Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

jueves, 15 de enero de 2015

Ella, mi descanso

Avicus le dedica un texto a Zenobia. Un texto muy sincero y lleno de dolor, pero dolor del pasado.

Lestat de Lioncourt


Cuando recuerdo mis años como hombre mortal, como guerrero, tan sólo veo sangre y sufrimiento. Puedo escuchar el canto de las espadas luchando por cada segundo de supuesta libertad, mientras la sangre se derramaba en los fértiles campos y la noche asechaba con el quebranto de las heridas que no cerrarían jamás. Al contemplar el fuego encendido de la hoguera, crepitando y alzándose en medio de la penumbra, vienen a mí los sabores de la carne asada y las legumbres mal cocinadas. El apetito era mucho, el cansancio era extremo, pero todos creíamos que luchábamos para liberar al pueblo de sus peores pesadillas.

No éramos libres. Sólo éramos presos del orgullo de los reyes. Algunos eran mercenarios, otros creían realmente que luchaban por la verdad, el poder y la gloria de un país que ni siquiera recordaría sus nombres y rostros. Eso era mi vida: un cúmulo de dolor y sangre.

La guerra te endurece, pero no te destroza el corazón. Quizás te vuelve más frío ante la pena ajena, aunque aún así la sientes. Tenía tanta bondad en mis manos, tantos sentimientos que no dije y tantas palabras que guardé, que ahora lloro esperando que todo pase. Pues los recuerdos regresan, sobre todo cuando uno tiene tanto tiempo para rememorar.


Ella está a mi lado, como si fuera un ángel, tomando mis anchas manos entre las suyas, tan minúsculas, mientras hunde profundos ojos oscuros en los míos. Deseo hablarle de tantas cosas, de sueños que nunca realicé y de rostros difuminados en mis pesadillas. Quiero hacerlo, pero cuando abro la boca es para sonreír y recitar un poema que aleje sus miedos. No quiero que ella conozca ese lado bárbaro y terrible. Nunca le enseñaré como blandía mi espada. No deseo que me tema.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt