Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

lunes, 9 de marzo de 2015

Pasión y dolor

¿Y qué hago yo con él? No sé. Me gustaría decirle que no le odio, pero temo que se lo tome demasiado bien.

Lestat de Lioncourt 


Me gusta leer sobre amores imposibles, disfruto de las películas de amores clandestinos y gozo, entre lágrimas, de los poemas de amor desesperado. Quizás me siento reflejado en cada línea. Siempre he querido ser amado por sus labios, rodeado con las cadenas de sus brazos, y sentir sus palabras rozando mi nuca mientras el tiempo deambula entre las manecillas de los relojes. Sí, siempre he querido algo romántico a su lado. Un sentimiento puro, nacido quizás del roce y el destino, pero la realidad siempre fue terriblemente miserable.

Deseaba conocer los intrincados hilos que movían a los humanos. Jamás dejé de poseer esa chispa de curiosidad y entrega. Él despertó en mí el muchacho que yacía dormido, aún esperando a su maestro, desde que dejó Venecia y correteó por los túneles subterráneos de medio mundo. Roma hizo que surgiera de entre las cenizas, sintiera el fuego lamiendo mis heridas y me reconfortada con su oscuras mentiras. Hice mía cada mentira y fábula sobre el Diablo, recé a Dios en secreto y caminé descalzo entre los vestigios olvidados de una religión floreciente. Él me rescató. Limpió con cuidado mis cabellos, desempolvó mis sueños y besó mis mejillas. Hizo que el mundo se cayera ante mí, me dejara nuevamente sin nada y me expulsara de mi infierno particular. De tener todo en mis manos, con una fe ferviente, acabé sin nada. Volví a estar desamparado y esperanzado. Quise que él me amase por encima de todo, pero sólo tuve mis miserables mentiras.

Mis manos se enterraron en la desesperación, igual que mi alma, y tenté su rostro como si fuera el de un Dios. Deseé que él fuese mi Dios, como lo fue mi Maestro. Era incapaz de pronunciar su nombre, pero lo balbuceé en su presencia. Me quebraba por completo ante la necesidad de ser querido. Acabé humillándome al implorar su amor, el cual no obtuve. Me despreciaba provocando que me sintiese abandonado por la gracia de Dios, pero también por cualquier creencia que pudiese sostenerme.


Ni Dios ni el Diablo. El único que me hizo bajar a los infiernos fue Lestat. Un infierno tortuoso que creció a sus espaldas, rodeándome, mientras que me negaba inclusive unas migajas de compasión.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt