Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

domingo, 19 de octubre de 2014

A quien le interese

Armand deja su alma en cada palabra. A veces creo que quiero abrazarlo, pero luego recuerdo que es un tanto psicópata y se me pasa.

Lestat de Lioncourt


Me gustaría decirte tantas cosas que me callo. Aquellas que me hacen daño. Esas que me han arrancado las alas pluma a pluma. Cada día que pasa la herida es más profunda y dolorosa. Es casi insoportable aceptar todo lo que está ocurriendo a mi alrededor. Me llaman monstruo, me señalan como si fuera un ser terrible venido de los infiernos, pero a éste monstruo alguien lo creó y le dio forma arrancándole el corazón. Mi corazón estaba en tus manos, las mismas que aún permanecen manchadas con mis sentimientos, aunque tú lo niegues y quieras hacerte el desentendido.

Lanzar miles de acusaciones al viento sería imperdonable. Pues ya no importa. Es tarde. Tarde para mí, para mi alma, para las heridas que causaste y para las palabras que no dijiste. Cuando me miras siento que guardas terribles secretos, insufribles mentiras y furiosas palabras que algún día arremeterán contra mí como cuchillas. Desearía pensar que me amas. Sí, que me amas. Tal y como dices. Sin objeciones. Un amor puro.

Mi única y mayor lección es el amor. Te amo, y por eso mismo no puedo detenerte. Soy incapaz de contarte sobre mis lágrimas. Cada una tiene tu nombre, un motivo, un sentimiento puro y doloroso, que surge de lo que queda de mi corazón. Sólo deseaba ser escuchado y protegido. No me importaban tus secretos, ni el misterio que ocultabas tras palabras elaboradas. Únicamente buscaba que me sostuvieras entre tus brazos, me acariciaras el cabello y me dijeras en un susurro secretos de amor. Era lo único. Un te amo a tiempo hubiese bastado. Un momento sincero y puro como el amor que yo te tengo. Porque no he podido dejar de amarte pese a todo.

Si tan sólo me hubieses escuchado. Si tan sólo te hubieses detenido en mitad de tu laberíntico palazzo... Pero yo sólo soy un niño, ¿no es así? Un niño triste que no puede siquiera recordar con exactitud el dolor que lleva en su alma.

He sido torturado cruelmente por cientos de hombres, despreciado por iguales, humillado por el tiempo y olvidado por la suerte. Sin embargo, mi mayor sufrimiento ha sido estar lejos de ti. El pensar que te perdía, me perdía y todo se desvanecía. El fuego, el humo, la noche oscura y terrible, el frío en las catacumbas y la soledad. No sabes que es amar en plena oscuridad. No lo sabes. Tú siempre has brillado como el sol. Tú eras mi Mesías, mi Maestro. Yo sólo un discípulo dispuesto a lavarte los pies, besarlos y rogarte amor. Sólo quería amor. No quería lujos. Tan sólo me conformaba con la verdad, con una pequeña brizna de verdad.

No sé si aún estemos a tiempo... Ni siquiera sé si deseas oírme.

Mi corazón está sufriendo.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt