Mich y sus cosas cursis, aunque le entiendo. Rowan se merece eso y mucho más.
Lestat de Lioncourt
La he contemplado mil veces. Sé cada
pequeño e invisible defecto de su rostro, los cuales la hacen
perfecta en su conjunto. Ella no busca sentirse atractiva, sino
dinámica. Se aventura en el mundo notando la fuerza de su instinto y
la verdad que lleva aferrada a su corazón. Su ética y moral a veces
ha pendido de un hilo fino. Yo he matado con las manos, las mismas
que siempre la acarician y protegen, y ella las ha aceptado como si
estuviesen limpias y fuesen a construir únicamente sueños, deseos y
pequeños momentos de placer. Nos hemos contemplado en silencio
durante largas horas, teniendo amenas charlas de ligeras muecas y
respiraciones profundas. En ella he visto el infierno, pero también
he sentido muy cerca el paraíso.
Sus virtudes son innumerables. Su
cerebro es brillante, su tacto suave, su aroma fresco y su
personalidad tan fuerte como el sonido de sus tacones bajo alrededor
de los pasillos del hospital, su reino secreto, donde se encuentra la
raíz de su poder. Sus ojos grises son terribles. Siempre he sentido
que muestran las tormentas, tempestades y dolores que las mujeres de
nuestra familia han vivido. La triste historia de los Mayfair, los
cuales han muerto con grandes fortunas pero habitualmente con vidas
miserables, está vinculada a nuestro camino y el sendero a veces se
hace empinado.
He comprobado que es fuerte, incluso
cuando parece que se doblega y permitirá que la muerte, el
desaliento y el dolor, la arrastren. Su alma es diferente. Afirmo
rotundamente que jamás he conocido a una mujer igual que ella. Y
creo fervientemente que nunca conoceré a alguien que pueda
igualarla. Me siento comprometido con sus cuidados, pero a la vez con
alejarme y esperar a que busque mi mano, mis brazos y besos.
Ella es la mujer de mi vida. Nunca
habrá otra.
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