Ya está el Macho Taltos viola brujas aquí. Digo, Lasher. Ha decidido aparecerse otra vez. ¿Por qué? Maldito enfermo. Que la deje en paz.
Lestat de Lioncourt
Los ríos de agua bendita ya no pueden
salvar tu alma, el cuerpo de cristo se pudre en tus entrañas y su
sangre en la mía. Presta atención al silencio, yo bailo junto a tus
oraciones. Las mentiras se posarán en tus labios y coserán tu boca
como si fueran firmes costuras. El demonio está en la casa.
Golpea la puerta y abre la cerradura,
eso hace su voz. El canto se alza, ¿no es así? Soy el demonio.
Estoy contigo. Allá donde quieras que vayas me encontrarás. Búscame
e intenta palparme. No podrás huir de mí, así que ven hacia donde
estoy. Te estoy esperando. No llores. Te enseñaré el paraíso en la
sinfonía de mis crueles caricias. Mi amor será tóxico, cruel,
depravado y sensual. Podrás sentir tus piernas cansadas, tu cuerpo
se retorcerá y tu cabeza caerá hacia atrás. Llorarás en las
pulcras sábanas de seda que te he regalado, llevarás la esmeralda
en tu cuello y serás marcada con el honor de ser mi amante.
Me temes. Sé que me temes. Pero soy lo
único que tienes. He pertenecido a la familia desde que la primera
piedra se construyo. Provengo del valle de las tinieblas, allá donde
las canciones parecían compuestas por hadas salvajes. La leche
llenará el cuenco, el pan será servido y tú engendrarás la
semilla del mal.
Te abrazaré con ternura y te ataré
con crueldad. Besaré tus labios de muñeca, acomodaré tu cabello de
ninfa y palparé tu cuello de cisne con la punta de mi lengua. Haré
que llores y rías. Te ofreceré canciones silbadas como el viento
que mece las lejanas ramas del roble. Serás presa y a la vez
sentirás una liberación terrible de todo lo humano. Tú no eres
humana. Yo no soy humano. Mírame y mírate. Somos perfectos. La
crueldad nace en tu vientre, se enredará en tu interior y ofrecerá
frutos.
Tierna, pecaminosa y fría criatura.
Tus ojos suplicarán una piadosa sinfonía. Yo no la escucharé. Sólo
quiero atarte y hacerte mía una vez más. Necesito beber la leche
que me ofreces y crecer fuerte para hacer que vuelva a surgir de ti
el milagro.
La oscuridad ya viene. Ya viene, madre.
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