Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

sábado, 15 de noviembre de 2014

Vampire are strange

Maharet ha vuelto a aparecer. Hacía meses que no sabíamos de ella, pero ahora ha regresado para no marcharse. 

Lestat de Lioncourt 



Las distintas vidas mortales son como el entramado de una tela. Son parte de los hilos que se manejan entrelazándose, atándose uno con otros, hasta el fin de los tiempos. La rueca gira como la vida, se mueve lentamente, para luego pasar al telar y permitir que este hilo, tan fuerte y largo, se doblegue contra sí mismo. Los hilos que yo uso son mis propios cabellos, arrancados de raíz y colocados en la rueca para convertirlos en una madeja. No hay nada más resistente en el mundo que ese hilo. Un hilo rojo, como la sangre, que encadenaría a cualquiera para arrastrarlo a la locura.

Ahí fuera hay una terrible tormenta tropical. Los grandes árboles se quejan agitándose como si fueran gigantes. El río se ensancha y pronto se inundará. Los gruesos muros de este lugar, un templo perdido para el hombre, son lo suficientemente resistente para no permitir que se escuche algo más que un ligero canto de la lluvia golpeando las paredes. El camino será una lengua de barro y los alrededores tendrán arbustos caídos, árboles podridos y cientos de animales que buscan sobrevivir, igual que haría cualquier explorador perdido en esta selva.

Mi hermana está sentada. Sus ojos se encuentran clavados en la puerta que da al pasillo. Sus manos se encuentran sobre sus piernas, completamente cerradas, y su espalda está encorvada como la de un animal. Está esperando que él entre, sonría a ambas y nos hable con la cuidadosa atención de siempre. No suele tolerar otra presencia salvo la nuestra y la de Jesse. Sigue sin querer comunicarse con alguien más. Es como si supiera que es un peligro para el mundo y para ella misma. Es la fuente, el manantial, y el motivo por el cual todos estamos vivos.

—Está a muchos kilómetros—le he dicho hace un buen rato—. Ha decidido manejar parte de nuestro legado. Sabes que invertimos en investigación, desarrollo médico y científico, para conseguir que nuestra Familia Humana perdure—expliqué sin apartar la vista del hilo rojo.

Ella sólo me miró con una leve sonrisa, como una niña que no entiende, y después siguió mirando la puerta. En ella estaba la esperanza de no encontrarse únicamente sola conmigo. Aún no nos hemos acostumbrado a nuestra mutua presencia. Khayman es el nexo que nos une. Él nos creó. Él nos dio la posibilidad de imponer la razón a la locura de Akasha. Supongo que siempre tendremos una deuda que saldar.

Seth, el hijo de la mujer que me condenó, me ha regresado la vista junto a otros vampiros puramente científicos. Colaboraron entre ellos con esperanza y cuidado. He recobrado la vista. Puedo ver mis delicados tejidos. Ya no sólo puedo sentirlos entre mis dedos como si fuera una enorme araña. Quizás eso soy para muchos... una araña inmortal que teje para mantener la cordura. Pero a él no le importa, pues sólo quiere complacerme. La mejor forma de complacerme es invertir en esos pequeños milagros. La Gran Familia Humana nos necesita.

La fuerza que yace en mi alma la impongo para dominar mis tejidos. Él la impone para dominar el volante mientras sonríe eufórico. Somos dos islas distintas, dos náufragos en mitad de un mar de sangre que jamás nos sacia del todo, que se han encontrado tras un terrible terremoto. Estamos hechos de la misma arena de Kemet, de su suelo oscuro y húmedo, y del mismo hilo. Su amabilidad es mi perdición, mi fuerza es mi atractivo y dominio sobre él. La hechicera y el leal sirviente, eso somos.


—Sí, la araña sigue tejiendo. Mekare, no temas. La araña tejerá y tú podrás caminar bajo la tormenta en plena oscuridad.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt