David quiere agradecer a Benji lo que hizo con este escrito.
Lestat de Lioncourt
Si tuviese que elegir un momento en
esta vida no sería el actual. Hay cientos de verdades mutiladas,
palabras que no se pronunciarán jamás, e historias que ya han
quedado varadas en un océano de oscuridad inmenso donde no existirá
la luz nunca más. Valles de tinieblas donde danzarán eternamente
cientos de los que una vez fueron compañeros, amigos, desconocidos
que una noche nos topamos y decidimos mantener las distancias y
aquellos que una vez fueron parte de nosotros. La historia ha
cambiado.
Sin embargo, he aprendido en estos
últimos años más que en toda mi vida mortal. Como vampiro he visto
la belleza de la noche y la condena. Una condena eterna de grilletes
y dolor. Sin embargo, también he visto millones de oportunidades que
han hecho que ilumine mi camino. He aprendido de todos aquellos con
los cuales me he reunido ante una copa de ponche caliente en un
tugurio, una taza de café en una refinada cafetería de París o en
un humilde negocio, familiar y acogedor, donde las camareras parecían
más parte de tu familia que de un cuadro abstracto de ciudad
cosmopolita.
Cuando escuché su voz por primera vez
noté una aguda inteligencia. Era alguien especial entre el resto.
Tenía agallas para elaborar ese Talk Show en el cual cualquiera
podía participar. Él entrevistaba a todo tipo de vampiro. Había
quienes llamaban para realizar peticiones de canciones, desahogarse,
buscar a viejos conocidos o alertar de algún peligro que creía
necesario dar a conocer. En algunas entrevistas lo vi sumamente
vinculado a los oyentes que pedían conversar, pero en otras parecía
divertido más que sumergido en las palabras de su interlocutor.
Por supuesto hablo del joven beduino
que pese a su pequeño tamaño parece un hombre adulto. Camina entre
nosotros con una sofisticación impropia de un muchacho. Su forma de
andar, vestir, hablar y expresarse provoca que parezca un adulto de
escasa estatura. Sus ojos hablan de miles de promesas rotas, dolor,
lágrimas, golpes innecesarios, y un amor profundo hacia Armand.
Confía ciegamente en él. Sabe que a su lado nada podría sucederle.
Conoce la lealtad y el amor, así como el respeto y ganarse a otros
con su encanto.
Jamás pensé que rogaría colaboración
a un joven vampiro como él. Un muchacho que a ratos me recuerda a
mí. Siempre busca la verdad. Es incansable. Cuando todos señalaban
a Lestat, como si fuera el culpable de todo, él sabía que era
totalmente falso. Creyó en mí, en mis consejos y retransmitió sin
cansancio mis palabras. Cientos se salvaron gracias a nuestro dueto.
Pero hubo miles que murieron como en la aciaga noche en la cual
Akasha despertó.
Sin él nada hubiese sido posible.
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