Quinn ha vuelto a dejar un escrito, ¿eso es síntoma que sigue vivo o es que las correspondencias llegan tarde?
Lestat de Lioncourt
El dolor se alojó en mi corazón
cuando tan sólo era un niño. La incomprensión rodeó gran parte de
mi vida llenándola de misterio, palabras alzadas al aire que
penetraban mi alma y miradas que jamás quise devolver. Mi madre
siempre me apartó de su vida. Durante algunos años desconocía la
verdad. Sin embargo, descubrí que aquella mujer, que me miraba con
desdén, era la que me había traído al mundo y mis padres, las
personas que se desvivían por mi educación y salud, eran mis
abuelos. Me sentí decepcionado y terriblemente confundido. Aquel
ángel de cabellos dorados, ojos azul profundo, piel tersa cargada de
maquillaje y terribles botas country era mi madre.
Recuerdo que deseé que me amara.
Muchas veces intenté que me aceptara entre sus brazos, acariciara
mis cabellos y me dijera que era un buen chico. Pero la esperanza se
fue disipando con el paso de los años. Me convertí en un huérfano
acompañado por una sombra, un compañero eterno, que era mi propio
reflejo.
Jamás pude creer que Goblin era mi
hermano. A veces creí que sólo estaba loco, pero en otras ocasiones
comprobé que había quienes podían verlo. Fue mi compañero de
juegos, aprendí palabras interesantes de su parte, pero él quedó
estancado en la inocencia y malicia de un niño desesperado por ser
escuchado. Finalmente se convirtió en una pesadilla de la cual no
podía escapar. Me sentía como si hubiese perseguido durante décadas
un conejo blanco. Todos me juzgaban como si fuera un demente, alguien
al que compadecer, mientras se le ofrecía un abanico de
posibilidades increíbles que no tomaba por miedo.
Tenía miedo a seguir en aquel lugar y
a la vez, pese a todo, no quería marcharme. Era una sensación
extraña. Quizás estaba destinado a ser lo que soy hoy en día. Es
posible que mis dotes de brujo, debido a mis verdadero linaje
Mayfair, influyera en mi destino. Un destino que acabó frente a
ella, una joven de cabellos de sangre y atractivos ojos verdes.
Se disipó la niebla de la soledad y mi
corazón al fin latió con una dirección segura. Dejé de perseguir
fantasmas para perseguirla a ella, una chica con una fuerza increíble
en un cuerpo que se consumía demasiado rápido. Desconocía que
moría cuando la contemplé con aquel pelo alborotado, numerosos
lazos en el cabello y atractivo escote. Su voz era dulce, igual que
las arrugas de su nariz cuando gesticulaba al reír. Simplemente era
una diosa y yo un idiota que se arrastraría hacia el infierno si
fuese necesario.
Su amor me dio fuerzas. Durante años
fue mi refugio. Incluso cuando mi cuerpo moría. Mi alma jamás dejó
de estar unida a ella. Ni mi madre, ni Goblin y nada de lo trágico
de mi vida podía detenerme. Ni siquiera los buenos consejos de mi
tía Queen eran escuchados. Amaba a mi tía, por su fuerza y su
bondad, pero jamás acepté su oposición ante esa unión tan firme y
trágica.
Desde hace más de una década
caminamos juntos, con las manos unidas, esperando que el destino nos
depare algo mejor que una muerte temprana.
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