Maharet le dedica esta última sentida carta a Pandora. ¡Estas mujeres sí que son mujeres y no eso que sale en Crepúsmierda!
Lestat de Lioncourt
La conocí en un momento extraño y
difícil, pero ella comprendió exactamente a que me refería cuando
hablaba de salvar el mundo, no nuestro mundo. El mundo estaba en
peligro debido a los sueños de grandeza de Akasha. La Reina había
despertado convirtiendo nuestras vidas en miserables y angustiosas.
Miles de jóvenes morían a lo largo y ancho del planeta. Cientos
desconocían siquiera lo que ocurría a su alrededor, otros la veían
llegar como si fuera un ángel para arrancarles la vida.
Pandora me pareció una mujer racional
y correcta. Una de esas mujeres que deseas escuchar y observar.
Realmente aprendí de ella en aquellas horas, igual que de todos los
que nos rodeaban. Sin embargo, no dejo de preguntarme cuales fueron
realmente sus emociones en los instantes finales de la Reina Caída.
Recuerdo sus ojos oscuros, muy
profundos y enormes, que me miraban con impaciencia. Lo que ocurría
lo había visto en sueños, aunque no eran del todo acertados. Muchos
allí habían soñado con aquellos salvajes actos. Todos sabían cual
era el peligro. La alarma era general. Eric prácticamente temblaba
en un rincón, pero ella se mantenía firme. Tanto ella como
Gabrielle demostraron que ser mujer no es ser débil, ni estúpida y
ni mucho menos personas atadas a un lugar. Las tres habíamos
recorrido el mundo sin rumbo alguno, buscando quizás la verdad y la
paz con nosotras mismas.
Ella me pareció brillante. Sin
embargo, jamás mantuve un contacto seguido y directo. Sabía que
seguía viva y que su vida era valiosa. No sólo lo era para Marius,
sino para todos nosotros. Ella era una auténtica caja que conservaba
una verdad innegable. David supo arrancar algunos preciados
recuerdos, poniéndolos al servicio de todos y ofreciéndole cierta
libertad a su historia. Leí con cautela sus memorias y descubrí a
una mujer muy similar a mí. Me sentí orgullosa de haber compartido
con ella algunos instantes, pues luchar codo con codo con vampiros
como aquellos es todo un honor. Siempre quise acercarme a los más
fuertes, observarlos con admiración y respeto, para luego continuar
mi camino.
Me hubiese gustado hablar una vez más
con ella... una última vez... Quizás debí alertarla. Sé que ella
lo sentía. Pudo sentirlo en su propio ser. Lo hizo como aquella vez.
Pandora, cuídate. Pandora, lucha.
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