Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

lunes, 17 de noviembre de 2014

Felicidad

Recuerdo la premisa más importante que me confió mi madre cuando aún era un joven mortal. Una premisa que llevo siempre conmigo, pues es como una guía de la cual no me separo. Creo que es la única regla que no deseo quebrar, ya que sería quebrar todo lo que soy. Una frase que muchas madres han dado a sus hijos como si fuera un pequeño tesoro, pese a lo simple que puede parecer. La frase era simple: Hagas lo que hagas, hijo mío, busca la felicidad.

He viajado por las distintas ciudades rezando por ser fuerte ante los impedimentos del camino. Soy una sombra entre la multitud, una sonrisa descarada que puedes observar unos escasos segundos, el muchacho que camina con vieja elegancia escuchando sin cesar sus audífonos y el rebelde que arrastra a los borregos fuera del rebaño. Busco en cada acción la felicidad moviendo las piezas del tablero como deseo. Yo soy el príncipe de un mundo de tinieblas y desolación. He condenado mi alma, pero no mi felicidad.

Recorro cada noche las calles de esta ciudad que sigue siendo tragedia, música embriagadora y hermosas vistas a unos terribles pantanos. New Orleans es una dama tóxica y yo soy su peor amante. Vine desde Europa, como muchos otros, buscando la felicidad que no había encontrado siquiera en el glamour París. Las calles me llaman y no puedo detenerme, la sangre me vuelve peligroso y la felicidad puede estar en cada esquina.

Puedo escuchar el pecado contaminando mi rostro juvenil, reflejándose en mis ojos claros y clavándose como mis colmillos en el cuello del siguiente «inocente». Mis pasos son certeros. Nunca me equivoco al elegir. Guardo en mi pecho cada recuerdo amargo junto a los más felices, esos que me hacen reír a carcajadas aún en mi deportivo, mientras canto a la noche y a la felicidad incierta.

No puedo olvidar la tinta de sus letras, tan elegantes y sinceras, en aquellas viejas cartas que aún conservo, aunque ya casi son ilegibles, donde muchas veces derramó sus lágrimas y esperanzas. Han pasado tantos siglos que debía haber olvidado el perfume que derrochaba su cuerpo, la calidez de sus temblorosas manos y el miedo en sus ojos grises. Si bien, aún cuando la contemplo, encontrándonos como dos terribles bestias sedientas, veo a la mujer que rezaba por mi seguridad y dicha. Jamás podré ocultar mis lágrimas, pues ella conoce bien la tristeza de mis ojos.


He conocido la felicidad, aunque también admito que sigo persiguiéndola. Nunca se queda. Siempre veo como corretea frente a mí. Cuando la atrapo se disuelve y se coloca en un lugar distinto. Creo que sigo vivo porque sigo deseando ser feliz. Independientemente de mis terribles aventuras, de las amenazas que puedan sobrevenir, deseo ser feliz. Quiero ser feliz porque ella me inculcó ese deseo desde que era sólo un joven mortal.

Lestat de Lioncourt   

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt