Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

sábado, 28 de marzo de 2015

Buscar mi propia fuerza

Khayman, y muchos otros, no lo dieron por muerto. Tenían razón. Mael estaba vivo.

Lestat de Lioncourt


La soledad puede hacernos perder el juicio. En ocasiones, la soledad está ahí sin más. No importa cuantos te rodeen. Es absurdo creer que la soledad sólo te abriga cuando el silencio llega, te abraza y susurra a tu oído. Hay quienes son incapaces de sentirse solos, pues llevan consigo una horda de recuerdos y promesas que les impulsa a seguir escalando en sus sueños, persiguiendo momentos, secuestrando palabras y aproximándose lentamente a lo que siempre ha deseado tener. Sin embargo, hay quienes poseen todo, inclusive aduladores natos, y notan un vacío tan terrible que puede provocar que terminen sintiéndose unos fracasados.

Me he sentido solo en muchas ocasiones. He deseado que alguien se apoyase realmente en mí, me tomase de los hombros y me dijese: Yo te escucho. Sin embargo, sólo he encontrado silencio, mentiras agradables y pasiones insípidas. Mi mundo, ese que es parte de todos nosotros, se redujo drásticamente. Quise creer en otros, seguir a otros, y buscar un Mesías para abrazar una nueva fe. No sirvió para nada. Comprendí que seguía sintiéndome tan vacío y absurdo como hacía tiempo.

Pensé durante mucho tiempo que estaba maldito. Pero luego comprendí que mi maldición es la mayor de las bendiciones. Acepté que tenía que ser yo mismo y no otro. Busqué mis raíces allá donde ya nada quedaba. Hallé la solución cuando el dolor de mis heridas me impedía salir a las calles y hacer mi vida con normalidad. Aunque, ¿se puede llamar vida a lo que hacemos? Nos arrastramos por los suburbios, buscamos gente a punto de morir por una sobredosis, enfermos sin cura, bastardos corruptos y mendigos que sólo tienen su alma para refugiarse del frío. Lo desconozco y no quiero inmiscuirme en esos temas. Ya me había cansado de ese círculo vicioso.

He recorrido el mundo escuchando el murmullo de una voz siniestra. Creía volverme loco. Mis heridas eran terribles. Por mucho que bebiese no me curaba. Durante años parecía un leproso. Me ocultaba en los bosques, bebía sangre de animal y buscaba la luz de la luna para guiarme entre las viejas raíces, hojarasca y hongos. Aprecié el olor a humedad. Saboreé la tierra entrando en mi boca en las mañanas más lluviosas y enterré mis dedos en la tierra cada atardecer.


Ahora, que la guerra entre los nuestros parece haberse enfriado, busco torpemente como mantenerme decidido. Busco a Talbot. Hay una historia que debe saber, un susurro que tiene que escuchar, y un ser que debe observar como si fuese una aparición.

No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt