Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

domingo, 1 de febrero de 2015

Amigos, enemigos o compañeros.

La pregunta de Mael es la pregunta de todos... creo... 

Lestat de Lioncourt 


Salvaje. Me han tachado de salvaje. Muchas veces he escuchado esa palabra mientras caminaba a su lado. Soy un salvaje, un pobre diablo, un idiota, un cegado e iluminado por una fe vacía y una cultura carente de interés. Sin embargo, su pueblo, tomó varias de mis costumbres y las hizo suyas, aplastó los bastos bosques donde vivíamos en armonía con la naturaleza y no respetó aquello que nosotros amábamos. ¿Quienes son los salvajes? Para ellos todos son salvajes, ingratos, poco elocuentes y estúpidos. Todo lo que no sea su conocimiento, su verdad, su poder y su orgullo es vacío, es veneno o simplemente no sirve.

Cuando le vi por primera vez a los ojos vi la luz de mi pueblo. Pude contemplar al hijo de una de nuestras mujeres. Mujeres fuertes, bravas y locuaces muy distintas a las habituales. No eran sumisas, jamás lo fueron. Ellas, nuestras guerreras, eran madres, agricultoras y también tomaban las armas si era necesario. Pero ellas, las mujeres que daban luz en sus tierras, estaban postergadas a la sombra. Él había sido criado como un patricio, siendo hijo de un hombre rico, pero seguía siendo el hombre que salió del vientre de una celta. Él era celta. Su estatura, sus cabellos y esos ojos lo delataban.

Quise que conociera la cultura que había perdido, la libertad de los nuestros y la verdad que yacía en el interior de los robles. Pero él rechazaba cualquier pizca de verdad. Se negaba. Quería abrazarlo y llamarlo hermano, aunque él me empujaba con desprecio. Durante semanas quise que comprendiera la importancia del acto al que sería llevado. Un acto cruel y a la vez lleno de vida. Sería nuestro nuevo Dios, pues el anterior estaba moribundo. Algo había sucedido. Muchos habían caído. Él debía dar nueva sabia al roble.

Me odió. Sin embargo, yo no lo odié aunque sí lo desprecié.


Al huir tuve que ser yo, y no otro, quien se presentara ante el otro Dios, en tierras algo lejanas, para ser su hijo y convertirme en otro ser legendario. Si bien, hice lo mismo que él. Comprendí toda la verdad y decidí huir. Quise mi libertad. Pero no me fui solo. La libertad no era algo de uno, sino de dos. Avicus, el Dios del Roble, vino conmigo. Corrimos por las tierras que ahora son británicas, viajamos por los mares, cruzamos Europa y nos encontramos con Marius en Constantinopla. Allí, los tres, unimos fuerzas contra la serpiente. Creo, sin duda alguna, que esa fue mi etapa más feliz. Una etapa que aún hoy no me atrevo a olvidar.  

No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt