Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

viernes, 19 de diciembre de 2014

Tu amor

Armand y sus recuerdos, sus recuerdos y Armand. No tiene ni uno feliz.

Lestat de Lioncourt 

No importa el tiempo que haya pasado. Para mí se detuvo el reloj cuando tan sólo era un joven desesperado por luchar contra la muerte. Todos los placeres me fueron concedidos del mismo modo que me arrebataron el aliento. Yacía en una cama cubierto de mi propio sudor, con la frente revuelta y los ojos llenos de lágrimas. Iba a morir. Sabía que tendría que despedirme de todos los que había amado. Quizás me reencontraría con un Dios que había abandonado a su suerte. Podía ver la cara nítida del Mesías en viejos retablos y escuchar, con total nitidez, las campanas del monasterio. Iba a morir irremediablemente. Moriría y mi alma iría al infierno por el pecado derramado, la gula que mi insaciable cuerpo contenía y que me había llevado hasta el borde de la muerte.

Él apareció postrándose a los pies de la cama. Sus manos frías parecían un bálsamo para el sofocante calor que me envolvía. Las yemas de sus dedos apartaron algunos mechones de mi frente y palparon mis labios con dulzura. Él veía en mis ojos esa necesidad atípica en mí de sentir su amor.

Jamás tuve miedo a lado. Para mí era un ángel en un cuerpo duro de mármol. Comprendía perfectamente que no era un hombre común, pese que en otros tiempos así lo fue. Sus ojos azules no me eran intimidantes, sino terriblemente atractivos. Tenía el cabello bruñido y se derramaba sobre su típica levita roja. Sus labios se abrieron en señal de dolor. Supe que iba a llorar, o quizás ya lo hacía sintiendo rabia y desesperación, cuando me tomó entre sus fuertes brazos y me arrastró hacia un lugar seguro.

Allí, frente al cuadro de los Tres Reyes Magos, me creó. Nací de nuevo. Él me dio la oportunidad de una nueva vida drenando mi sangre y ofreciéndome la suya. Encontré el paraíso de sangre y el amor en su cuello. Mis labios besaron los suyos y mis manos acariciaron la seda de su melena. Ambos, en medio de la oscuridad, éramos al fin uno.

Por ello jamás cambiará nada para mí. Aunque él me abandonó a mi suerte. Nada cambia. Siempre lo voy a amar.



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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt