Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

domingo, 18 de enero de 2015

Ella, el amor de mis noches frías

Armand se deja guiar por el amor de Sybelle, un amor que sin duda es correspondido. ¡Al fin alguien le quiere tal como él necesita! Así nos deja en paz a los demás...

Lestat de Lioncourt



Ella se convirtió en la luz que tanto esperaba. Era el motivo por el cual deseaba ser bueno. Mis pecados lo lavé con la muerte de su hermano. Ascendí a los cielos, vi a mi madre y a mis hermanos, mientras mis colmillos, en la tierra inmunda donde siempre he permanecido, se clavaban en la carótida de aquel desalmado. Era un desagradecido que mantenía secuestrada su música, como si aquella habitación de hotel fuese una caja musical, donde un ángel de cabellos oscuros aguardaba un milagro. Yo fui el milagro.

He amado a esa mujer desde el primer momento. Hacía mucho que mis ojos no se posaban en una imagen tan delicada, bondadosa y sumisa en ciertos aspectos. Sumisa porque era dulce y bondadosa como una madre, pero realmente tenía la fuerza de mil inviernos y el coraje de millones de guerreros. Las apariencias engañas. Ella era mi Wendy y yo era el Peter Pan que no sólo quiso robarle el beso con un dedal, sino que aprendió a dejar caricias sutiles en su cuerpo y rodear su alma con codicia.

De Shakespeare he aprendido que el amor puede ser dramático, pero fuerte. Quizás nos arrastre a cometer pecados terribles, los cuales terminan siendo parte de nuestras almas y las pesadas cadenas que arrastramos por este mundo. El amor que yo le profeso no tiene nada de Shakespeare, pero sí mucho de poema convertido en salmos y canciones de coro de iglesia. Puedo escuchar a los ángeles entonar salves a su belleza, mientras miles de pétalos caen sobre los dorados campos de trigo de su cabeza y rozan las nieves cálidas de sus pechos bien formados.

La contemplo cada noche. Ella me sonríe con una dulzura que desconocía en las mujeres actuales. Mueve sus dedos sobre la tapa del piano, comienza a tocar y deja que el dragón se coma a la princesa. Se convierte en bestia frente a mis ojos, pero sin dejar de ser una sirena. Cuando acaba ríe, se levanta y me abraza besando mis mejillas arrobadas por la pasión que ella desata. Puedo sentir su aroma de mujer muy próximo a mí y, así como, la calidez de su frío cuerpo, a punto de pedirle cazar una víctima en las calles neoyorquinas que tanto amamos.


Me enloquece. El saber que me ama me enloquece. Ver sus enormes ojos clavados en los míos, observándome como si fuera un chiquillo al cual amar indecentemente, me destroza. He comprendido que puedo amar todavía gracias a ella y al ángel guardián que siempre la vela, que es mi hermoso beduino. Ambos son mis puntos débiles. Ellos lo saben. Saben bien que no sabría sobrevivir sin ellos, pues me han mostrado la calidez que ya no existía para mí.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt