Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

jueves, 1 de enero de 2015

Dolor en el alma

Armand siguió mi consejo de leer al genio Shakespeare, sin embargo no logró comprender del todo al ser humano. Sólo quedó vacío.

Lestat de Lioncourt


Los años pasan y pueden llegar a ser cadenas que te anclan a la tierra a la que te aferras. La sangre que brota de tus víctimas es el único vínculo que encuentras con el mundo. Las obras de Shakespeare, tan llenas de muerte y seductores amores bohemios, te adentra en un éxtasis de venganza y sueños tan terribles que acaban siendo la lápida con la que sueñas. Quiero comprender al ser humano, pues en ocasiones me siento despojado de los pocos sentimientos bondadosos que pueden encontrarse en mi alma. Poco a poco me han herido, arrancado las plumas lentamente, mientras caía en una debacle.

Recuerdo la oscuridad penetrando en mis ojos pardos, olvidando los candelabros que iluminaban el estudio de pinturas de mil tonalidades, mientras mis manos palpaban los cráneos de cuencas vacías, desprovistos de rasgos carnosos y seductores, de las catacumbas. Me convertí en un siniestro ser que llevaba túnicas oscuras tan raídas como sucias. Mis largos dedos se hundían en la tierra, del mismo modo que palpaban los libros sagrados de la orden de la Secta de la Serpiente.

Extraño sus manos sobre mis hombros, tan pesadas y horribles, que me apresaban como garras. Sus dedos apretaban mis frágiles huesos, sus labios se posaban sobre mi nuca y sus palabras eran candentes aunque terribles. Pronunciaba mi nombre como un salmo y me repetía que todo lo hacía para fortalecer mi corazón. Corazón que terminó siendo piedra. Si bien, podía sentir su amor, su necesidad de ser escuchado y su fuerza. Reconozco que durante muchos años quise ser como él. Deseaba creer firmemente que aquello que hacía era lo correcto, como él creía y como todos parecían creer. Santino se convirtió en mi luz en las tinieblas. No obstante, él se marchó.

Me sentí desterrado. Alejado del cielo y el infierno. Caminé entre las ascuas de la soledad. Mi dolor no importaba. Nada importaba. Sin embargo, hoy siento que fue necesario sufrir para salvarme. Pero, ¿me salvé? ¿Logré salvarme? Quizás no merecía salvarme porque aún me siento arrojado a un terrible vacío.


París, 1880

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt