cálido,
el cual sólo aparece cuando la sangre fluye y siento el pecado de
mis víctimas coloreando mis mejillas. Soy un monstruo cruel e
imperecedero. He vivido entre los hombres durante siglos
alimentándome de ellos, dejando que sus vidas terminaran vacías
como sus cadáveres. Soy la muerte. Y la muerte te sigue amando,
Merrick. Sigo amándote a mi modo. Completamente coaccionado a tus
encantos, tu recuerdo, tu belleza y tu fuerza. Aunque no estés
siempre tendrás un hueco entre mis brazos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario