Benji nos contó un poco de su historia ¿quieres saber cómo es? ¿Qué piensa? Aquí lo tienen.
Lestat de Lioncourt
Muchos se sienten hartos en los
atascos. La lluvia los deja aislados en sus asientos, soportando la
presión del cinturón de seguridad y el claxon de otros vehículos.
Sin embargo, ellos no son esclavos de nada. Más bien son más libres
que cualquier otro pobre idiota que corretea como rata por las
calles. Los suburbios sí está lleno de esclavos del polvo blanco y
las pastillas que te envían directamente a un hermoso agujero en el
cementerio. El infierno tiene aspecto de nieve, eso es todo.
Recuerdo que era inocente. Mis enormes
ojos castaños se habían colocado por primera vez sobre las
esponjosas nubes de un cielo distinto, muy distinto, al que yo
conocía. El desierto, las calamidades y la escasa educación
impartida en mi vieja aula quedaban atrás. Mi padre no sólo lo hizo
por dinero, sino también por un mejor futuro. Pensaba que morirme de
hambre iba a ser mucho peor. Reconozco que hubiese preferido morir y
ser devorado por hienas a sentir las sucias manos de Fox.
Era una hermosa y cara mercancía. Él
no quitaba su sucia vista de mi cuerpo. Tenía un buen tamaño, pues
podía pasar por un adolescente y no por un niño. Eso era una
ventaja, según él. Pero yo nunca entenderé cuál era la maldita
ventaja. Sólo veía a un hombre miserable codiciando a un muchacho.
Es de enfermos. Creo que los tipos como él no tienen alma. Sin
embargo, los hay mucho peores.
Recuerdo a su amigo el policía. Al
principio me resistía a él. Mordía, rasguñaba y pateaba en el
sucio colchón del motel. Hacía tratos de favor con Fox a cambio de
algo de droga, pero la droga dejó de ser un aliciente. Yo empecé a
ser el mejor trato. Una noche conmigo era hacer la vista gorda
durante varios días. Por eso yo empecé a ser importante para ese
imbécil. Su sonrisa de engreído no se quitaba en ningún momento,
era como una máscara que estaba firmemente aferrada a su boca. Esa
sonrisa significaba que Raven estaba en camino. Ese policía corrupto
se deleitaba conmigo.
Como he dicho al principio me negaba en
rotundo, después comprendí que si colaboraba podía hacerlos llevar
al límite mucho antes. No quería prolongar mi calvario, así que de
ese modo empecé a cabalgar en la cama como un auténtico jinete. Mis
manos se posaba en sus torsos, mis labios carnosos susurraban cosas
indecentes y palabras que ni siquiera comprendía del todo. Ellos
abrían su boca para dejarse llevar por lo sucio y clandestino de
nuestros encuentros. Cuando apretaba sus húmedos y asquerosos
miembros en mi interior, haciéndoles llegar al cielo, veía con
mayor claridad el infierno.
El tabaco y el robo de carteras era un
entretenimiento. Supongo que fumaba porque ellos lo hacían tras
sentirse plenos violando a un muchachito. La nicotina era el olor de
la victoria. El robo era para poder conseguir algo de ese polvo para
Raven. Cuando estaba completamente drogado ni siquiera me distinguía.
Se alteraba en un principio, pero luego era fácil domesticarlo. Él
creía que aguantaba más y se veía más masculino, la verdad es que
sólo era un pobre diablo.
A veces imagino los últimos segundos
de ambos siendo consumidos por Armand. Se convirtieron en mero
envoltorio, como los papel de una golosina. Para mí Armand se
convirtió en Dybbuk, mi Dybbuk y el de Sybelle. Era hermoso. Jamás
he dudado de su belleza. Tenía una estatura similar a la mía, una
sonrisa fascinante y cientos de historias que ni siquiera aún me ha
llegado a contar. Sospecho que tiene cientos de cosas mejores que
hacer que estar con nosotros, pero noche tras noche se sienta a
nuestro lado y nos acompaña ofreciéndonos su atento amor.
En estos momentos la radio consume mi
tiempo. Estoy frente al micrófono esperando que termine la cuña
publicitaria. Varios de los nuestros han reabierto “La Hija de
Drácula” y es todo un acontecimiento para los más jóvenes. Un
local mítico que destacó en una de las novelas de Lestat. Si
supieran que yo no sólo lo he visto, sino que he compartido con él
una historia increíble. Supongo que en breve lo inverosímil saldrá
a la luz para todos. Pronto el libro contaminará al mundo moderno.
Quizás entonces alguien en algún atasco se sienta libre y no
enjaulado.
—Buenas noches, les habla Benjamín
Mahmoud y comenzaremos con las noticias. Pero antes no olviden dar
las gracias a la propia noche por estar vivos. ¡Comenzamos!...
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