Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

martes, 13 de enero de 2015

Daniel Molloy, un vampiro distinto

Marius halagando a un vampiro creado por Armand... raro.

Lestat de Lioncourt


Jamás pensé que terminaría siendo compañero de un joven como él. A decir verdad cuando leí el libro “Entrevista con el vampiro” pensé en miles de cosas, salvo esa. Miles de cosas que se acumularon en mi mente, como si fueran trastos viejos e inútiles. Miles de frases llenas de ira se acumularon. Habían roto una de las reglas fundamentales para los nuestros. Lestat ni siquiera había enseñado, o pretendido enseñar, esas reglas a sus descendientes. Era como si él hubiese permitido la publicación de esas memorias. Ni siquiera comprendía el motivo por el cual alguien aceptaba arriesgarse tanto. Si bien, lo conocí a él.

Cuando lo vi por primera vez parecía perdido. Estaba algo atemorizado, pero a la vez dichoso por todo lo que ocurría. Había visto cosas que jamás creyó que sucederían a su alrededor. Habían pasado algunos años desde que Louis decidió intervenir en su vida. En concreto casi una década. Y él estaba allí, junto a Armand, esperando que cualquier cosa sucediese. Era como si creyera que estaba protagonizando una película de acción donde nadie muere, la sangre es salsa de tomate y los muertos vuelven a la vida después que el director grita “corten”.

La horrible brecha entre creador y creado fue insuperable para ambos. Podía ver en sus ojos violetas el cansancio, hartazgo y miedo que provocaba Armand en él. Había una horrible división que los separaba por completo. Era como si el mundo se hubiese derrumbado sobre Atlas y éste, pese a todo, quisiera recuperar el aliento levantándose sin fuerzas. Era imposible. Veía en Armand el desprecio y desdén habitual en alguien que sabe que no se es amado, así como la esperanza inevitable de mi amor.

Reconozco que aún amo a ese pequeño ángel negro, ese querubín, que tantas noches arrancó de mí suspiros y palabras románticas. Sin embargo, mi amor es intratable. Sé que daño más su alma que cualquier otro. Nunca fui sincero con él. Jamás le ofrecí lo que él necesitaba. Fui mediocre.

Sin embargo, me he resarcido con Daniel. Ese chico está a mi lado desde hace décadas. He permitido que construya sus maravillosas maquetas en mi hogar. Tengo cientos de pequeñas casas, muros infranqueables, puentes, bosques profundos, valles inmensos, trenes, barcos de vapor, motocicletas antiguas o maravillosos rompecabezas de millones de piezas que tapizan algunas salas como si fueran gigantescos frescos de otras épocas. Se concentra en cada pieza, perdiéndose en su mundo, dejando atrás el dolor o los pensamientos más tortuosos. Su compañía es agradable. Cuando conversamos veo en él al hombre que fue y sigue siendo.

Cuando aquella voz me incitaba a cometer delirantes y aberrantes proyectos, provocando que tuviese un miedo atroz y un dolor terrible, supe que Daniel estaba en peligro. Él y todos los jóvenes. Sabía que si permanecía a mi lado podría morir. Sin embargo, él tomó la decisión de no soltarse. Me tomó de los brazos, me miró y me suplicó que confiara en él. Había superado un trance terrible nada más ser uno de los nuestros: el debacle y muerte de Akasha.


En estos momentos está a mi lado, a unos metros, observándome con una libreta entre sus manos. Anota cientos de palabras por minuto. Se deja guiar por la pasión. Me recuerda a mí cuando pinto. Es un vampiro inusual. Es un ser atractivo.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt