Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

jueves, 13 de noviembre de 2014

I'm gonna live forever

Cada noche es una nueva canción que sólo se interrumpe con los primeros rayos del sol. La oscuridad puede seducirnos hasta provocar que nos perdamos por las diversas sendas del jardín salvaje. Nos movemos como si fuéramos ángeles, pero no somos más que demonios esclavos de las pasiones más mundanas. Sigo buscando la belleza como si fuera un oasis. Me fascina la capacidad humana para sobrevivir y vencer sus miedos. Quedo anonadado por la increíble inventiva. Si bien, siguen siendo frágiles y se deshacen fácilmente entre mis colmillos. Son unos encantadores soñadores de los cuales extraigo sueños, recuerdos y sangre. Me deleito con sus últimos momentos, saboreo el punzante sabor de la maldad que ellos contienen como si fuera su escapatoria fuera de este mundo, y finalmente, cuando ya no queda nada, los dejo a un lado como si soñaran.

Suelo viajar solo. Me gusta ser un rebelde. Soy el rebelde de siempre. Llevo conmigo mis propias leyes y pactos, las cuales quebranto únicamente por mera diversión y contradicción a mí mismo. Jamás me gustó los altos muros que otros han ido colocando. Me gusta derribar cualquier frontera, sea cual sea, y desafiar incluso a la muerte. Una vez coqueteé y luché contra quien dice ser el Diablo. Reconozco que no fue del todo agradable, pero no me fue mal.

Sin duda, si tuviera que confesar ahora mismo alguno de mis pecados, los más terribles y crueles, es que me encanta ser malo. Me gusta mentir para atraer a mis víctimas seduciéndolas hasta perder completamente la cabeza. Sus almas se convierten en mis mejores presas. Ellos sonríen embelesados por mi belleza, la sutileza de mis palabras y el trato amable que les ofrezco. Camino entre ellos como un joven más, lleno de rebeldía y con una perfecta sonrisa. Nadie puede imaginarse que soy la muerte misma.

Esta noche ha sido diferente, pero tan común como cualquier otra. He decidido romper todas las normas de tráfico, conduciendo como un auténtico descerebrado, mientras la música de Bon Jovi sonaba a todo volumen. Creo que me obsesiona. Su música es pegajosa, fascinante y tiene un aire rebelde que me entusiasma. He perdido la cuenta de los conciertos a los que he ido, como cualquier otro mortal, disfrutando del sudor, los pisotones y el chillido general. Pero hoy tan sólo he conducido durante horas recordando a todos los que he amado, estén o no conmigo, y me he dado cuenta que soy afortunado.

Aunque soy el mismísimo demonio, por mis actos y caprichos, he logrado amar y ser amado. Muchos me llaman Príncipe, pero yo me siento Rey. Soy el Rey de millones de corazones. He llegado a dominar los sueños de cientos de jóvenes y provocar que decenas de vampiros me aclamen. Ningún otro vampiro puede compararse a mí en ese sentido.

Ahora, cuando está a punto de amanecer, me tumbo en mi cama y pienso en todos ellos. La última sonrisa del día no es para enamorar, sino para dar las gracias. Gracias por un amor que tanto deseaba y que al fin poseo. Sin embargo, aún extraño los días en los cuales mi inocencia me hacía ser aún más imprudente. Hay momentos que no aproveché como debía, dejé escapar a Rowan, permití que Claudia se alzara en mi contra o acepté, sin más, que Nicolas quedase atrás. Debo pagar por esos pecados, pero no puedo dejar de sonreír. Tengo lo que merezco y es el amor de aquellos que realmente han deseado conocerme, seguirme como a un Mesías y convertirse en mi voz a lo largo de los años.


Mi canción prosigue aunque mis párpados cedan. Mi voz continua. La verdad se alzará como una bandada de murciélagos en pleno anochecer. La lluvia llorará por todos lavando el pecado de los cuerpos que he dejado atrás. Y yo, el príncipe de todos, volveré a alzarme en la siguiente noche dispuesto a conquistaros.  


Lestat de Lioncourt

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt