Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

miércoles, 21 de enero de 2015

El amor es extraño y me daba miedo

Arjun y Pandora hablando tras la muerte de algunos de los nuestros. Un encuentro esperado.

Lestat de Lioncourt



—Todo parece haber pasado...—susurró, mirándolo con franqueza.

—Así parece—respondió tomando asiento a su lado.

Todo había acabado de algún modo. Aunque todavía había estragos, divisiones, lágrimas, sufrimiento y dolor. La historia no es algo que esté finalizado, sino que sigue escribiéndose lentamente. La suya estaba derramándose de nuevo con letra rápida, aunque firme. Él la contemplaba como lo había hecho en sueños. Ella simplemente apretaba sus manos contra las suyas. Al fin estaban juntos frente a frente.

La ropa blanca, de una pureza similar a la nieve antes de tocar el suelo, de Arjun parecía destacar en mitad de la noche. Era como la espuma del mar. Se movía suavemente con la brisa. Las flores le ofrecían una fragancia maravillosa a su colonia, una mezcla única, mientras que ella permanecía en silencio contemplándolo él dudaba en hablar. Quería romper el silencio de nuevo. Sus maravillosos cabellos negros rozaban la tela de aquel vestido rojo, tan apasionado como su alma.

—¿Al fin rompiste el miedo que me guardabas?—intervino.

Ella contuvo sus palabras, agachó su mirada unos instantes y clavó sus ojos como si fueran balas en los de él. Eran dos dardos envenenados de imposible belleza. Cafés, como los mejores granos con los cuales se hacen los capuchinos italianos, y perfectos, como las gemas que ocasionalmente él le regalaba.

—No te temía a ti—explicó—. Temía a tus sentimientos.

—No los comprendías, ¿y ahora sí?

Ella rió fresca, como los lirios que cerca de ella florecían. Una risa agradable. La mejor de las risas. Tenía una voz hermosa y una risa aún más bella. Su rostro se iluminaba como las pequeñas velas que se solían poner en los altares a dioses y santos.

—Ahora he abierto los ojos, Arjun—respondió apretando un poco más sus dedos.

—¿Y qué has visto, señora mía?—preguntó.

—A un príncipe que lo dejó todo por seguir mis pasos, un hombre que nunca me detuvo, un ser maravilloso que decidió dormir porque no podía soportar mi marcha y un guerrero que no dudó buscar la verdad—su voz no temblaba y no había un ápice de duda, miedo, resentimiento o mentira. Ella decía la verdad tal cual nacía de su pecho.

—Hermosas palabras, pero no tanto como tu voz. Tu voz siempre es hermosa, Pandora. Una voz hermosa retenida en un cuerpo maravilloso que expresa los sentimientos de un alma pura, antigua y fuerte—respondió tan sincero como siempre, justo antes de sentir un cálido beso de sus labios en su mejilla.

Arjun había soñado con ese encuentro, esa paz y ese beso durante más de cinco siglos. Lo había soñado y al final los sueños se hicieron insignificantes comparado con lo que había logrado.



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Lestat de Lioncourt