Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

martes, 7 de abril de 2015

Mi humanidad perdida

Siempre lo recordaré como un hombre sosegado, pero también como un vampiro digno de ser observado, comprendido y temido.

Lestat de Lioncourt


Muchas veces he deseado probar de nuevo un melocotón. He imaginado como mi cuchillo lo cortaba, sacaba su hueso y lo lamía, para luego masticar con cuidado la pulpa. Podía hacerlo sentado frente a una tosca mesa de madera, en las escaleras de mi vieja vivienda o mientras cabalgaba por el desierto soportando su luz y su calor. Ya casi no recuerdo esa extensión terrible, amarilla como el oro puro recién bruñido, convertida en una manta voraz con sus múltiples dunas.

También he imaginado que levantaba una jarra de cerveza, brindaba por mis viejos amigos y reía como en otras épocas. He reído hasta el llanto, pero apenas puedo recordar el sabor del manjar que se derramaba por mi garganta. Por supuesto, está el sabor de la carne y de la tierra cuando caía en medio de las luchas, inclusive mi propia sangre y el frescor del agua tras un combate.

Puedo sentir en mi piel el sol dorándola, dándole aún más color, mientras mi larga melena se movía como una prenda puesta a secar. Recuerdo bien mis pies, casi desnudos, hundiéndose por la vereda del río, observando los campos y los brotes nuevos. Creo que todavía llevo conmigo el murmullo del agua.

¿Alguna vez fui humano? Sin duda. Tuve una familia, un buen padre y una madre preocupada. Aprendí a ser un buen mayordomo, pues ese era mi deber. Los mayordomos debíamos ser eficientes, rápidos mentalmente y fuertes para luchar junto a su rey. Él era mi amigo. En ocasiones me realizaba una serie de confidencias, se apoyaba en mí y rogaba que nos abrazáramos con fuerza. Había momentos tan cruciales para el reino que se sentía solo, perdido y abatido. Sin embargo, mi misión era servirle y darle el aliento que parecía perder.


Sí, fui humano. Sin embargo, los recuerdos parecen de otro.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt