Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

lunes, 1 de septiembre de 2014

Mi alma al diablo

Bueno, Nicolas da muestras de su "amor" por mí. Más bien rencor... ¿por qué él y Louis son así?

Lestat de Lioncourt 


Nevaba. Aunque no hacía demasiado frío, pero ya no eran las primeras nevadas ni serían las últimas. Los copos de nieve danzaban frente a los cristales empañados de la estancia. El violín descansaba sobre una silla baja, de espalda estrecha y algo coja por una pata dañada. Las cortinas estaban algo sucias, pero eso no era relevante. El escritorio estaba lleno de papeles, algunos libros y diversos documentos sin importancia. La pluma estaba sumergida en el tintero y no muy lejos, como a una palma de distancia, había varias botellas amontonadas. Era borgoña, y aún podía sentirlo en la boca.

La nieve seguía cayendo. Limpiaba el dolor, las heridas de la tierra, aumentando el caudal de los riachuelos que pronto quedarían congelados en la montaña. Las nubes eran oscuras, amenazaban una tormenta virulenta, pero deseaba huir de allí. Estaba desnudo y no sentía frío, pues el pánico calentaba mi cuerpo y alejaba cualquier otro pensamiento.

—¿Por qué no regresas a la cama?—ni siquiera quería escuchar su voz, pero ahí estaba. Él se encontraba recostado en el colchón, con las sábanas sucias y revueltas, mostrándome su cuerpo prácticamente desnudo y con los ojos clavados en mi espalda. Podía verlo en el turbio reflejo del cristal, aunque era casi inapreciable—. Podemos repetir, si deseas.

—Bebí demasiado—balbuceé—. No era yo...

—No sé porque dices eso—dijo con una breve risilla—. Estabas pletórico—escuché el leve chirriar de la cama, después sus pisadas rápidas y toscas, para finalmente sentir su respiración pegada a mi nuca—. Ni la mejor de las furcias me ha satisfecho de ese modo.

—He vendido mi alma al diablo...—estaba a punto de romper a llorar.

—Has hecho muy bien en venderla a éste demonio, pues has abierto las cancelas del paraíso—su voz siempre me resultó sensual, pero en aquel momento realmente parecía el mismísimo Lucifer. Sus manos se colocaron en mis caderas y sus labios rozaron mi nuca, se pegaron a mi cuello, dejaron caricias en mis sienes y finalmente, tomándome del mentón con la mano derecha, me giró el rostro y me besó en los labios.

Su lengua, húmeda y cálida, me electrocutaron. Nunca había sentido algo así. Ni siquiera con alguno de mis viejos amantes. Él había sido el primero en provocar una reacción tan intensa. Aquello era dejar mi corazón en sus manos. Sólo quería encender su interés en mí, conseguir algunas copas gratis, y finalmente me vi arrastrado a la mayor condena de todas. Mis ojos se llenaron de lágrimas mientras me giraba, aferrándome a su esbelta estatura, mientras rogaba que aquello no acabara. Sabía bien que no era mío, no sería el único, y eso encendía mi rabia.


Su mente perversa no me dejó escapar... él condenó mi vida.   

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt